LA SANIDAD EN MADRID, TAMBIÉN EN MADRID

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Me ha costado mucho ponerme a escribir este artículo, y solo la persistencia de la huelga, las declaraciones de ciertos convocantes, y el sospechoso tufillo electoral del momento, me han decidido a intentarlo. Y aún así, y a pesar de haberlo intentado hasta en la wikipedia, no he conseguido ni un solo documento, artículo o declaraciones, que me proporcionen una relación exacta y pormenorizada de las reivindicaciones del comité de huelga, lo que me obliga a entresacar de lo poco que he oído, leído y visto.

 

Hace ya algunas semanas que mi amigo, Antonio Zarazaga, puso en mis manos una considerable cantidad de datos que, tomando como premisa invocada la frase de Voltaire: “Ni supongo, ni propongo, solo expongo”, venían a incidir sobre el cariz poco profesional, más bien político, de la pertinaz huelga de atención primaria en Madrid. Mi problema es que, lo que para un médico es evidente, para mi apenas es una intuición, por tanto, he de reconocerlo, sin renunciar totalmente a la tendencia expositiva, no puedo evitar una cierta especulación. Una ignorante especulación.

Así que, puesto a documentarme, a intentarlo, y a fracasar sistemáticamente en el intento de encontrar fuentes que me merezcan algo de crédito por parte de los huelguistas, y por parte del gobierno de la comunidad, he decidido, a la espera de un artículo más documentado que pueda escribir con el asesoramiento directo de mi amigo Antonio, reducir este artículo a lo que me creo, a lo que no me creo y a lo que aspiro, respecto a la huelga, a la sanidad y a los políticos.

La última parte es la más fácil. Respecto a los políticos y a cualquier cosa que denuncien, reivindiquen o capitalicen, no me creo nada. Absolutamente nada. Su contrastada capacidad de mentir a todas horas y sobre cualquier tema, su interesada manipulación de los datos, y sus ofertas, que caducan en el mismo momento en el que alcanzan sus objetivos de poder y preponderancia, hacen que cualquier cosa que venga de su parte me resulte, en el caso más benigno, sospechosa. Y esta huelga, la lista de sus convocantes y su desarrollo así parecen aseverarlo, me parece fundamentalmente política. Y me explico. Vistas las estadísticas, consultados informes, desgranadas las posibles reivindicaciones, la atención primaria en Madrid ofrece datos preocupantes, pero no todos son originados por la gestión de la Comunidad de Madrid, y sin embargo, no veo huelgas en comunidades cuyos datos sanitarios son mucho peores que los de Madrid, pero están gobernadas por políticos afines a los huelguistas. Mal empezamos.

Descartada la pata política, veamos la razón y sinrazón de las tres, creo, reivindicaciones prioritarias de la huelga: limitar la sobrecarga laboral, aumentar la remuneración para fidelizar y atraer al personal médico a la Comunidad, e incentivar, para hacer atractivos, los puestos del turno de tarde.

Primer tropiezo: la plantilla de médicos de atención primaria de cualquier comunidad autónoma viene determinado por dos factores ajenos a la Comunidad de Madrid. El primero es el número de médicos que pueden pedir plazas disponibles en la Comunidad, y eso lo determina el gobierno cuando convoca las plazas a cubrir por los MIR, cada año. El segundo es el número de médicos disponibles para cubrir esas plazas, y aquí empieza el tomate, porque una cantidad considerable de plazas de médico de familia, o de atención primaria, quedan desiertas, en parte por falta de candidatos para cubrirlas, pero, y esto no se cuenta, porque muchos de los médicos que salen del MIR, que eligen su plaza según el número de cualificación obtenido, y, rara es la excepción, casi todos los primeros lugares eligen las especialidades de mayor prestigio social, y económico, teniendo que bajar varios cientos, bastantes, hasta encontrar la primera solicitud de una plaza de atención primaria, que quedan en un alto porcentaje desiertas, llegando al caso de que hay médicos que prefieren repetir MIR a elegir una de estas plazas. Y estas plazas, además, tienen no solo asignación de especialidad, también la tienen de Comunidad Autónoma a la que pertenecen.

Considerados estos datos, es evidente que la Comunidad de Madrid está atada de pies y manos para poder cubrir más plazas de médico que las que le asigna el gobierno, que además quedan en parte desiertas, por falta de candidatos.

Y esta falta de candidatos ¿Solo se da en la Comunidad de Madrid por sus condiciones de contratación? No, se da por igual en toda España. Es más, si revisamos las condiciones salariales de  estos médicos, comunidad por comunidad, veremos que los sueldos en Madrid están en la parte media alta de una tabla comparativa que tiene su escalón más bajo en Asturias, comunidad regida por el PSOE, que oscila entre los 2040-2970 € netos mensuales, y el más alto en Murcia, comunidad regida por el PP, que va de 3095-3854 € netos mensuales, moviéndose Madrid en un abanico de 2511-3508 € netos. Así que, si la reivindicación es económica, los huelguistas deberían de enfurecerse en Asturias donde el más favorecido de los médicos de atención primaria gana 100 € netos menos al mes que el menos favorecido de Murcia, o 538€ netos al mes menos que el más favorecido de Madrid. Ver para creer.

¿Y no se pueden traer médicos de otros países? Si, se ha intentado, pero ni así se han logrado cubrir las plazas. ¿Motivos? Podríamos volver a aducir los económicos, y acertaríamos bastante en cuanto a médicos de otros países de la comunidad europea, pero se desmonta cuando también se ha intentado desde Sudamérica con parecidos resultados. ¿Y por qué no se forman más médicos? Buena pregunta, la respuesta sencilla es porque no se han puesto los cimientos para que se den las condiciones imprescindibles para que esa formación pueda darse; la más compleja, y recurriendo de nuevo a Antonio Zarazaga, necesitaría, necesitaré, de un artículo completo que nos ponga ante las narices los manejos de los políticos y las condiciones en las que se permiten supuestas facultades de medicina que no pueden cumplir con los requisitos mínimos para dar licenciaturas.

Así que, desmontada la pata económica, y planteada la falta de disponibilidad de médicos dispuestos a cubrir las plazas, la primera pretensión del comité de huelga, que es absolutamente razonable y compartible, de limitar la sobrecarga laboral, solo puede tener unas consecuencias de las que el comité de huelga parece desentenderse: si no puedo aumentar el número de trabajadores (médicos) y quiero rebajar la carga laboral (número de pacientes atendidos por día), solo hay una vía, disminuir el número de pacientes atendidos y aumentar las listas de espera. ¿Por qué esto no se nos explica cuando se convoca la huelga? ¿Por qué, al tiempo que se convoca la huelga, se nos intenta vender un sistema sanitario ideal, para el que ni se dan las condiciones, ni se dispone de los recursos imprescindibles para llevarlo a efecto, salvo que se cambie el modelo de estado y se estatalice la sanidad, en su sentido más abrupto y oscuro?

El segundo punto ya está descartado, porque como ya hemos demostrado, no hay un problema económico, salvo el hecho de que todo el mundo en su profesión quiere ganar más, los médicos también, a pesar de lo cual hay médicos que, por vinculación territorial, por cercanía familiar, o porque sí, eligen plazas con menor remuneración en comunidades que les son más afectas.  ¿Y si la Comunidad sube los emolumentos de los médicos? Pues, tal vez, lograra que algunos médicos más eligieran Madrid, seguramente no los suficientes para paliar la situación, y crearía el precedente para una carrera de “cace usted al médico”, en el que tendría que competir con las demás comunidades autónomas, que a su vez harían lo mismo, creando una inestabilidad de plantilla de consecuencias imprevistas. Creo que tampoco esa es la solución. Yo quiero que los médicos ganen lo justo, y en ese punto de justicia no me parece que Madrid esté especialmente a la cola.

¿Y el tercer punto? Me parece de una injusticia palmaria ¿En qué profesión se incentiva el trabajo de tarde, siempre que sea en horario laboral normal? Se incentivan las guardias, se incentivan las horas extraordinarias, se incentiva cualquier actividad que se desarrolla en condiciones excepcionales, pero no el ejercicio de una profesión, teóricamente una vocación, en jornada laboral común a cualquier otra profesión, incluidas las no vocacionales.

Así que agotados los puntos genéricos, de clara vocación política, del comité de huelga de Madrid, yo voy a definir como es la sanidad que a mí me gustaría, y que creo que sería compartible por la práctica totalidad de ciudadanos no alienados de este país.

Quiero una sanidad universal y gratuita, dotada de todos los medios necesarios para su ejercicio, sin imposiciones ideológicas en los tratamientos cubiertos, con los controles adecuados para que sus profesionales cumplan adecuadamente, y sean correctamente pagados, con los controles necesarios para que los desahogados, no residentes, fundamentalmente europeos, que vienen de otros países a aprovecharse de la gratuidad de la nuestra que no tienen, ni pelean, en los suyos. Quiero una sanidad en la que no haya ni una sola posibilidad de que los políticos metan sus zarpas que todo lo manchan. Una sanidad libre de médicos funcionarios, más preocupados de sus reivindicaciones que de la situación de sus pacientes. Una sanidad correctamente gestionada, donde los miles de manos que se llevan lo que pueden, no tengan cabida, y sus recursos salgan de su capacidad de optimizar lo que tienen, y no de pedir sin tino ni mesura, tirando con pólvora del rey. Una sanidad donde se analice la productividad de sus miembros, para recompensar a los que se esfuerzan y penalizar a los que se aprovechan, habitualmente los que más gritan.

Claro que eso lo quiero, también, para la educación, para la justicia, para la administración y para todo aquello que pago con unos impuestos que, en su mayor parte, se destinan a satisfacer caprichos ideológicos del líder de turno, o para pagar sueldos fuera de rango a “aprietabotones” en parlamentos varios, mediocres, cuando no ignorantes, metidos a salvadores en ministerios y consejerías diversas, y que además se permiten, con los medios que yo pago, insultarme, tratarme de imbécil o intentar adoctrinarme, por mi bien.

Pues sí, esto va de sanidad, y de educación y de justicia, y de vergüenza, o de falta de ella, y de eficacia, en toda España, y también en Madrid.

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