El pasado 1 de mayo fallecía una de las figuras más importantes dentro del campo de la psicoterapia de las últimas décadas. Filósofo de formación Eugene Gendlin compaginó esta rama junto con la psicoterapia, aunándolas en un todo armónico y coherente, y realizando importantes aportaciones en ambos campos.
Gendlin se inició y formó en la psicología, en los años 50, con el famoso psicoterapeuta Carl Rogers, uno de los padres de la llamada psicología humanista. Según esta orientación psicológica los seres humanos tenemos una tendencia innata al desarrollo y a la autorrealización. En la terapia, la actitud del terapeuta debe ofrecer un espacio de empatía y aceptación sin juicio de todo lo que el cliente vaya reconociendo en su psique. Esto permitirá que el cliente acceda a esa tendencia natural despertando así todo su potencial para superar sus problemas y adaptarse mejor a las circunstancias de su vida.
El enfoque de Eugene Gendlin se enmarca dentro de esta psicología humanista, realizando aportaciones de gran valor que veremos muy brevemente en este artículo.
Durante 15 años Gendlin y sus colaboradores estuvieron estudiando miles de transcripciones de sesiones de psicoterapia, de enfoques muy variados, para tratar de encontrar cuál era la clave para que una persona consiga cambiar y evolucionar durante este proceso. Llegaron a la conclusión de que la respuesta no estaba en el enfoque teórico que seguía el terapeuta sino en lo que hacía el cliente. Me explico, las personas que conseguían cambiar hacían todas mención a ciertas sensaciones corporales difusas, poco claras, que sentían en sus cuerpos en relación a los problemas psicológicos que trataban de solucionar. Los clientes que accedían a estas sensaciones corporales cambiaban y quienes no lo hacían no cambiaban.
Este tipo especial de sensaciones corporales (difícil de definir) se convirtió en la clave de su enfoque terapéutico. No se trata sensaciones tipo dolor, frío, tensión,… tampoco se trata de emociones como ira, tristeza, nerviosismo,… que también notamos en el cuerpo.
Por ejemplo, muchas veces al conocer a alguien por primera vez tenemos intuiciones sobre esa persona, nos parece que lo conocemos desde hace tiempo o, por el contrario, nos produce un rechazo visceral sin saber por qué. Este tipo de información lo notamos en nuestros cuerpos a través de sensaciones sutiles a las que podemos acceder. O bien una persona puede sentir tristeza por algún motivo pero ¿cómo vive su cuerpo esa tristeza, cómo experimenta específicamente esa tristeza?. A este tipo de sensaciones Gendlin lo llamó sensación sentida, una percepción corporal de la globalidad de una situación tal como la vive nuestro cuerpo. En palabras de su autor “Una sensación sentida es cuerpo y mente antes de que se separen”. El acceso a esta sensación sentida nos permite disponer de una gran cantidad de información no racional sobre cómo experimentamos la vida específicamente. Prestando atención a ello podemos conseguir, a través de diferentes métodos, que nuestra experiencia sobre cualquier aspecto pueda cambiar de manera natural de una manera más enriquecedora para nosotros.
A finales de los años 70 Eugene Gendlin publicó un pequeño manual sobre cómo acceder a la sensación sentida y permitir que evolucione. El libro, que se convirtió en un best seller, se llama “Focusing. Proceso y técnica del enfoque corporal”. Con este libro pretendió que su descubrimiento tuviera un fácil acceso para cualquier persona, y no mantenerlo accesible sólo al mundo académico. Focusing es el nombre que dio al proceso por el cual podemos trabajar con la sensación sentida para evolucionar a nivel personal.
El gran descubrimiento de este autor fue señalarnos que en nuestros cuerpos hay una gran cantidad de información sobre cómo vivimos nuestras experiencias y que contiene una gran sabiduría sobre la manera en que podemos evolucionar. Además nos indicó que cualquier cambio que pretendamos a nivel psicológico debe anteponer el acceso a esta sensación sentida a cualquier racionalización que podamos hacer sobre nosotros mismos.
“El gran descubrimiento de este autor fue señalarnos que en nuestros cuerpos hay una gran cantidad de información sobre cómo vivimos nuestras experiencias y que contiene una gran sabiduría sobre la manera en que podemos evolucionar.”
Para conocer más sobre este proceso podemos consultar el excelente libro “El Focusing en psicoterapia. Manual del método experiencial”, dirigido principalmente a profesionales. También la página Web del Focusing Institute, que él mismo creó, www.focusing.org, con numerosos artículos en castellano.
Sirvan estas líneas como pequeño homenaje a este importante autor, una más de las muchas personalidades de nuestro mundo que buscan enriquecer nuestras vidas y que son escasamente reconocidas fuera de sus círculos de influencia, a pesar de su indudable valor.