LA REBELIÓN DE LAS EMOCIONES

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Nuestro cerebro es, hoy por hoy, la máquina de adaptación y de aprendizaje más compleja del universo. Máquina biológica por cierto, perfectamente diseñada para la vivencia y para la supervivencia.

También es verdad que muchas personas pasan por la vida o la vida por ellas, sin quitarles siquiera el sello de fábrica, desconociendo sus potencialidades por la simple pereza en muchas ocasiones, de tener que utilizarlo. Nada supera, de momento, en velocidad de procesamiento de información a esta máquina bioquímica y bio-eléctrica. Así pues estamos ante un verdadero prodigio de la evolución. Con sus más de cien millones de células nerviosas o neuronas, son capaces de efectuar entre ellas más conexiones interneuronales que partículas atómicas hay en el universo conocido.

Como podemos apreciar en la figura dos, nuestro cerebro está lejos de ser una masa indiferenciada, todo lo contrario, está compuesto por zonas perfectamente integradas a través de canales de comunicación perfectamente coordinados entre sí (figura 2).

En cada zona se delimita una función humana concreta, el lenguaje, la memoria, las emociones, el razonamiento numérico y todo lo que nos podamos imaginar. Pero no debemos creer que nuestro máquina biológica es tan simple, ya que su comportamiento es tan complejo que nos ha llevado años de estudio conocerla un poco más. Cada vez, podemos decir que vamos conociendo más nuestro órgano rector por excelencia.

Figura 2

 

El cerebro pues trabaja de forma mancomunada, en donde una zonas intervienen en el funcionamiento con otras. Tanto es así, que si una zona es afectada por algún traumatismo, otras pueden suplir sus funciones.

Así es la maravilla de máquina que tenemos dentro del cráneo: Rapidez, equilibrio y coherencia, tres principios primarios reguladores de la actividad cerebral. Con ellos nuestro cerebro es capaz de asegurar la adaptación al entorno de una manera rápida y eficaz.

Aquellas capacidades que nos hacen humanos se debe a que tenemos un máquina con herramientas suficientes para ello, pero también se debe a que la interacción que se produce con el entorno es tan coordinada como una baile sincronizado entre genotipo y fenotipo, dando como resultado la conducta, la acción final de todo un sistema.

Más abajo en la figura 3 podemos ver las partes fundamentales de nuestra máquina.

Figura 3

 

Podemos diferenciar que en realidad no hay un solo cerebro sino dos, son los hemisferios cerebrales unidos entre sí por una protuberancia llamada cuerpo calloso. Esta estructura es fundamental para que lo que hace o procesa un hemisferio, lo conozca el otro.

LA SALIDA DE LAS CAVERNAS

 El Día en que el ser humano se planteó perder el miedo a los elementos y salir fuera a investigar que era todo aquello de fuera de la caverna donde vivía, se produjeron dos procesos cognitivos simples pero de mucha transcendencia:

Empezó a entender lo que más temía. La curiosidad hizo que la realidad fuese vertebrada de forma más coherente. Por tanto, la realidad se hizo predecible. Todo ello le llevó a pensar que necesitaba algo fuera de él mismo para poder seguir conociendo su realidad. Una expansión de sí mismo, de sus capacidades, habilidades, destreza y fuerza. Ese día nacieron las herramientas. Las cuales, reorganizaron el trabajo de forma diferente, haciéndolo más efectivo.

Bien es cierto que no existe la linealidad tal y como se ha descrito. Ya que el proceso es largo en el tiempo y plagado de ensayos y errores, como forma fundamental de aprendizaje. De este modo la estructuración distinta del trabajo, obligó a estructurar la realidad también de forma diferente, con lo que fue posible, casi de forma obligada, esa extensión de nuestras capacidades cognitivas (dando lugar ya a las cognitivas extendidas)

CAPACIDADES EXGENDIDAS EN EL FUTURO

Desde Las cavernas hasta nuestros días, las herramientas para organizar y ejecutar el trabajo se han ido modificando y haciéndose, no solo más complejas, sino más globales. Gracias al proceso socializador del ser humano, hemos conseguido que todos tengamos acceso a esas mismas herramientas.

A nuevas herramientas disponibles, hoy día tangibles y virtuales, diferente forma de estructurar nuestra realidad, en donde, no solo hay elementos materialmente tangibles sino también virtuales exactamente igual de reales que los primeros. Evidentemente nuestras habilidades cognitivas vuelven a experimentar un proceso nuevo de expansión hacia esta nueva forma de construir la realidad inmersa dentro del mundo digital. 

Obviamente, nuestras capacidades expandidas ante estos ecosistemas de herramientas insertos en las nuevas tecnologías, son más complejas porque también implican mas funciones cerebrales y más redes neuronales, desarrollando aun más lo que se denomina en neuropsicología “plasticidad neuronal”. No es más que una adaptación, no ya de nuestro cerebro, sino de nuestro encéfalo y sistema nervioso central ante la nueva información procesada en los lóbulos cerebrales

Con todo ello, si hablamos de cogniciones, también hemos de hablar de emociones. Entendidas como un nueva forma de producirse y de activarse ante el uso de estas mismas herramientas que las nuevas tecnologías nos ofrece. Tanto es así que ya no deberíamos hablar de emociones, sino mejor aún de “tecno emociones”, término acuñado por la doctora Mar Souto Romero, profesora de la Unir.

Los sistemas emociónales que entrar en acción cuando interactuamos de manera correcta, o simbiótica, así como la forma de clasificar esas emociones, son totalmente diferentes a como lo hacemos en la interacción de manera presencial. Es decir, también podríamos estar, no solo a cogniciones o capacidades expandidas, sino también antes emociones igualmente expandidas, “LAS TECNOEMOCIONES”. 

No es baladí lo anteriormente expuesto, ya que estas emociones expandidas o tecno-emociones,  hacen que nuestro funcionamiento cerebral, también llamado mente, desarrolle nuevas formas de afrontamiento ante las mismas. Por desgracia los estudios en este campo son escasos, centrándose los que hay, también escasos, en la dependencia capaz de general el uso inadecuado de estas herramientas tecnológicamente nuevas.

¿EMOCIONES EN LA EMPRESA?

Muchas grandes compañías entendieron el papel del sistema emociona en el rendimiento y en la productividad de las emociones. Google, sin ir más lejos, hace tiempo cambió el concepto del trabajo, haciendo posible que muchos trabajadores tuviesen la iniciativa de crear sus propios entornos en donde desarrollar su actividad. Por ejemplo trabajando desde casa. Así el trinomio estoy bien-me siento bien-trabajo mejor es cada vez más real y efectivo. Con la conjunción de estos tres elementos se consigue no solo producir más, producir mejor, con más calidad en el servicio que ofrecemos y, sobre todo, un mayor compromiso con la empresa.

Sin embargo, esto no es nuevo. Todo cambia desde que las páginas webs 2.0 cambian nuestra forma de interactuar con las TIC (Tecnologías de información y comunicación). Lo cual en nuestro puesto de trabajo hemos de relacionarnos con aplicaciones, ecosistemas de herramientas inteligentes que nos obliga a construir una realidad interactiva. Un intercambio de información entre la herramienta y nosotros en donde hemos de tener presente los datos de nuestra empresa o de nuestro puesto de trabajo. Nos obliga e elaborar perfiles de búsqueda con el fin que nuestros sistema informático nos ofrezca de manera selectiva lo que buscamos y que sea lo mejor para nuestro servicio o producto. ¿Cómo se organiza nuestro sistema emocional ante esto? Buena pregunta.

Quizá en esa década se termine de desarrollar otra realidad aun más excitante que las páginas 2.0. Las páginas proactivas o también llamadas páginas 3.0. Estas pueden definirse como aquellas plataformas o herramientas online capaces de ponerse en contacto de manera inteligente con otras webs usando un lenguaje natural. Dicho con otras palabras, son las webs semánticas. 

Hoy día esta tecnología se ha desarrollado en buscadores: https://www.thebrain.com/https://hotelmix.co.uk/quintura.html,Pero su desarrollo es exponencial. 

Volvemos a preguntarnos la misma cuestión que hacíamos anteriormente: ¿Qué papel desempeña nuestro sistema emocional ante estas nuevas herramientas proactivas aplicados a nuestra empresa o trabajo? Habría que cuestionarse también ¿cómo es afectado y de qué forma se reorganiza para interactuar de una manera adecuada con estos sistemas? Estamos hablando de herramientas online capaces de entender el lenguaje humano. En esa nueva dimensión o nueva era los chatbots a través de la inteligencia artificial son capaces de interactuar de manera activa con el usuario. Incluso serán capaces de mantener conversaciones habladas con el usuario. Empresas como Wannabot ya están desarrollando este producto (lenguaje hablado en el chatbot) para su aplicación en la empresa.

El panorama en la investigación de esta y otras variables es más bien pobre. No sabemos muy bien como nuestras tecno-emociones son moduladas y adaptadas a estos sistemas proactivos de navegación sin que ello afecte a nuestro trabajo o empresa. ¿Qué nivel de autoestima es necesario para obtener un rendimiento adecuado? ¿Cómo se ve esta variable afectada? Que emociones son las más adecuadas y las menos adecuadas para que nuestro trabajo usando estas TIC sea provechoso para nuestra empresa, ¿Qué emociones debemos entrenar y de qué forma para que nuestras carencias psicológicas no usen esta tecnología, favoreciendo una dependencia psicológica?

Las empresas tendrán que tener en cuenta las variables psicológicas en la selección de personal pero de forma diferente. Con el fin que la relación que haga el empleado con este nuevo ecosistema sea rentable, pero también beneficioso, no solo para quien las usa, sino para la empresa. Con ello se debe obtener un ambiente corporativo de trabajo y también de bien-estar.

Cambios de conceptos empresariales

 Es obvio que si damos la importancia que debe tener la tecno-emoción en el mundo empresarial para mejorar la calidad del producto fabricado o servicio ofrecido, parece de cajón que tengamos que hablar de cambios en los conceptos empresariales más comunes. Quizá el más obsoleto de ellos es de de competitividad. Este concepto no favorece un entorno en la empresa y en el desarrollo del trabajo precisamente relajado, sino más bien hostil. De esta forma, se percibe al compañero como rival al que superar, favoreciendo la disgregación. 

 El concepto nuevo que habrá que tener presente en el balance de resultado de las empresas es el de cooperación. Antítesis de la competitividad salvaje del actual sistema.  Tanto es así que el éxito empresarial se mide por el beneficio financiero, con lo que tenemos empresas dirigidas a la producción a cualquier precio. Por otro lado, el beneficio económico se mide por el PIB (Producto Interior Bruto). Si la economía debe estar al servicio del ciudadano y no sólo al servicio del beneficio, las nuevas empresas han de fomentar y tener muy presente el valor de las emociones cara a la creación de un bien-estar y felicidad en el puesto de trabajo.

Esto nos lleva a un modelo de empresa basado en la cooperación a nivel intra e interempresarial. Tanto es así que las nuevas políticas económicas podrían hacer reducciones fiscales y de impuestos a aquellas empresas que presenten en sus balances de resultados, valores como la cooperación, la honestidad, la responsabilidad y en definitiva que el empleado se identifique con el proceso productivo inmerso en lo bien que se siente mientras trabaja.

Son los principios de la teoría del bien común de Forbes en donde se podría comenzar a poner en valor el sistema emocional de los empleados de una empresa. Sobre todo, mediante el uso de las TIC y canalizando esas tecno-emociones hacia formas adecuadas dentro de la producción.

VIABILIDAD DE LA EMOCION COMO VALOR

Pionera en España de este tipo de empresas que ponen en sus resultados el grado de satisfacción personal de sus empleados en el proceso productivo y con auditoria realizada (https://issuu.com/limoniumcanarias/docs/informe_final_ebc_limonium_canarias), es LIMONINUN CANARIAS (http://www.limoniumcanarias.com/), haciendo viable otra forma de crear empleo de manera sostenible y, sobre todo,  humanizada.

A nivel global más de 1.700 empresas y municipios en todo el mundo son conscientes de este valor que las emociones representan y en nuestro país, además del consorcio de Zaragoza más municipios de Extremadura, Alicante y Salamanca están evaluando como tener en cuenta el sistema emocional del trabajador en su interacción con las TIC. Es un principio, ya que nuestro sistema emocional no termina de madurar hasta la segunda década de vida del ser humano, localizándose el juicio práctico en el lóbulo frontal cerebral, es obligado que incluso los planes de formación y reciclaje que las empresas ejecuten tengan muy presente la forma en que sus empleados afrontan su relación con las TIC y como estas interacciones afectan el sistema emocional. Es necesario sepan identificar aquellas emociones originadas por estas interacciones virtuales (tecno-emociones) para poder analizarlas y procesarlas de una manera adecuada.

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