LA RAZÓN Y LA PALABRA: LA IGUALDAD CON DIOS A TRAVÉS DEL LOGOS

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El origen del lenguaje en los seres humanos sigue ocupando ríos de tinta académicos, que sin llegar a ninguna conclusión definitiva, muestran opiniones fundamentadas muy dispares.

Seguro que se acuerdan de la película Airbag y del personaje interpretado por Manquiña, que aparte de “hondonadas de ostias” y “muy profesionales” tenía otra frase sublime en su papel:  El concepto es el concepto. Fuera de esta verdad con aspecto de templo, queda un genial Manquiña y una irreverente invitación al deseo por profundizar en la cualidad que hace que no solo nos adaptemos al medio trasmitiendo conocimientos y desarrollando nuevos, sino que seamos capaces de conducirnos al desastre con una certeza y tino desmesurado.

Retomando el tema de la igualdad citada en el primer libro del pentateuco, atribuido a Moisés denominado Génesis, dios dice: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Y después de escupir y modelar con barro el cuerpo, le insufló por alguno de los agujeros de la nariz el hálito de vida, creando de este modo el alma o neuma humana y le encargó que a toda la flora y fauna del Edén, incluida la bichería para regocijo de los entomólogos, le fuera puesto un nombre.

Si leemos el Corán, texto sagrado de la tercera religión abrahámica, dios llega a descalificar a los ángeles al compararlos con el hombre, y someterlos a la prueba de recitar el nombre de las cosas del paraíso, algo de lo que no fueron incapaces y que el hombre, recién salido de fábrica, hace de manera virtuosa… Son cosas que pasan, que no se calcularon bien y qué trajeron como consecuencia, el cirio de hordas de ángeles queriendo dar un golpe de estado celestial… otro día le dedicaremos a este asunto que tiene mucha miga, unas letras.

La historia ya la conocemos: un árbol de la ciencia del bien y del mal, un fruto que en ningún lado dice que sea una manzana, una serpiente y la toma de conciencia de una desnudez que hace que la pareja de hecho se oculte de dios cuando sienten sus pasos por el Edén.

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El más helénico de todos los textos sagrados canónicos es el de Juan. Escrito en griego, comienza con la frase: Al principio fue el Logos. Logos se define como Palabra y Razón. La palabra como sostenedora del pensamiento y la articulación de un pensamiento razonado; y añade que todo fue hecho por el Logos y que todo se debe a él, y que éste se hizo carne.

Si recordamos a Orwell y su obra 1984, recordaremos que la Neolengua en el sistema despersonalizado y tiránico del Gran Hermano, consistía en reducir de manera notable en cada edición de su diccionario el número de palabras.

Un vocabulario rico, permite definir no sólo con exactitud, sino también avanzar en un constructo social y sentido crítico. A menos conocimiento de vocabulario, las opciones de expresar la percepción o construcción de una realidad se cortan y limitan, porque realmente no podemos ver en su plenitud, aquello que no podemos definir.

El trívium, formado por la gramática, lógica y retórica son los primeros peldaños que construyen el pensamiento y su trasmisión. El trívium es el conocimiento (gramática), que una vez entendido (lógica), se transmite al exterior como sabiduría (retórica). Y para ello necesitamos vocabulario: verbos, adjetivos, sustantivos…

Disciplinas do Trivium – Gramática, Lógica e Retórica – Sentidos Clássicos

En fin, como dice el dicho: Más vale no hablar y parecer estúpido/a que abrir la boca y despejar dudas.

En los Campos de Castilla, cuando el sol se oculta y el café borbotea.

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