Incidir en la mentira del gobierno de España sería entrar cuestionar su legitimidad para gobernar el país, habida cuenta que la confianza depositada en ellos por aquellos incautos que los votaron esta sustentada en la farsa,
dejando al lado el fanatismo de aquellos que votan a los suyos aunque sean los peores o por la sacrosanta vinculación que el partido del gobierno tiene con la iglesia católica, en cuyos sacramentos se sustenta la vida de los del domingo de misa y comida en familia, a través de cuya óptica ven a los de la izquierda como al hombre del saco, tachándolos de populistas, cuando no hay peor populismo que el que ellos hacen tratando a sus propios votantes como imbéciles al haberles ocultado datos de vital importancia para la gobernabilidad del país; aunque ciegos hay que estar para no saber leer entre líneas, o leer más allá de lo que los periódicos afines al gobierno o a la oposición quieren que lean sus incondicionales lectores, y que se empeñan en ver la política como una continua confrontación entre fuerzas en vez de cómo un entorno en el que se debata con sosiego lo que a los ciudadanos en general les interesa, que no es otra cosa que tener trabajo, una vivienda en la que vivir y poder asegurar, en cierta medida, el futuro y bienestar de su familia, amén de la prestación de determinados servicios públicos básicos como son la educación, la sanidad y los servicios sociales.
Pues bien, otra de la muchas cosas que este gobierno de rufianes, entendiendo por tal aquellos que viven del engaño y la estafa, han ocultado al país para no cuestionar su promesa de bajada de impuestos y de revitalización de la economía, es el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2016 sobre España, realizado el pasado mes de octubre, tras una visita que fue retrasada por la falta de gobierno tras las elecciones del 26J; en el cual se nos pide la subida del IVA en los tipos reducidos, que abarca una larga lista de productos y servicios como son los alimentos en general (excepto los que soportan un IVA superreducido) y el transporte, que tributan a un 10%; abarcando el superreducido a los productos de primerísima necesidad, como son el pan, leche, huevos, frutas, verduras, hortalizas, cereales y quesos, que tributan al 4%, además, de los libros, periódicos y revistas no publicitarios; medicamentos de uso humano; sillas de ruedas para minusválidos y prótesis y Viviendas de Protección Oficial o VPO.
Así mismo, en materia tributaria, el FMI pide al gobierno español la tributación medioambiental y el impuesto sobre los carburantes.
“Pues bien, otra de la muchas cosas que este gobierno de rufianes, entendiendo por tal aquellos que viven del engaño y la estafa, han ocultado al país para no cuestionar su promesa de bajada de impuestos y de revitalización de la economía, es el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2016 sobre España”
Finalmente, en cuanto al gasto público se insta a nuestro país a que se revise la eficiencia del gasto en educación y sanidad. Y todo ello para conseguir una reducción sostenida del déficit público y la deuda, cuyo excesivo tamaño sigue dejando a la economía española “muy vulnerable a las perturbaciones exteriores”, según se indica en el citado informe.
Debido a que el gasto público en sanidad es cada vez mayor debido al envejecimiento de la población, la sugerencia del FMI es el establecimiento de copagos, lo cual incentivaría la iniciativa privada y, en consecuencia, un mercantilización de la salud.
¿A dónde nos llevan estas medidas?. Aunque el FMI alaba la trayectoria seguida en nuestro país, señalando que “Las reformas introducidas en España siguen dando frutos”, sin embargo, añade que “es necesario profundizar en ellas para mantener un crecimiento sólido a medio plazo”, poniendo de ejemplo, como “la moderación salarial y una mayor flexibilidad del mercado laboral han contribuido a que la economía española recupere competitividad y genere empleo a buen ritmo”, aunque en ningún momento analiza la calidad del mismo que, como bien sabemos, se trata de un empleo precario y mal remunerado, de manera que la escasa recuperación de la tasa de desempleo lo es a costa de la explotación laboral de los trabajadores. Ello sin hablar de la deceleración de nuestra economía en el próximo año, aspecto que también analiza el informe de FMI, aunque no con demasiado énfasis.
Dicha deceleración, conforme ya indicó a mediados de año la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE), se debe fundamentalmente a que el precio del petróleo ha repuntado levemente tras caer abruptamente durante el último año, así como el impacto sobre las importaciones debido a la creciente debilidad de los países latino americanos, y los efectos decrecientes de la política monetaria del Banco Central Europeo. Por otra parte, el gobierno de España, consecuencia de las instrucciones dadas por la UE y de las advertencias del FMI, no podrá mantener la política expansiva que prometió y que inicio antes de las elecciones del 20 D, con la bajada de impuestos y la devolución de la paga extraordinaria a los funcionarios.
Lo cierto es que España aunque no ocupe el vagón que lleva el farolillo rojo, sin embargo, seguimos estando en los vagones de cola. Seguimos siendo los conejillos de indias de la economía europea que manejan los más ricos, encantados con un gobierno que se repite fiel a la voz de su amo, en este caso a Merkel, al que de vez en cuando dan una palmadita en la espalda para incentivar una medidas de contención del gasto público, basadas en una economía de restricciones que cada vez inciden más en una peor calidad de vida de los pobres ciudadanos, y que día tras día soportamos estoicamente, unos con la resignación de que las cosas nunca van a cambiar y otros con la indignación de saber que estamos ante una farsa tejida por los poderes económicos para beneficiar a los más ricos.