UN VIAJE APASIONANTE
La predisposición es el ánimo o disposición para hacer algo antes de que sea el momento o también la tendencia a experimentar o sufrir algo, por tanto, nuestra determinación de la voluntad hacia un fin es el elemento fundamental para que ese fin u objetivo se alcance, de la misma manera que si nuestro ánimo es contrario a ese fin bajo el convencimiento que no seremos capaces de alcanzarlo, producirá el efecto contrario.
Es cierto que lo intencional es consciente, pero no menos lo es que la fuerza de la intención no va depender de nuestro ego, porque el ego distorsiona la realidad al necesitar de buena imagen hacia los demás, de manera que las personas que viven dominadas por el ego no ven la realidad, están en una ilusión o fantasía que pretende situarlos por encima de los demás, con un resultado del todo negativo pues constantemente están viviendo en una dualidad que depende del resultado de la comparación dominando la intención como energía predispuesta al cambio.
Las mayoría de las personas dependemos del ego ya que nuestra pertenencia a un determinado grupo social hace que nos relacionemos con un prototipo como modelo de conducta que va a dominar nuestra intención, convirtiéndonos en lo que los demás piensan de nosotros, de manera que, nuestra reputación nos define.
Todos los seres vivos somos en esencia materia y energía, siendo ésta la que va a perdurar más allá de nuestras vidas, venimos de la energía y vamos hacia la energía, por tanto, la verdadera intención es la que se apoya en esa energía, algo que va más allá de la decisión del ego, de lo que la persona hace, se trata de una energía universal superior a nuestra existencia pero que se encuentra omnipresente en nuestras vidas. Se trata simplemente de conectar con ella.
Esa energía universal superior que delimita nuestra existencia es la verdadera Deidad, no como un ser con forma humana incluso animal que han representado y siguen representado las religiones, esas mismas que venden el perdón como único camino para alcanzar la vida eterna, sino como una suma de las energías de todo lo que existe en el multiverso y que, por tanto, nos convierte a todos en Dios, de manera que encontrar a Dios es llegar al propio ser, a la disipación de la propia ignorancia sobre el ser y la vida de cada cual.
Es la predisposición a encontrar el ADN de nuestra existencia, no como un esfuerzo deliberado, sino como un viaje espiritual que no consiste en llegar a un destino en el que vamos a obtener lo que no somos o no tenemos, sino como energía infinita e ilimitada que va a poner en marcha los aspectos no físicos, como son las emociones, los pensamientos y la forma de ser.
Se trata de desconectar más de nuestro ego, sólo así como proponía Patanjali hace más de veinte siglos: “Se abren a la vida las fuerzas, las facultades y posibilidades durmientes, y descubres que eres una persona mucho mejor de lo que jamás te habías considerado”, sólo así alcanzamos la verdadera fuerza de nuestra intención y el cambio que marcará nuestra verdadera evolución definida no sólo en nuestro ADN sino en el ADN universal.
Fuentes:
El Poder de la Intención. Wayne W. DYER. Penguin Random House. Grupo Editorial.
El ego distorsiona la realidad (lamenteesmaravillosa.com)
¿Qué son los estereotipos? – PlataformaSINC