Muy a menudo podemos escuchar decir a los demás “Al final me tuve que poner en mi lugar, y se tuvieron que callar”, y cosas así.

Es curioso cómo alcanzar la propia posición se usa solo en casos de emergencia, siempre hacia fuera, y por motivos de pelea. Es como si estar en el lugar propio conllevara cierto cargo de conciencia porque “me han obligado, yo no quería”.
Es un pensamiento tremendamente católico el tener como una virtud el dejarse a uno mismo para el final, y se considera generosa a la persona que antepone las necesidades y deseos de los demás a los propios, manteniendo fija la creencia de que alcanzar la posición del mártir es algo deseable y recompensado… En otra vida, claro.
Porque, lo reconozcamos o no, la mayor parte de las personas nos sentimos como hojas al viento de las circunstancias, y al sentirnos incapaces de alcanzar los deseos propios, nos resulta más cómodo y adornado socialmente “desvivirnos” por los demás.
Siento mucho ser un aguafiestas, pero no hay nada más egocéntrico que esta práctica miserable.
Sabiendo como sabemos que el ego siempre quiere volver al estado anterior, y el estado anterior suele ser de carencia, sentirnos bien por usar nuestra escasa energía en favorecer el crecimiento de los demás sin potenciar antes el nuestro propio, es una forma estupenda de no movernos del lugar que nos perjudica, pero manteniendo nuestra imagen de generosidad para ser aceptados y felicitados socialmente.
De esta manera nos sentimos protegidos de la envidia que genera el destacar por los logros, nos mantenemos diluidos en la manada y tenemos la excusa perfecta para no crecer.
Luego viene cuando, en una de esas que te has dejado los cuernos “ayudando” a alguien, y este no te corresponde en la forma, cantidad y momento que tu “necesitas”, decimos en Facebook “A veces un@ se harta de darlo todo por los demás, porque las personas te abandonan cuando no te necesitan”. A lo que sigue la programada acción social en forma de miles de comentarios que te refuerzan en tu absurda posición de mártir con comentarios del tipo “ Claro amig@, la gente es así de mala.. Tu sigue siendo tan buena persona, que ellos se lo pierden”, obviando el hecho de que si tú te has dejado para el final, no ha de extrañarte que los “demás” hagan lo mismo contigo.
Si tú no te respetas… ¿Porque el resto de la gente lo va a hacer?
Alcanzar la propia posición conlleva una serie de trabajos, actitudes y recompensas de las que vamos a hablar largo y tendido.
Pero esa es otra Historia, y será contada en otra ocasión.
¡Feliz día!