
Siguiendo con el tema anterior, que no es moco de pavo, vamos a continuar en camino de conquistar la propia posición.
Es de capital importancia, ya que situad@s en la posición propia, descubrimos que todo lo que nos rodea se sitúa dónde nos beneficia.
Existen un par de herramientas impresionantes que nos sitúan en nuestro lugar de forma inmediata, y vamos a ponerlas en juego.
¡Juguemos!
Una de ellas consiste en lo siguiente: Cuando deseamos algo hacemos ciertos movimientos externos para lograrlo, verdad? Es decir, emitimos energía hacia afuera, y esperamos una respuesta.
Sin embargo, falta una tercera acción, y aquí el YO es el responsable de que esta ni se nos ocurra. Nuestro YO es especialista en dividir para vencer. Es decir, que dualiza todo para que los dos elementos se confronten.
Después de realizar las dos primeras acciones, el YO corta ahí, de forma que solo haya dos elementos en juego, y acaben confrontándose de forma inevitable… Porque cuando uno emite un mensaje, lo normal es esperar una respuesta.
La trampa del YO es aportar ansiedad en la espera de esa respuesta, imaginando la forma, momento y calidad de la información que esperamos de vuelta, y cómo nos va a sentar. Esto hace que nos devore la impaciencia, el miedo o la forma en la que hemos imaginado esa respuesta.
Esta actitud impide que aparezca la tercera vía. Y al no aparecer el elemento que unifica, el emitir y el esperar se enfrentan. Sencillamente, porque al devorarnos la impaciencia por la respuesta, nos cerramos a que esta aparezca en otra forma o momento que no habíamos imaginado.
Peliculón, vamos… De esta manera, el YO es alimentado por la energía disponible.
Y esa ansiedad es la que nos saca de nuestra posición, porque nuestro estado pasa a depender de algo externo (la respuesta de ese mensaje), y sea un alguien o un algo, nos pone nerviosos saber que nuestra calma está en manos de un tercero.
El ejercicio a realizar consiste en lo siguiente:
Emitimos el mensaje (paso 1), esperamos respuesta (paso 2), y para no caer en ansiedad, sencillamente (si… sencillo!) ¡Calla! Como decía, sencillamente nos colocamos en la posición de recepcionar información sin esperarla.
¿Y cómo hacemos eso? Surge inevitable la pregunta…
Bueno, eso es un cómo, y formas hay muchas…. Una que funciona muy bien es usar el cuerpo. Dado que el YO habita en la mente, y le encanta consumir la energía del cuerpo, lo suyo es volver a recircular esa energía hacia el cuerpo, desviando la atención de los pensamientos.
Puede ser haciendo ejercicio, trabajando, bailando … La cosa es que esta tercera vía exige que el YO se calle un rato para poder situarnos en la posición de recibir sin esperar.
Y de paso, aprovechamos que el YO se está calladito un rato para meter un discurso positivo al respecto del tema que nos ansía.
La cosa es que, mientras trabajamos o hacemos deporte, nos llenamos de una sensación de merecer, ya que estamos trabajando en nuestro beneficio. Y esa sensación nos coloca en nuestra posición sin pensar en nada.
Y una vez en tú posición, podrás comprobar el milagro de observar como todo lo demás se va colocando en el lugar que te beneficia sin apenas esfuerzo, sin pensar en nada y sin ansiedad.
Existen más técnicas, pero esa es otra historia, y será contada en otra ocasión