Por muchos siglos, incluso milenios, los seres humanos se han preguntado quiénes, o qué, son realmente. Una de muchas preguntas e incógnitas existenciales que ningún filósofo, librepensador o científico ha sido capaz de responder con firmeza y definitivamente. Quizá sea la cuestión existencial de la humanidad más central: la auténtica y genuina naturaleza del ser humano.
Se han planteado tantas teorías como personas han considerado este profundo, epistemológico, gnoseológico y ontológico tema. Es cierto que hay, y no pocos, algunos marcos teóricos a lo largo del planeta que concentran mucho conocimiento general y científico y que crean, cada uno, una más o menos definida estructura compleja, usualmente denominada ‘teoría’, que intenta dilucidar algunas respuestas para todo este tipo de preguntas. “¿Quién soy yo?”, “¿Quién es yo?”, “¿Qué soy yo?”, “¿Qué es humano?”, “¿Qué es ser humano?”, “¿Qué significa ser humano?”, “¿Cuál es la esencia humana?”, y muchas preguntas más, son ejemplos típicos de cuestiones ontológicas que filósofos, psicólogos, científicos, economistas, padres e hijas, madres e hijos, mayores y jóvenes, modernos y antiguos, feos y guapos, fuertes y débiles, bobos y sabios se esfuerzan por, y encuentran problemas para, responder.Quizá tan solo un conglomerado de materia, una masa ordenada de átomos que se mueve a lo largo de su dominio medioambiental, el cual no es otra cosa que una heterogénea masa de átomos mayor; o el macroscópico resultado de una aleatoria danza de partículas subatómicas; o un núcleo de luz que se expande en una dimensión material comprimida por el espacio y el tiempo; o una única gota entre muchos millones de millones de otras gotas de un océano masivo, la cual es consciente de ser una única gota entre muchos millones de millones de millones de otras gotas de un océano masivo; o un tipo de animal, como cualquier otro, cuyos funcionamiento y comportamiento se generan a partir de unas cuantas aparentemente especiales delicias e incongruencias; o una clase particular de sistema nervioso evolutivo que transporta una caja de carne y huesos para hacer cosas; o un alma multidimensional atrapada en un fiambre tridimensional el cual está destinado a perecer desde el día de su nacimiento; o polvo de estrella; o un sueño vívido; o una broma; o un viaje; o un avatar de un videojuego intergaláctico; o una fantasía; o una lección; o una carga; o un regalo; o un dios; o un demonio; o ambos al mismo tiempo…; o un humano.
Otra cuestión a la que uno puede dedicarse una vez alcanzado este punto es preguntarse si todo esto realmente importa. Quizá no exista una respuesta razonable, comprensible y lógica para esta cuestión. Quizá todos los esfuerzos que han sido y están siendo realizados para alcanzar alguna conclusión sean inútiles. Quizá jamás seremos capaces de saber la respuesta; o quizá ya la conocíamos, pero la olvidamos…
Muchas opciones, puntos de vista, teorías e ideas han sido exploradas. Algunas de ellas puedan parecer ilógicas, locas, absurdas, ridículas; otras puedan sonar mejor. Sin embargo, la cosa es que realmente no sabemos nada. Otro hecho a considerar es que algunas opciones pueden ser compatibles, e incluso interrelacionadamente verdaderas, significando que podemos ser no una cosa u otra, sino muchas, simultáneamente.
Ortega y Gasset dijo que somos “nosotros y nuestra circunstancia”, o algo así. Siguiendo esta idea, muchos pensadores y científicos han proclamado que el ser es un centro que está rodeado por, equipado con y/o sujeto a muchos diferentes entes, partes, objetos, conceptos… Solemos decir “mi brazo”, “mi novia”, “mi casa”, “mis ideas o creencias políticas”, “mi dinero”, “mis sentimientos”, “mi personalidad” … porque, implícitamente, reconocemos que todas estas cosas no son nosotros mismos en esencia; tan solo nos pertenecen o acompañan, en parte. Pero definitivamente, podemos estar de acuerdo en que ‘yo’ no es ninguna de ellas. Algunas personas pueden decir que, entonces, somos todas esas partes juntas, como Julian Baggini expresa (Baggini, 2011). El filósofo explica que no somos el centro rodeado por muchos puntos de una circunferencia; sino, más bien, el círculo entero. En otras palabras, él describe que nuestra naturaleza no es un núcleo central que experimenta ciertos diferentes estímulos o que posee ciertas específicas partes; Baggini cree que ‘yo’ es el conjunto, la Gestalt, de todas ellas. Él dice que la variedad de los complejos procesos que ocurren en el sistema nervioso y en la mente del ser humano, el cual se encuentra integrado en una ecológica situación espaciotemporal constantemente cambiante, es aquello a lo que se puede referir como la naturaleza del ser humano, como la verdadera naturaleza del ‘yo’. Pero… ¿qué quiere decir Baggini realmente con esto?
La palabra ‘psicología’ proviene de dos palabras distintas del griego antiguo. Una es ‘psyche’, la cual significa alma o espíritu. La otra es ‘logos’, la cual significa suelo, alegato, opinión, expectación, palabra, habla, razón, proporción, discurso… En esencia, el campo de la psicología se halla en busca del entendimiento del alma humana. Qué tarea más simple…
De nuevo, muchas opiniones diferentes acerca de la existencia del alma humana se han producido a lo largo de la Historia de los seres humanos. En psicología, dos grandes opciones distintas han sido dibujadas, bien identificando por completo a la persona y la personalidad conjuntamente, bien radicalmente separando ambas (Echavarría, 2010). Algunos autores defienden una u otra opción; sin embargo, es cierto que la mayoría de los psicólogos/as son más propensos/as a entender la personalidad como algo que no puede ser separado de ningún modo de la persona. Está comúnmente aceptado afirmar que la personalidad humana, aunque supuestamente pudiendo variar a lo largo del tiempo, tiene un componente génico, un tipo de centro que es inmutable, fijo, predeterminado. Con esto, la mezcla entre persona y personalidad es inevitable.
No obstante, algunas opciones pueden ser ofrecidas para preguntarse cuestiones acerca de la naturaleza de la personalidad humana. Consideremos algunos hechos:
- Un ser humano es un organismo vivo.
- Un ser humano cohabita con otros seres dentro de un medioambiente ecológico.
- Un ser humano percibe, siente, se siente y piensa.
- Un ser humano realiza acciones; muchas de ella implican algún tipo de movimiento.
- Un ser humano se relaciona de modos diversos con otros seres, humanos o no.
- Un ser humano se hace preguntas, analiza, discrimina y comprende.
- Un ser humano es una criatura extraña.
Es posible que algunos de los enunciados previos necesitasen de una discusión profunda; aún así, considerémoslos como hechos básicos y verdaderos en relación con los seres humanos y a la existencia humana. Ante todo esto, los seres humanos son capaces de llevar a cabo una acción extraordinaria, la cual se trata de observarse a uno mismo y al ambiente de un modo conscientemente perceptivo, al igual que de un modo perceptivamente consciente.
Si los seres humanos son centros de percepción consciente, ¿qué es entonces la personalidad? La percepción consciente, por definición, no tiene características subjetivas que pudieran estar integradas en el constructo de la personalidad. Mantenerse tumbado o de pie, tan solo permitiendo que las cosas ocurran y observando cómo ocurren cuando ocurren, es igual para todo el mundo, para toda alma, para toda persona.
Considerar a los seres humanos como centros de percepción consciente abre dos puertas más. Una es el proceso de percepción, la otra es el objeto que es percibido. Si uno se enfoca en uno mismo cuando se adentra en los terrenos de la percepción consciente, este se involucra en un proceso de percepción en el que uno es el mismo objeto siendo observado y percibido. En esta situación: ¿qué es ‘yo’ y qué es la personalidad? Si uno juega al voleibol, uno está:
- Jugando a voleibol.
- Percibiendo conscientemente que está jugando al voleibol.
- Siendo consciente de que está jugando al voleibol.
- Siendo consciente de que está percibiendo conscientemente que está jugando al voleibol.
- Siendo consciente de que está siendo consciente de que está percibiendo conscientemente que está jugando al voleibol.
Quizá los bucles de consciencia sean infinitos. Incluso entonces, esto no sería relevante en absoluto pues todos estos bucles podrían ser reducidos a tres aspectos distintos: el ser que percibe, el objeto que está siendo percibido y el proceso de percepción. Sin embargo, considere un hecho sutil: aunque estos tres aspectos del ser se distingan, estos jamás pueden separarse; los tres son Uno. No existe ni un ser que percibe ni un objeto a ser percibido sin un proceso de percepción; no existe un ser que experimente un proceso de percepción sin nada que ser percibido; y no existe ningún proceso en el que un objeto es percibido si no hay un ser que perciba.
Volviendo a la idea de Baggini, el tipo de Gestalt que define como personalidad puede quizá ser identificado con el objeto conscientemente percibido. Entonces, la percepción consciente puede ser identificado con el término psicológico de ‘metacognición’. Finalmente, el ‘yo’, el ser, uno mismo puede ser identificado, como ya hemos comentado, como un centro de percepción consciente, el cual/quién experimenta un proceso y/o estado de percepción consciente cuando enfoca/dirige/alinea su atención con Uno mismo.
Brian R. Little explica que la personalidad tiene tres naturalezas: la biogénica, la sociogénica y la idiogénica (Little, 2016). Considera que la personalidad de cada ser humano se compone de una combinación única de estas tres. También explica un ejemplo de porqué en ocasiones al hacer esto o lo otro, aunque quizá pareciese que uno no estuviese siendo uno mismo, se debe a una mayor implicación durante ciertas situaciones específicas de uno de los tres tipos de la naturaleza de la personalidad humana. Además, Little habla sobre el concepto de los ‘rasgos libres’, los cuales permiten la participación en modos de conducta y comportamiento que, aunque quizá no sean “naturales” a uno mismo, sí pueden ser llevados a cabo con ciertos fines. Brevemente, Brian R. Little entiende la personalidad humana como una máquina que está compuesta por tres motores. Cada motor puede funcionar independienemente; también pueden hacerlo los tres, o dos de ellos, simultáneamente. La máquina produce un montón de resultados conductuales, gracias al funcionamiento de sus tres motores. La razón por la cual cada motor se encienda o se apague según qué momentos depende de muchas variables, como pueden ser lo los diferentes estímulos intrínsecos y extrínsecos dentro de la realidad experimentable.
La postura de Little parece mezclar ambos conceptos de persona y personalidad, aunque de forma distinta a como Baggini conceptualiza sus ideas, quién también parece fusionar ambos constructos. Little habla sobre el individuo, su personalidad y sus acciones dentro del mismo marco empírico-teórico. Más allá, habla de la personalidad como si fuese quién crease a la persona por medio de la persona activamente creando su propia personalidad. Little afirma que los proyectos personales son el núcleo de la existencia y la personalidad humanas.
Así pues, qué fue primero entonces, ¿el huevo o la gallina? Jamás lo sabremos. Parece ser que la vida está replete de bucles.
References
Baggini, J. (2011, November). Is There a Real You? Retrieved from TED: https://www.ted.com/talks/julian_baggini_is_there_a_real_you?referrer=playlist-who_are_you
Echavarría, M. F. (2010). Persona y Personalidad. De la psicología contemporánea de la personalidad a la metafísica tomista de la persona (Vol. 139). Espíritu LIX.
Little, B. R. (2016, February). Who Are You, Really? The Puzzle of Personality. Retrieved from TED: https://www.ted.com/talks/brian_little_who_are_you_really_the_puzzle_of_personality?referrer=playlist-who_are_you