La rutina cotidiana, los pensamientos y sentimientos de siempre perpetúan el mismo estado del ser, el cual crea las mismas conductas y la misma realidad.
Si queremos cambiar nuestra realidad, tenemos que pensar, sentir y actuar de nuevas formas, y ser distintos, convertirnos en otra persona y observar con una nueva mente.
Toda la realidad física no es más que energía que existe en una inmensa red interconectada más allá del espacio y del tiempo. Esa red, el campo cuántico, contiene todas las posibilidades y nosotros podemos hacer que se materialicen por medio de nuestros pensamientos (conciencia), observación, sentimientos y estado del ser.
¿De dónde viene la inteligencia que hace que nuestro corazón siga latiendo? Forma parte del sistema nervioso autónomo.
¿Dónde se encuentra este sistema? En el cerebro. El sistema límbico del cerebro forma parte del sistema nervioso autónomo.
Y en el cerebro ¿hay tejidos que sean responsables de que el corazón siga latiendo? Sí.
¿De qué están hechos esos tejidos? De células.
¿De qué están hechas estas células? De moléculas.
¿De qué están hechas las moléculas? De átomos.
¿De qué están hechos los átomos? De materias subatómicas.
¿Y de qué se componen principalmente estas materias subatómicas? De energía.
Al pulir la imagen del mundo donde creemos vivir, nos descubriremos colgando del vacío: el átomo es un 99´99% de energía y un 0´01% de materia; se compone principalmente de espacio vacío y patrones de frecuencia de información.
Pero esto no basta para explicar la naturaleza de la realidad. La física cuántica ha descubierto que la materia no se comporta siempre de la misma forma: las partículas subatómicas están sujetas a leyes distintas a las de las cosas que crean; están constantemente apareciendo y desapareciendo. Aparecen en las tres dimensiones y desaparecen en la nada (en el campo cuántico, en el sin espacio y sin tiempo), pasando de ser partículas (materia) a ondas (energía) y viceversa.
Además, los físicos cuánticos descubrieron un efecto (el del observador): al buscar la localización de un electrón, es cuando aparece ese electrón, afectando a la conducta de la energía y la materia. Por lo que la mente subjetiva ejerce cambios perceptibles en el mundo físico objetivo.
Así que nos esperan una infinidad de posibles realidades, si como observadores aprendemos a dirigir el efecto observador y a colapsar infinitas ondas de probabilidad en la realidad que elegimos…, ya que las partículas subatómicas están en estado de onda mientras no son observadas. Existen en todas partes y en ningún lugar mientras no son observadas. La realidad que deseamos ya existe como posibilidad en el campo cuántico, esperando a que la observes, y consigas esa situación física llamada experiencia vital.
Mente y materia están entretejidas; nuestra conciencia (mente) afecta a la energía (materia), podemos influir en la materia porque a nivel básico somos energía con conciencia. Somos materia consciente.
El universo cuántico está esperando a que un observador consiente (tú o yo) influyamos con nuestra mente (que es energía) para que las ondas de probabilidad energéticas se manifiesten en materia física, experiencias físicas en forma de acontecimientos en nuestras vidas.
No somos solo un cuerpo físico sino también una conciencia, que emite un patrón energético característico o una impronta, que cambia consciente e inconscientemente según nuestros estados mentales. Existe una interconexión entre los seres humanos y el campo cuántico: cuando dos partículas se vinculan estarán implícitamente conectadas más allá del espacio y del tiempo: todo lo que se haga con una, se hará con la otra, aunque estén separadas en el espacio. Como los seres humanos estamos hechos de partículas, lo que hacemos a los demás nos lo hacemos a nosotros mismos.
Por el mismo entramado cuántico, nuestro “yo” existente en un probable futuro ya está conectado a nuestro “yo” actual en una dimensión más allá del tiempo y del espacio.
La ley cuántica dice que todas las posibilidades existen simultáneamente. Nuestros pensamientos y sentimientos afectan a todos los aspectos de nuestra vida, más allá del espacio y del tiempo.
Con los pensamientos y sentimientos, que son energía (los primeros la carga eléctrica, y los segundos la carga magnética), enviamos señales al campo cuántico, y así nos comunicamos con él. Pero el campo cuántico no responde a lo que queremos sino a quienes estamos siendo: corazón y mente actuando como uno solo, en coherencia, una emoción elevada con un pensamiento claro.
Desde el punto de vista cuántico, debemos crear un estado distinto del ser como observador y generar una nueva huella electromagnética. Haciendo coincidir la nueva realidad que queremos materializar con la que existe en el campo como una posibilidad electromagnética. En cuanto coincide lo que estamos siendo (lo que estamos transmitiendo) con la posibilidad electromagnética en el campo cuántico, esta realidad potencial nos atraerá o nos encontrará a nosotros.
En términos de realidad cuántica, encontrarse en un estado de gratitud no es tan solo un estado mental intelectual. Lo que deseas ya existe en tu realidad. Nuestro cuerpo, que solo “entiende” los sentimientos, debe estar convencido de estar experimentando el resultado emocional de la situación futura.
Recibimos lo que enviamos. Es posible crear un estado de felicidad e inspiración. Para influir en la realidad (entorno) y/o cambiar una situación de futuro (tiempo), debemos dejar de aferrarnos al mundo exterior (sin espacio), perder la conciencia corpórea (sin cuerpo), y desconectar del tiempo (sin tiempo), para convertirnos en conciencia pura. Cruzas la puerta del campo cuántico no como “alguien” sino que entras como “nadie”: trasciendes el tiempo y el espacio.
Para entrar en el campo cuántico hay que entrar en un “estado” parecido. El umbral es el estado de “fluir”: estar inmersos en lo que estamos haciendo, de manera que las sensaciones temporales (la hora, la comida y el yo) se ignoran.
Debemos entender que cambiar nuestra mente es tener nuevas experiencias y obtener nuevas percepciones, es en definitiva, dejar de ser el mismo de siempre. Es trascender tus sentidos, entender que no estás limitado por las cadenas de tu pasado. Es llevar una vida más allá del cuerpo, el entorno y el tiempo. Es decir, cuando cambias tu mente, cambias tu vida.
Conéctate electromagnéticamente con el destino que deseas para ser atraído por esa situación futura. La mente produce efectos reales y perceptibles en tu vida.