#EnCasaconPLAZABIERTA
Cuando toca volver la mirada hacia dentro sin perder de vista el exterior, una de los mejores y más antiguos rituales es el de escribir.
Realmente pintar, bailar, cantar… Son formas de expresión que sacan al exterior los nudos.
Pero dado que el caos se encuentra en el mundo de las ideas, después de pintar, bailar y cantar… Lo mejor es escribir.
Es algo que podemos hacer todos, y como no es un libro lo que queremos escribir, no hay manual de estilo que seguir.
Escribe, escribe, escribe… Desahógate. Saca fuera todo el ruido que no te deja pensar, que no te deja ver… Dado que la presión de la situación es inaudita, escribir es la mejor válvula para desalojar toda esa presión.
¿Y hay que escribir bonito? No. Insulta, blasfema, se injust@. Saca toda la rabia sin culpa ni cargo de conciencia. Como esas cartas que escribimos sin ninguna intención de mandar a su supuest@ destinatari@.
El acto de sacar eso fuera, sin el daño que haría a la persona referida en el escrito (Incluso aunque sea un@ mism@), es tremendamente sanador.
Podrás comprobar como después de escribir y quemar esa carta el peso desaparece, la mente se calma y los buenos sentimientos, el perdón, la claridad.. Hacen su aparición.
Y puedes escribir cuanto quieras, a quien quieras y lo que quieras… Sin moral, sin restricciones… Los demonios mejor fuera que dentro.
Y si te animas, puedes escribirle a tu yo del pasado, y a tu yo del futuro… Incluso a tu yo del presente. Dile que le entiendes. Dile que le auguras un buen futuro y dile que toda esa carga interior ya no tiene lugar.
Dile que entiendes que tus pasos te hayan llevado a donde estás, y que no era posible hacerlo de otra manera. Dile que ahora que despiertas, te vas a ocupar de recoger lo sembrado, separar el grano, alimentarte de lo bueno, y replantar lo malo… Pero esta vez, con la conciencia clara y limpia, la vista al frente y el pecho lleno de amor y orgullo de ti mism@
Y comienza de nuevo, desde tu nueva posición luminosa.