LA LUZ

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Image by Free-Photos from Pixabay

Tan cierto es que sin la oscuridad no podríamos ver las estrellas como que para brillar necesitamos ver el lado positivo de las cosas.

Hoy me encuentro sumido en un profundo pozo, no es la primera vez y me temo que tampoco será la última, porque igual que el día y la noche se suceden, la vida es un cúmulo de experiencias buenas y malas, luz y oscuridad, blancos y negros con una amplía gama de matices grises que ahora no logro ver, porque la luz apenas penetra en el lugar que me encuentro, sólo un pequeño punto blanco muy a lo lejos que me da la esperanza de poder salir algún día.

El angosto espacio en el que me encuentro apenas me permite respirar, y siento como las uñas de mis dedos sangran arañando las paredes, intentando agarrarme a algún saliente que permita mi ascenso hacia esa diminuta luz. Tengo que esforzarme en salir, aunque me fallan las fuerzas. Él, ya no está presente como lo ha estado siempre que por mi torpeza me caía al andar, dispuesto en todo momento a tirar de mí para emprender de nuevo el camino. Él fue mi luz cuando la vida estuvo eclipsada, él fue mi apoyo, mi consuelo, el pañuelo que siempre secaban mis lagrimas, el ungüento que aliviaba el dolor de mis heridas.

Nunca me llamaba por mi nombre, no porque no me gustase, aunque ahora lo llevo con el orgullo del ser hijo de mi padre del que lo he heredado y que también recientemente se ha marchado… “Hermano”, me decía, con el amor de ese hermano mayor que se siente en la necesidad de proteger al pequeño, a pesar de mis cincuenta y tantos años…

Sí… tengo que esforzarme en ver la luz, porque sucumbir a la oscuridad del lugar en el que me encuentro sería ir en contra de sus deseos, de su lucha por mi propia felicidad que era parte de la suya, como lo era también la de todos sus seres queridos. Sólo tengo que agarrarme a esa gruesa soga trenzada por cada una de las cuerdas que quienes me queréis me habéis lanzado desde el punto que la luz asoma, sin perderla de vista.

Espero recuperar pronto las fuerzas para empezar la escalada, sólo tengo que hacer uso de la energía que él ha dejado en mi. Te prometo HERMANO que lucharé para que me veas como siempre me has querido ver, feliz… a pesar de lo tortuoso que pueda ser el camino que tengo delante.

Gracias HERMANO por tu herencia… el AMOR hacia los demás… tu honestidad… y donde quiera que estés espérame, porque siempre te necesitaré….

 

 

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