LA GUERRA DE LOS PENNSIONISTAS

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pensiones justas
Después de haber vaciado la hucha de las pensiones a Rajoy no se le ocurre otra cosa que contestar a los pensionistas que razonablemente protestan por las ridículas subidas de aquella, que no puede prometerles una subida mayor porque sería mentirles y crearles falsas esperanzas. Y, así, sin más da por zanjado el tema o, al menos, lo pretende.

Cuando un amigo mío bautizó como Don Tancredo a Rajoy, dio en el clavo. Un monigote sometido a la suerte de los acontecimientos, alguien incapaz de planificar nada, de buscar soluciones con visión de futuro. Su incapacidad de gobernar el país ya la he demostrado en reiteradas ocasiones, sólo sabe seguir las pautas que le marcan desde Europa de contención del gasto y de recortes que han demostrado que poco contribuyen a la recuperación económica.

Algunos saldrán con el cuento de que lo afirmado es mentira, que el país se recupera económicamente, que vamos en buena línea y que la mejor muestra de tener un presidente que sabe lo que se hace ha sido la imposición del artículo 155 en Cataluña para evitar el fraccionamiento de España. Que cantidad de falacias, un patriota que gobierna a base de la imposición y de mano dura, porque es incapaz del dialogo, convirtiéndose en un insensato, igual que lo son los independentistas.

Rajoy, sobradamente ha demostrado que su cabeza no funciona del todo bien, no solamente por esas ausencias, frases inconexas o tics nerviosos que delatan su gran capacidad para mentir con un giño del ojo izquierdo. También, los hay, que quieren demostrar que es una persona sobradamente preparada para el cargo, resaltando su inteligencia por haber sacado el número uno en la oposición de registradores de la propiedad, cuando en realidad su única virtud es el haber sido un empollón, un autómata de repetición, cualidad que aún preserva repitiendo consignas y mentiras, con el único fin de convertir  la mentira en verdad a base de repetirla una y mil veces.

Pero, centrando el tema, que no es otro que el de las pensiones, obligado a tratarlo ante la lucha iniciada de los pensionistas por una pensión digna que les permita llevar una vida digna,  ganada después de una larga vida laboral, donde religiosamente han  cotizado, precisamente, de cara a sus derechos pasivos.

En definitiva, los pensionistas no hacen más que pedir lo que les corresponde, lo que se han ganado a base de un esfuerzo continuado, algo muy distinto a lo que pasa con la clase política con derecho a pensiones de oro, aunque eufemísticamente las llaman complementos a la pensión, sólo por el mero hecho de haber cotizado durante siete años, cuando a los ciudadanos que los han elegido se les exige treinta y ocho años y medio. Si ya de por sí, este agravio comparativo duele, aún duele mucho más que el Presidente del Gobierno se quede tan fresco, o peor aún, tenga remordimientos de mentir a los ciudadanos, cuando en él es ésta la tónica general; mentiras, mentiras y más mentiras.

“los pensionistas no hacen más que pedir lo que les corresponde, lo que se han ganado a base de un esfuerzo continuado, algo muy distinto a lo que pasa con la clase política con derecho a pensiones de oro sólo por el mero hecho de haber cotizado durante siete años”

Rajoy no puede hacer la promesa de la subida las pensiones porque él mismo ha propiciado la falta de fondos para este fin. Ahora bien, si sigue habiendo dinero para mantener duplicidades de funcionamiento en servicios públicos, para el pago de personal de confianza que los políticos utilizan para su asesoramiento, o para mantener los altos sueldos de la clase política en general, a excepción de Concejales en pequeños municipios, donde la falta de recursos para una gratificación acorde a su trabajo es imposible, pone de relieve que son los únicos que pueden desempeñar vocacionalmente su cargo dentro esta clase que hoy día se nos muestra como indigna por los innumerables casos de corrupción y por los resultados de su gestión; amén de otros desmanes donde los políticos gastan los impuestos buscando no el bien común o general, sino la rentabilidad política de cara a su reelección en futuros comicios electorales, aferrándose de esta manera al sillón igual que los  ixodoideos o garrapatas se agarran a su huésped para vivir chupándoles la sangre, con la única diferencia que éstas solo lo hacen durante dos meses que dura su vida y los políticos, si pueden, durante toda su vida.

Dinero hay, el problema es donde se gasta, o dicho de otra manera, las preferencias que la clase política marca para delimitar el gasto público, entre las que parece no estar los jubilados y sus pensiones, tal vez porque consideren que no son lo suficientemente importante o, porque debido a su esperanza de vida no constituye un problema grave de futuro y, también porque como son viejos no tienen suficiente fuerza para luchar por lo que consideran justo.

Pues, mire por donde, Sr. Rajoy, que precisamente porque son viejos son más sabios. Como dice el refrán que el diablo sabe más por viejo que por diablo, perdón por la comparación, así le pasa a nuestros mayores, su dilatada vida ha contribuido a que su experiencia sea mayor que la de muchos jóvenes y no tan jóvenes que parece que se comen el mundo siguiendo, la mayoría de las veces cual meros borregos, consignas de políticos o movimientos sociales, sin pararse a pensar por ellos mismos.

Nuestros mayores, los viejos, como muchas veces los denominamos, no han nacido en los árboles siendo como son ahora…, no, ellos han sido también jóvenes con inquietudes muy parecidas de las que presumen ahora la juventud, nada nuevo se ha inventado, ellos son como un buen vino de reserva cuyos sabores y aromas mejoran o se potencian con el paso del tiempo. No son tontos, ni mucho menos y, precisamente porque no lo son, no permiten que los traten como tales, además de porque disponen de tiempo libre, ganado al igual que sus pensiones, no les importa luchar de forma activa por sus pensiones y, estoy convencido que así lo van a hacer,  sin tregua, con igual o quizá más valentía que quienes protagonizan otras demandas sociales.

Es por ello que no les basta que este Don Tancredo diga que no les puede prometer lo que no puede cumplir, porque eso no es verdad, sí se puede, primero haciendo un reparto más justo de la riqueza; segundo que la carga fiscal sea proporcional a la riqueza y recursos económicos de los contribuyentes y, en tercer lugar, marcado prioridades del gasto, entre las cuales, obviamente deben estar las pensiones, porque de otra forma estaremos ante un fraude a los pensionistas en activo que, dicho sea de paso, se han convertido en muchos casos en héroes anónimos al tener que tirar de toda la familia, hijos y nietos, por la grave crisis del mercado laboral, con pensiones, la mayoría ni siquiera mileuristas; pero también, sería un fraude a todos los trabajadores, por las deducciones que se hacen de su sueldo para garantizar su futuro.

Pero, como en todo tipo de protesta social, el número es muy importante, porque cuantos más seamos los que luchemos, mejor se oirá nuestra voz; de manera que, la lucha por las pensiones no sólo debe ser cosa de los jubilados, sino también del resto de ciudadanos, con el único objetivo no sólo de recuperar ese sistema público de pensiones que fue un ejemplo para muchos de los países de nuestro entorno geográfico, con pensiones dignas, no  dando de ganar a la banca con planes privados de pensiones, esa misma banca que se ha lucrado del dinero de todos los españoles en un rescate financiero que nunca recuperaremos a pesar que el Sr. de Guindos prometiese lo contrario.

Está bien visto que mentir es lo que saben hacer nuestros políticos, pero en este caso de poco les va a servir, porque quienes se han puesto en pie de guerra no piensan ceder ante el chantaje y su voto vale mucho, demasiado para que la balanza de gobierno se incline de un lado o de otro. Así que ojo, señor Rajoy, en este caso me parece que son los pensionistas los que tienen la sartén por el mango y el mango también.

 
 
 

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