► «Las formas que mejor expresan la belleza son el orden, la simetría y la proporción. Y las ciencias matemáticas son las que se ocupan de ellas especialmente».
— ARISTÓTELES. Metafísica (Libro XIII, cap.III, 1078).
► «Todo en el edificio se calcula y se analiza… la belleza es el valor absoluto de un organismo estético,… Esta belleza irradia en el alma humana una alegría interior que suscita un acuerdo irremplazable entre el hombre y el universo mediante el cálculo matemático, el juego de las proporciones, o en términos tomados del “Timeo” de Platón, de las medias pitagóricas,…
Los números que hacen que las concordancias sonoras produzcan placer en nuestros oídos son exactamente los mismos que deleitan nuestra vista y nuestra mente».
— Leon Baptiste ALBERTI. “De Re Aedificatoria”, IX.5.
La Geometría, “música en el espacio”, como decía Goethe, es una disciplina integradora y omnipresente. Es un lugar común para el músico, el matemático, el arquitecto, el ingeniero, el pintor, el diseñador, el biólogo, el sacerdote, el místico… Todos ellos, conscientes o no, son geómetras.
Desde la más remota antigüedado por las Matemáticas, y en particular por la Geometría, ha sido valorado por muchos pueblos y culturas y utilizado para levantar pirámides, templos, iglesias, ermitas, catedrales, mezquitas, palacios, cementerios y otros muchos tipos de edificios monumentales, por lo que por su carácter sacro ha sido bautizado como “Geometría Sagrada”.
La Geometría Sagrada establecía una diferencia entre lo que se concebía como mundano y profano, de aquello que se consideraba de carácter divino o venerable. Esta divergencia originó una ruptura entre las nociones geométricas que recibía la población y aquel otro tipo de geometría que se utilizaba para construir templos y edificios sagrados. Es a este tipo de Geometría, metáfora de la ordenación del universo, que cubre el estudio de las proporciones, patrones, sistemas, códigos y símbolos que subyacen como fuente de la naturaleza eterna de la vida de la materia y del espíritu, en términos pitagórico-platónicos, que se la conoce como La Geometría Sagrada, destinada a la creación del Arte y la Arquitectura dedicada a las deidades.
La Geometría Sagrada es una disciplina matemática y, como tal, tiene un carácter científico trasmitido a lo largo de la historia y entre culturas. Y la sacralidad se entiende en esta área en un sentido amplio, que no se ciñe exclusivamente a lo estrictamente religioso, sino que también abarca el estudio del universo y la naturaleza en sus múltiples manifestaciones, pues son su fuente de inspiración y la materia que analiza la disciplina.
Sabios y estudiosos renacentistas (Luca Pacioli, Piero de la Francesca, Leonardo, Rafael, Durero, Alberti, Barbaro…) tras siglos en los que el conocimiento se había guardado en la oscuridad de los monasterios, exhumaron fuentes, documentos y testimonios de la antigua sabiduría que sirvieron de base para monumentales escritos y textos como la magnífica obra “La Divina Proporción” de Luca Pacioli, realizada con el inestimable y genial amparo gráfico de Leonardo da Vinci.
Esto permitió reinterpretar y manejar unos conocimientos perdurables que proporcionaron en ese momento histórico, una nueva visión del hombre, de Dios y del universo entero. Y entre las muchas sabidurías que se recuperaron, estaba la vetusta La Geometría Sagrada, la que había hecho posible la construcción de pirámides, templos, santuarios, oratorios, zigurats,…, la que había prescrito la morfología de los órdenes clásicos: dórico, jónico y corintio; la geometría que de modo subrepticio había sobrevivido a lo largo de los siglos y que a pesar de todo había rendido brillantes resultados en el mundo medieval de sabiduría recluida en claustros y bibliotecas monásticas, y había dado como fruto las modestas iglesias románicas y las ampulosas catedrales góticas.
Pero esa geometría arcaica que se recobraba en el Renacimiento con entusiasmo era para muchos un conocimiento superior que permitía descifrar el lenguaje del universo, las propias leyes del cosmos. Lo que Pitágoras había llamado “La Armonía de las Esferas” era algo más que una noción poética o simbólica. Era una representación de números, ritmos, proporciones, frecuencias y formas, toda una La Geometría Sagrada, de lejana reminiscencia pitagórica en la que el cosmos se desenvuelve eternamente para explicar el movimiento de los astros, el crecimiento de las plantas, la morfología de las conchas y cuernos o la sutil estructura molecular del ADN
El macrocosmos sería semejante al microcosmos en sus leyes básicas, y a su vez igual al ser humano, que se halla entre ambos. Así Leonardo da Vinci ilustraría al “Hombre de Vitrubio”, al insertar el canon humano en un círculo (representación del cielo y la divinidad), pero también en un cuadrado (representación de lo terrenal y lo creado), de modo que el lado del cuadrado y el radio del círculo estén en “proporción áurea”; tal vez la imagen más emblemática de todo el Renacimiento.
La Geometría Sagrada es, en definitiva, ese saber científico que, al profundizar en las leyes elementales del universo, al sumergirse en el misterio creativo de la fracción de la unidad primigenia, integra, une y vincula a todos los demás conocimientos.
Y así es como podemos comprender la famosa, significativa y emblemática inscripción de acceso a la Academia de Platón:
► «No entre nadie que no sepa geometría»
https://www.facebook.com/ARTE.SAGRADO/videos/1619356284776290/
Interesante y pedagógica explicación.