MISERIA Y GRANDEZA DE PODEMOS EN SALAMANCA

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La Secretaria General de Podemos Salamanca, dimite por la “violencia”  interna del Partido.

Decía el científico político y pensador Robert Michels que “quien dice organización, dice oligarquía”. No estoy del todo de acuerdo con dicha afirmación, pero sí es cierto que dicho enunciado (y sus hipótesis ad hoc) sirven para explicar algunas situaciones que se dan en las organizaciones. Especialmente, en los partidos políticos.

Las organizaciones políticas, y más específicamente los partidos,  pese a lo que le pueda parecer al observar externo, son organizaciones ricas en debates internos: debates en los que se contraponen visiones de la realidad y análisis de las situaciones contrapuestos, concepciones distintas de lo que debe ser la política del partido, las formas en que se debe organizar éste, etc. Quien considere que todos los partidos son homogéneos internamente y que todos siguen sus líneas oficiales, desconocen profundamente cómo funcionan este tipo de organizaciones.

“Montar” un partido de ámbito nacional en unos pocos meses desde una dirección “promotora” en Madrid no es un reto, organizativamente hablando, fácil (sino, que se lo pregunten a Ciudadanos). Y si hablamos además de un partido de izquierdas, la cosa se complica. En definitiva, es el caldo de cultivo perfecto para que tarde o temprano vayan surgiendo desavenencias y confrontaciones entre “los locales” y “la dirección” (las cuales si son bien resueltas, forman parte del día a día de un partido)

No debemos olvidar que Podemos nació en un inicio como un movimiento social que intentaba emular en su organización al 15-M: de ahí la importancia que siempre han tenido en sus “Círculos” las asambleas y la deliberación. El problema de este modelo de organización, de deliberación permanente, es que llevado al extremo obstaculiza cualquier intento de generar acciones colectivas claras y concisas. Una organización pequeña puede tolerar este tipo de funcionamiento organizativo. Un partido con aspiraciones de gobernar, no.

Al contrario que en otros “Círculos” del estado, en Salamanca no hubo nunca un “líder” o “lideresa” claros. De hecho, estaba muy mal visto por la asamblea que alguien intentase llevar la voz cantante, y los que lo intentaban eran automáticamente focos de, cuando no críticas, sospechas con respecto a las motivaciones que estos tendrían para querer ser la cara visible de Podemos Salamanca. De ahí que nunca tuviéramos un “portavoz de asamblea” (tal y como había, por ejemplo, en Gijón) ni tampoco una “coordinadora” bien establecida.

Con esta deficiente estructura organizativa (y casi una decena de comisiones que trabajan independientemente unas de otras) esperábamos la asamblea de Vistalegre como agua de Mayo: por fin desde Madrid se establecería cómo debían ser las estructuras locales de Podemos, y podríamos poner fin a la hasta ahora ineficiente estructura con la que contábamos y veníamos trabajando desde el inicio.

Sin embargo, las decisiones de Vistalegre tendrían consecuencias imprevistas aquí en Salamanca. En primer lugar, se estableció que deberían de ser las corporaciones locales las que decidieran si ir o no a las elecciones municipales (habiendo pues dos posibilidades: presentarse a través de una candidatura de unidad popular o no presentarse a los comicios) Y en segundo lugar, para que los Círculos fuesen reconocidos oficialmente se debían elegir un Consejo Ciudadano y una Secretaría General. Creo que no hará falta recordarle al lector, en vistas de lo explicado más arriba, la dificultad de lo segundo dada la cultura organizativa que se había creado en Podemos Salamanca.

Por aquel entonces (Octubre- Noviembre de 2014) en Salamanca estaba surgiendo  con fuerza una candidatura de unidad popular (promovida, sobretodo, por el PCE) llamada “Ganemos”, a la que gran parte de los podemitas salmantinos miraban con cierto recelo. Razón que está detrás la siguiente cuestión que se planteó en una de las asambleas podemitas: realizar una votación vinculante en la asamblea sobre la postura que íbamos a tomar, como partido, con respecto a las elecciones municipales. Había tres opciones sobre la mesa: unirnos a Ganemos, crear una candidatura de unidad popular propia con otros partidos o, directamente, no presentarnos. El objetivo por el que esto se propuso no era más que el evitar crear una división que empañase el debate entre las candidaturas al Consejo Ciudadano y Secretaria General. De esta forma, en la campaña electoral interna para estos órganos, se evitaría que esta cuestión fuera un elemento central de las candidaturas que ya se empezaban a gestar. Sin embargo, la propuesta no salió adelante. Y lo que es más: la “profecía” se acabó cumpliendo.

Así, pocas semanas después, se presentarán dos listas a los comicios internos: una encabezada por Estefanía Rodero y otra encabezada por Fernando Gil Villa. La primera era pro-ganemos (aunque no lo dijeran en su programa electoral) y la segunda apoyaba la opción de no presentarse a las elecciones municipales. En este marco, los programas de ambas candidaturas eran irrelevantes. La cuestión de presentarse o no a las elecciones municipales lo había eclipsado todo.

Y aquí fue, precisamente, donde comenzaron los problemas. Tras los comicios internos, con la victoria de Estefanía y su equipo, Podemos Salamanca se adhirió automáticamente a Ganemos. Y digo automáticamente porque nunca se votó dicha adhesión en la asamblea podemita. Estefanía y su Consejo Ciudadano asumieron (erróneamente) que los votos que los habían convertido en la dirección de Podemos Salamanca les otorgaba la capacidad de tomar una decisión de tal calado.

No tardaron en llegar las críticas de aquellos militantes que no veían con buenos ojos el acuerdo con Ganemos. Ni tampoco tardaron en llegar las malas formas que, con el tiempo, se convirtieron en la marca distintiva de la gestión del partido por parte de Estefanía. El puesto de Secretaría General de un partido no implica sólo ser la cara visible del mismo ante la ciudadanía y otras organizaciones; implica también ser el máximo responsable de una organización local en la que se deben solucionar los conflictos que puedan surgir. Metafóricamente, un Secretario General debe de saber apagar las llamas que puedan surgir en el seno del partido. El problema de Estefanía es  que las apagaba con gasolina.

“Metafóricamente, un Secretario General debe de saber apagar las llamas que puedan surgir en el seno del partido. El problema de Estefanía es que las apagaba con gasolina.”


Así, en esas primeras asambleas del año 2015 siempre se planteaba la misma cuestión: “¿Por qué se ha decidido desde la dirección del partido apoyar a Ganemos sin haberlo consultado en la asamblea?” Y la respuesta siempre era la misma: ese pacto estaba reflejado en el programa con el cual la Secretaria General y el Consejo se habían presentado (lo cual era rotundamente falso). Ergo, si habían salido elegidos era porque los inscritos habían apoyado mayoritariamente dicho pacto. Además, Estefanía siempre enlazaba estas críticas con los “intereses revanchistas” de llegar al poder y de atacar a su persona por parte de aquellos que las proferían (máxime teniendo en cuenta que muchos eran de la “órbita” de la candidatura perdedora) Aquí cometió un error (de tipo psicológico) que Robert Michels señaló en su día: el de confundir tu persona y proyecto particular con el cargo que ocupas.

candidatura Secretaría General y Consejo Ciudadano Salamanca
Secretaría General y Consejo Ciudadano Salamanca

Ante las reiteradas críticas, desde la cúpula salmantina se empezaron a tomar una serie de decisiones que afectarían gravemente a la agrupación charra. Las asambleas pasaron de convertirse en el principal órgano del partido a ser simplemente un foro en el cual tanto Estefanía como sus más estrechos colaboradores comunicaban las decisiones que, en nombre del Círculo, habían tomado. Las comisiones pasaron de ser el corazón de debates políticos sectoriales a ser órganos sin ninguna utilidad, y que debían seguir las directrices de lo establecido por los “encargados de área” del Consejo Ciudadano.

Los efectos de éstas decisiones no tardaron en notarse: asambleas a las que cada vez iba menos gente, comisiones que iban inactivándose una a una. Y un ingente grupo de viejos militantes (que habían estado ahí desde los inicios) que decidieron hacerse a un lado. Muchos acabaron abandonando, lamentablemente, el partido; otros, empezaron a construir una estructura desde la que intentar que todo volviera a ser como antes.

El sociólogo Robert King Merton acuño hace ya décadas la expresión “profecía autocumplida” Esta se referiría a “la definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera»” Estefanía desde los inicios de su gestión había criticado a un sector entero del partido de querer acabar con ella. Irónicamente, finalmente dicho inexistente sector se transformó en una realidad.

Cuanto ocupamos un cargo (ya sea público o interno de un partido) la rendición permanente de cuentas y la capacidad de reconocer públicamente los errores propios deben de ser una constante. Estefanía nunca fue capaz de reconocer sus errores. Nunca supo resolver los conflictos internos del partido. Nunca supo escuchar a la otra parte.

La confusión de su persona con el cargo que ocupaba (lo cual se puede extender a muchos de sus colaboradores) la llevó a “bunkerizarse”, a rechazar críticas de cualquier tipo, a dirigir Podemos Salamanca de una forma autoritaria.

La confusión de su persona con el cargo que ocupaba (lo cual se puede extender a muchos de sus colaboradores) la llevó a “bunkerizarse”, a rechazar críticas de cualquier tipo, a dirigir Podemos Salamanca de una forma autoritaria.


Desconozco los problemas que surgieron entre la dirección del partido en Salamanca y la de Castilla y León; razón por la cual no voy a manifestarme al respecto. Pero cuando escucho palabras como “escucha y cercanía” y “violencia interna”, no puedo más que sentir una profunda indignación.

Una naciente organización no se hunde por casualidades del destino o por situaciones externas. Se hunde por su mala gestión. Por formas autoritarias. Por la falta de rendición de cuentas. La ciudad de Salamanca se merece una nueva política de verdad, no una farsa o una vieja política con apariencia de nueva.

Ante las posibles críticas que se me puedan realizar por este relato, quiero dejar muy claro lo siguiente. Ni voy, ni tengo pensado, presentarme a un puesto interno del partido de ninguna clase. Dejé la agrupación charra hace más de 7 meses; y así seguirá siendo. Esto no es ni una crítica destructiva ni una revancha. Pero si es un acto de justicia: las malas gestiones han de ser pagadas. Y las discusiones al respecto iluminadas por los hechos.

Y solo una última cosa. Estefania: las personas nos mostramos tal y como somos por nuestros actos, no por nuestras palabras. Al fin y al cabo, la realidad la modificamos a través de nuestras acciones. Haz un repaso a tu gestiòn. Observala desde lo lejos. Quizás, aunque lo dudo, encuentres el porque de todo lo sucedido.

7 COMENTARIOS

  1. Me parece lamentable que se llegue a esto, que no pueda solucionarse de puertas adentro o en última instancia con la intervención de “los de arriba”.
    Es injusto, pero así es, que a la gente de Podemos se les perdona menos “un pedo” que el latrocinio de Millones y millones de € que hacen otros.
    Ya está bien de tirarnos piedras a nuestro tejado y darle carnaza a los Buitres, por favor.

  2. Estimado José Villena, no se trata de que a Podemos no se le perdone pequeños errores y se difundan en los medios de comunicación. Se trata de dos cuestiones fundamentales dentro de un partido democrático, la primera y más importante la autocrítica, de la que Podemos carece, ya siempre está echando la culpa a los demás, lo cual lleva implícito una gran carga de soberbia, algo muy propio de los partidos de la casta, en el que, al parecer, se ha convertido el partido de D. Pablo Iglesias; y la segunda, transparencia.
    Jose Villena, acaso, estas de acuerdo con la gestión, hecha por la dimitida Secretaria General de Podemos Salamanca, porque si es así, apaga y vámonos, quiero decir que, entonces, tenemos poco de que hablar.
    Podemos al igual que cualquier partido está expuesto a la crítica pública, te guste o no te guste, sino que se dedique a otra cosa menos expuesta a la crítica social, y no se trata de darle carnaza a los buitres, se trata de que no se convierta Podemos, también, en otro buitres…

  3. Arcadia, tienes mucha razón en lo que dices. Yo personalmente no tengo confianza en ningún partido, porque sólo van en busca de satisfacer sus intereses personales y partidistas, valga como ejemplo la situación de ingobernabilidad en la que se encuentra España en estos momentos. Vaya partidos democráticos que no son capaces de llegar a un acuerdo si no hay sillones de por medio. No son capaces de oír al pueblo según se ha manifestado en las urnas el pasado 20 de diciembre, que está exigiendo a todos los partidos acuerdos de gobernabilidad.
    Pero, al margen de esto, lo cierto es que podemos, o mejor dicho sus seguidores, están haciendo un flaco favor al partido al no admitir las críticas de los demás con espíritu democrático, y si no es así, que compren una máquina del tiempo y vuelvan a los tiempos de Stalin, porque encajarían mejor.

  4. Conozco la trayectoria comprometida del autor del artículo con PODEMOS SALAMANCA, el cual nunca ha tenido aspiraciones de ningún cargo, sino aportar su grano de arena para conseguir más que un partido un movimiento político para el cambio de un sistema caduco. Creo que si alguien ha podido tener imparcialidad y buen hacer, aparte de otras personas que han dejado su comentario a este artículo, como Miguel y Guillén, es German, al que quiero dar las gracias por la valentía en hacer lo que ha hecho, que no es otro que el describir los hechos acaecidos en PODEMOS SALAMANCA debido, y eso lo digo yo, a una patética gestión de quien ha dimitido como Secretaria General, quien ha buscado siempre un protagonismo no merecido por su ineficacia, al igual que la de su Consejo Ciudadano.
    También quiero hacer mención a otras muchas personas que sin nombrarlas aquí han luchado en contra de la forma de actuar de la citada Secretaria y de sus palmeros del Consejo Ciudadano, a los cuales se les ha sometido por estos al mayor ostracismo dentro del partido en la ciudad charra, quiero resaltar su valentía y compromiso, y decirles a los que mandan en Podemos, que han dejado escapar a personas que aparte de tener materia gris en su cabeza, no la tontería de Estefanía y sus acólitos (muñecos de trapo), eran unas grades personas sin más aspiraciones que dejar que entrara aire limpio en una ciudad gobernada por fascistas.

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