LA ASOMBROSA JOVEN LILÍ ÁLVAREZ

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‘Mujeres en primera plana’ (Edhasa) es una antología de crónicas de los años treinta del siglo XX que Sergi Doria ha escogido para divulgar su frescura y calidad literaria, y rendir homenaje a la generación de las mujeres de antes de la Guerra Civil.

El 1 de octubre de 1931 marca la fecha en que se reconoció en España el sufragio de las mujeres. El Congreso de los Diputados dio luz verde a esa medida con 161 votos a favor y 131 en contra. Valga decir que entonces sólo había tres mujeres en las Cortes. Quien defendió ese proyecto fue Clara Campoamor, del Partido Radical (que se proclamaba republicano, laico, liberal y democrático); Doria la califica, no obstante, de republicana de centro derecha, quizá pensaran eso Victoria Kent y Margarita Nelken, las cuales –ironías de la vida- se opusieron al voto femenino aduciendo que iría en provecho de los partidos reaccionarios.

Entre las autoras de estas crónicas, destaco a Josefina Carabias y a Magda Donato, pseudónimo de la periodista y actriz Carmen Nelken, hermana menor de la mencionada Margarita Nelken; ésta fue crítica de arte, la primera traductora de Kafka al español (en Revista de Occidente), diputada del PSOE durante la República y que pasaría luego al PCE, de donde sería expulsada en 1942. Mencionaré las referencias en estas páginas a la torera Juanita Cruz, a la enigmática espía Margarita Stein o a la célebre Hildegart Rodríguez Carballeira, asesinada por su madre con sólo 18 años de edad.

En cualquier caso, deseo fijarme en Lilí Álvarez, a quien Jacinto Miquelarena entrevistó para ABC, en julio de 1931. Se trata de una de las deportistas más completas que ha dado nuestro país. Practicó la esgrima, el billar, el golf, el automovilismo, el patinaje, el montañismo y el esquí. Pero donde más brilló fue en el tenis, deporte en el que llegó a ser una figura internacional.

Lilí Álvarez nació en Roma el año 1905 y su nombre completo era Elia María González-Álvarez y López-Chicheri; un dato que revela una familia levantina de empresarios y aristócratas. Entre 1926 y 1928, Lilí fue tres veces seguidas finalista del torneo de Wimblendon, donde sería conocida como The Senorita. En 1929 ganó el trofeo de dobles de Roland Garros.

Volvamos a la entrevista de 1931. Lilí tenía 26 años y acababa de llegar a Madrid enviada por el diario londinense Daily Mail, con el objetivo de escribir una crónica de captar el pulso de la capital española a los tres meses de haberse proclamado la República. Lilí observaba un gran ambiente de tranquilidad en las calles y destacaba que parecía no haber pasado nada de particular.

Miquelarena la consideraba “una mujer de interés y de personalidad” y subrayaba que la encontraba inteligente, elegante y con verdaderas preocupaciones. Aquella joven figura del tenis mundial venía de hablar con el dirigente socialista francés Léon Blum. El gran periodista bilbaíno, que años después participaría la composición del Cara el Sol, recogía entero este párrafo entusiasta de la culta y audaz Lilí: “Iré al Congreso. Hablaré con los miembros del Gobierno, si me conceden unos minutos. Con Marañón, con Ortega y Gasset, con Unamuno, REDDDcon todos los que puedan orientarme y se resignen a que yo llene unas cuartillas oyéndoles. Me interesa de un modo especial la mujer española; de qué manera ha reaccionado ante el cambio de régimen, lo que piensa, a lo que aspira, cómo vive en estos momentos y cómo desearía ella vivir”.

La joven Lilí Álvarez insistía en que siempre había puesto el corazón en estas cosas, que había viajado mucho y que había hecho por el nombre de España todo lo que había podido. En aquel tiempo ya era autora de muchos artículos sobre sport.

¿Era de recibo que una deportista de élite escribiera artículos como el que le pedía el Daily News? Con conocimiento y sin complejo alguno, ella recordó que Vicente Blasco Ibáñez había escrito una magnífica crónica sobre el histórico match Suzanne Lenglen-Hellen Wills de tenis, celebrado en Cannes: “No es la primera vez, pues, que una zona se intercala en la otra. Sin hecatombes”.

Pasados los años y ya en la era de Franco, Lilí colaboraría en las publicaciones Cuadernos para el Diálogo (dirigida por Joaquín Ruiz Giménez) y El Ciervo (dirigida por Lorenzo Gomis y Rosario Bofill) Falleció en 1998.

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