Introducción.
La adaptación como mecanismo básico de supervivencia no es tan simple como nos pueda parecer. Tanto es así que dos son los mecanismos que la hacen posible, a saber: La asimilación y la acomodación.
El primero consiste en entender la experiencia después de vivenciarla. Conocer lo que ha ocurrido o se ha experimentado es crucial para que se produzca el aprendizaje q esa situación ha provocado. Después de ello viene la acomodación o los cambios internos que esa experiencia ha tenido en quien la ha vivido.
Cambios en hábitos conductuales, emocionales, actitudes. Ninguna experiencia nos deja indiferentes, aunque los aprendizajes queden mimetizados y automatizados, toda experiencia nos cambia, para bien si es un buen aprendizaje y nos ayuda a adaptarnos mejor o malo si es para lo contrario.
Gracias a ello, nuestra especie ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, haciéndonos no sé si más inteligentes, pero si más distintos. Tan distintos que fuimos capaces de organizarnos en grupo y poco a poco ir dando paso a sociedad o al menos a varios tipos de ella.
Heráclito, filósofo griego presocrático, dijo en cierta ocasión que nadie se baña dos veces en el mismo rio. Al menos eso dicen los manuales de filosofía clásica. Como todo lo simple, encierra una gran verdad: Todo es movimiento, cambio, adaptación, por tanto aprendizaje, por tanto, nos guste o no, nos motive o no, no solo estamos condenados a ser libres, sino también a cambiar, a evolucionar, por tanto a aprender. Aunque sea a no hacer nada, pero aprender se aprende.
El equilibrio
Queridos lectores, con el equilibrio hemos topado. No es baladí, ya que basamos nuestro sistema emocional y cognitivo en un equilibrio, sea el que sea, mejor o peor. Equilibrio al fin y al cabo, equilibrio que también está sujeto a la ley suprema de la evolución y la adaptación: El cambio, todo cambia y el equilibrio mental (emocional y cognitivo) no es ninguna excepción. La expresión observable de ese equilibrio lo llamamos conducta que puede ser más o menos coherente.
Lamentablemente, todo cambia, por tanto el equilibrio que teníamos siempre es frágil, o mejor dicho, flexible y si no lo es debe serlo. Un equilibrio frágil se rompe, uno flexible se adapta, evoluciona hacia otro mejor, más flexible y más adaptado. Como decía mi amigo Mohamed en su español arabizado: “más mejor”. Un equilibrio flexible que crece en complejidad con las experiencias, hace que la conducta sea más coherente ante la realidad que nosotros mismos vamos construyendo. Una realidad sana, libre de complejos y de anclas emocionales que frenan nuestro desarrollo personal.
El arquitecto de la inteligencia. El arquetipo.
Hemos descrito varios procesos mentales que no se dan en un trozo de piedra precisamente, sino en lo que llamamos cerebro aunque bien es cierto que su nombre exacto es encéfalo, que es todo lo que protege nuestro cráneo: cerebro, tronco encéfalo y cerebelo, el cual junto a la médula espinal configuran el sistema nervioso central. Todo ello basado en reacciones y trasmisiones bioquímicas y eléctricas.
Hasta ahí parece muy complicado, pero no lo es, porque nuestro encéfalo también sigue unas leyes de obligado cumplimiento. Leyes que no voy a describir ahora porque eso es otra historia.
Propongo una prueba: INTENTE TENER UN PENSAMIENTO SIN PALABRAS O UN RECUERDO SIN IMÁGENES. ¿Puede?, cuesta ¿verdad? Inténtelo de nuevo, ánimo. No puede. La explicación es sencilla. No ha podido porque lo que ha diseñado su inteligencia es la palabra, el lenguaje. Que, por cierto no se valora lo suficiente. Hablar bien, supone pensar bien y si cada pensamiento trae consigo una emoción también significa sentir bien, ayudando a tener un buen equilibrio flexible y por tanto una conducta coherente. El lenguaje es quien va conformando nuestra inteligencia, o lo que es lo mismo, nuestra capacidad de adaptarnos al medio externo e interno, ya que cuando nos hablamos a nosotros mismos lo hacemos con palabras y con símbolos. Símbolos que forman parte de un pensamiento general humano al que llamamos arquetipos que son patrones de pensamiento universales, común a toda cultura que se han ido confeccionando a lo largo del tiempo.
Cuanto mejor te adaptes tus experiencias las vivirás de forma más rica y tus aprendizajes serán mejores. Perdona que te tutee, pero a estas alturas del artículo no hacerlo supone ya un mal aprendizaje.
Realmente, la verbalización correcta, no solo no se valora suficientemente en nuestra sociedad, sino que da la impresión de no importarle a demasiada gente, ni demasiado a la intelectualidad, yo considero que se está perdiendo la corrección como otras muchas cosas a causa del individualismo y el aislamiento (estamos en modo “intro”) por más que vivamos en grandes poblaciones.
Saludos , Rosa