
Nadie se acordará de nosotros
Cuando hayamos muerto.
Nadie se acuerda de nosotros
Cuando estamos vivos.
Giran la cabeza cuando nos ven
Loan tu coraje y combate
Pero huyen de tu compañía
Porque tu presencia les hace incómodos
Poesía de Celaya o de Hernández
O de pepito Giménez.
Poesía de betún y rotulador
Poesía de huequito humilde
Poesía de verdades como puños.
Chillamos, pero nadie escucha
Por gritar demasiado alto,
O por demasiado bajo
O por demasiado rancio
O por demasiado innovador.
Siempre hay un pretexto para no escuchar al escribidor,
Al poeta panfletario
Al escritor sin sutileza,
Al escribano con los bolsillos llenos de verdades
Y vacíos de comida.