Es bien sabido, gracias a la evidencia científica, que las terapias asistidas con animales, especialmente perros, tienen un impacto notable en la mejora de la salud mental y física de los pacientes en hospitales. Este avance no habría sido posible sin la visión y el trabajo autodidacta de Francesc Ristol, CEO del Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC), quien convirtió a Barcelona en una ciudad pionera en este tipo de tratamientos.
En hospitales como el Clínic o el Sant Joan de Déu, los perros han dejado de ser simples visitantes para convertirse en aliados imprescindibles en el proceso de recuperación. Con su amor incondicional y su habilidad para conectar emocionalmente, estos animales no solo acompañan a los pacientes, sino que actúan como facilitadores emocionales, ayudando a superar la ansiedad, el estrés y otros desafíos emocionales.
El secreto de estas terapias radica en el vínculo único que se crea entre humanos y perros. Su capacidad para elevar los niveles de oxitocina —la llamada “hormona de la confianza”— y reducir la ansiedad y el estrés convierte a estos animales en compañeros ideales para áreas tan sensibles como la pediatría y la salud mental, donde los resultados están siendo extraordinarios.
Innovación y Humanización en las UCI
Hasta ahora, las terapias asistidas con perros se han centrado principalmente en pacientes ingresados en planta. Sin embargo, Barcelona de nuevo da un paso adelante y se posiciona como líder en innovación. En colaboración con la Fundación Affinity, la ciudad ha lanzado un programa piloto que introduce estas terapias en un entorno tan complejo como la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital del Mar.
Este enfoque amplía significativamente el alcance de las terapias asistidas, introduciendo beneficios clave en un espacio donde el estrés y el aislamiento son especialmente intensos. Según datos empíricos, las dos visitas semanales de los perros en la UCI reducen de manera notable los niveles de ansiedad y cortisol de los pacientes, contribuyendo a aliviar el dolor físico y favoreciendo la recuperación. Estos efectos, combinados con el consuelo emocional que los perros ofrecen, los convierten en un recurso esencial en un entorno tan crítico.
Además de sus efectos terapéuticos, este programa tiene un objetivo transformador: “humanizar las UCI”. A diferencia de los pacientes ingresados en planta, quienes están en cuidados intensivos suelen estar más aislados, lo que hace que la presencia de los perros cobre aún más importancia.
El impacto de estas visitas trasciende a los pacientes. Las familias, que muchas veces enfrentan momentos de incertidumbre y tensión, también encuentran en los perros un apoyo inesperado. Su presencia alivia la carga emocional, distrae en los momentos difíciles y ayuda a crear un ambiente más relajado. Este vínculo también fortalece la conexión entre pacientes, familiares y el personal sanitario, creando un entorno más humano y empático.
Los resultados del programa están siendo tan alentadores que tanto los pacientes como el equipo médico comparten un deseo común: que los perros pasen a ser parte regular del equipo en las UCI. Una integración permanente de estas terapias podría marcar un antes y un después en la forma en que se abordan los cuidados intensivos, reforzando el papel de los perros como aliados en la sanación física y emocional.
Gran Influencia Española a Nivel Internacional
El éxito de Barcelona como pionera en terapias asistidas con perros ha inspirado a otras ciudades y países a implementar programas similares. En España, instituciones como el Hospital Clínico San Carlos y la Clínica del Dr. León en Madrid han seguido este ejemplo, integrando perros de terapia para aliviar el miedo, el dolor y la ansiedad en áreas como salud mental, pediatría y cuidados intensivos. Madrid, en particular, está avanzando rápidamente en la humanización de sus entornos hospitalarios.
A nivel internacional, países como Estados Unidos, Canadá y Australia han adoptado terapias asistidas con perros en hospitales y residencias de ancianos, destacando su impacto positivo en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. En América Latina, iniciativas como las de UC CHRISTUS en Chile utilizan perros entrenados para apoyar la rehabilitación física, cognitiva y emocional de los pacientes.
Estas iniciativas reflejan una tendencia global hacia entornos sanitarios más humanos, reconociendo el papel invaluable que los perros pueden desempeñar en la mejora del bienestar y la salud de las personas.
La Triste Realidad y los Cambios Hacia un Futuro Mejor
A pesar de los avances en terapias asistidas, España enfrenta una realidad profundamente contradictoria y difícil de ignorar: es el país líder en Europa en abandono de animales. Según National Geographic y la Fundación Affinity, cada año se recogen más de 170.000 perros y gatos abandonados, una cifra alarmante que contrasta con el papel transformador que estos animales desempeñan en la vida de muchos pacientes. Mientras ciudades como Barcelona y Madrid demuestran cómo los perros pueden traer esperanza y sanar corazones, miles de ellos son olvidados y maltratados en distintos lugares del país.
Sin embargo, en los últimos años, se han dado pasos importantes para revertir esta realidad. En 2022, se aprobó una ley que reconoce a los animales como “seres sintientes”, reforzando su protección y endureciendo las sanciones por abandono y maltrato. Entre las medidas más destacadas están la obligación de garantizar su bienestar físico y emocional, la prohibición de sacrificios en perreras salvo por razones justificadas, y campañas educativas destinadas a prevenir el abandono y fomentar la adopción.
Aunque queda mucho por hacer, estos avances marcan el inicio de un cambio necesario hacia una sociedad más empática y responsable, donde los animales reciban el respeto y cuidado que merecen.
Una Reflexión Final: Dos Realidades, Un Solo País
España es un país de contrastes. Mientras lideramos en terapias pioneras que demuestran el impacto transformador de los perros en nuestras vidas, también ocupamos el desolador primer puesto en Europa en abandono de animales. Este choque de realidades nos invita a reflexionar: ¿cómo es posible que reconozcamos la empatía y el amor incondicional de los perros en contextos terapéuticos, pero al mismo tiempo los tratemos tan mal en otras circunstancias?
El hecho de que busquemos humanizar los hospitales utilizando perros en lugar de humanos debería impulsarnos a cuestionar esta disparidad. Es imperativo avanzar hacia un futuro en el que todos los perros, desde los que trabajan en terapias hasta aquellos que esperan un hogar, reciban el respeto y el cuidado que merecen.
Barcelona y Madrid ya nos muestran lo que es posible cuando reconocemos el valor de estos animales. Sin embargo, extender este programa al resto de España sigue siendo un desafío, principalmente por la dependencia de financiación externa de entidades y empresas como Purina, que llevan años apoyando el vínculo humano-animal como herramienta de bienestar.
Es hora de unir fuerzas, de extender este reconocimiento más allá de las grandes ciudades y de transformar la forma en que valoramos a los perros en todo el país. Ellos nos enseñan cada día lo que significa amar sin condiciones, y está en nuestras manos aprender de su ejemplo y devolverles algo de ese amor.
Bienvenida Susana a este magazine y por formar parte de su elenco de colaboradores, los mejores…., gracias a vostros existe plazabierta.com.
Ehorabuena por lo bien que tratas el tema de esta publicación, lo que pone de manifiesto tu sensibilidad.
Muchísimas gracias.