HIPOCRESÍA E INMIGRACIÓN

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Dice Pablo Casado que “No es posible que España pueda absorber a millones de africanos, y lamentablemente tengo que darle la razón habida cuenta que para hacer caridad primero tenemos que tener satisfechas las demandas de nuestra sociedad que, desgraciadamente son muchas y algunas de ellas tan urgentes que de ello depende el bienestar de muchas familias españolas. Tampoco se trata de que demos las sobras porque en el momento actual tampoco sobra tanto. Ahora bien, debemos preguntar al Sr. Casado que ha hecho su partido por los emigrantes aparte de poner alambres con concertinas para parar las avalanchas que en determinados momentos se producen en la frontera con el continente africano, cosa que también hizo el PSOE, o someter a los que han logrado su entrada a un absurdo examen de españolismo.

También estoy de acuerdo que el problema de la inmigración es un problema global o al menos europeo en cuanto que es éste el continente especialmente afectado, a lo que el gobierno del PP y también el del PSOE ha contribuido bastante poco para buscar soluciones, sólo parches puntuales que no arreglan una situación de la que especialmente somos responsables todos los países que vivimos sumidos en un sistema capitalista donde lo que impera es el poder del dinero y el bienestar de unos pocos, los más ricos, creando  desigualdades con determinadas zonas del planeta, lo que al final se traduce no sólo en la necesidad de que sus habitantes tengan que buscarse la vida en zonas más prosperas para poder subsistir. Países por otra parte, ricos muchos en materia primas, también explotados por el capital extranjero

Ningún argumento puede justificar el dejar morir a personas por la simple cuestión de haber nacido en el lugar menos adecuado para garantizar su subsistencia, pero tampoco es suficiente el argumento de permitir que todos los emigrantes procedentes de tales lugares se establezcan en nuestro país y, menos que se produzca un rechazo xenófobo donde la violencia es la única respuesta; de la misma manera que tampoco es admisible que la entrada se produzca de forma violenta, aunque comprensible cuando de lo que se trata es la opción de seguir viviendo o mal viviendo, o ¿acaso alguno de ustedes no defenderían con uñas y dientes su propia vida y la de su familia?.

La emergencia humanitaria exige respuestas inmediatas, respuestas o soluciones a largo plazo, donde la parte más débil, en este caso quienes huyen en muchas ocasiones de una muerte segura, no dejarles morir en las pateras o en las precarias embarcaciones que intentan llegar a nuestras costas o impidiendo el atraque en nuestros puertos de aquellas pertenecientes a ONG´s cuyo único fin es contribuir a aminorar las muertes por esta circunstancia. Cualquier país debería estar obligado internacionalmente a prestar el auxilio necesario a quien lo necesita, pero de la misma manera internacionalmente debe financiarse la acción de protección civil prestada.

 

“Cualquier país debería estar obligado internacionalmente a prestar el auxilio necesario a quien lo necesita, pero de la misma manera internacionalmente debe financiarse la acción de protección civil prestada.”

La cuestión, realmente se complica, cuando intentamos dar respuesta a la pregunta de qué hacer cuando las personas que han llegado a nuestras fronteras logrando la entrada en el país se han recuperado después de la adecuada asistencia sanitaria que les hemos prestado: ¿las devolvemos a su país sabiendo que de nuevo volverán a intentar huir de las condiciones paupérrimas en las que viven o de los conflictos bélicos en los que en los que están sumidos sus países?, ¿las acogemos aún sabiendo que no estamos en condiciones de recibir a tanta gente?.

Sería muy fácil recurrir al argumento o sentimiento de la solidaridad y la caridad que a la gente de bien nos puede aflorar ante estas situaciones, pero no se trata solamente de tener buenos sentimientos, se trata de humanismo, un humanismo que deben asumir todos los países, primero intentando solucionar las desigualdades económicas en el planeta, pero, también, colaborando con los países receptores por proximidad a los países de procedencia, primero con la financiación necesaria para una adecuada asistencia sanitaria y social y, por otra parte, siendo conscientes todos, y con ello me refiero a los ciudadanos de a pie, de que estamos ante un problema que no se puede solucionar echando a la gente y menos aún demonizándolos por ser de otro color o de otra raza.

El orbe esta en peligro, un peligro que afecta a todos y no solamente a los que huyen de sus países, quizá mañana seamos nosotros los que tengamos que emigrar, quién sabe, situación que todos en cierto modo hemos tolerado y que seguimos tolerando por pensar que la política no tiene que ver nada con nosotros. Basta ya de buenismos como el de Pedro Sánchez, que no digo que no sea oportuno ante situaciones de emergencia humanitaria, puesto que algo hay que hacer, pero no sólo para colocarnos medallas y menos aún para crear confrontación como hacen determiandos partidos de la derecha española.

 

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