HARTURA

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Experimentar ansiedad como nunca antes, sentirse constantemente al borde y no poder concentrarse.

Esto me sucedería varias veces a la semana, pero especialmente justo antes y después de una reunión con el nº 1. Continuó durante meses. Fantaseaba con lo que diría y cómo actuaría, cuán áspero sería decirle, por ejemplo: “¡Vete a la mierda!”, pronunciado al dejar mi cardclick (identificación de empresa) y mi ordenador portátil en su despacho antes de salir a la brillante luz del día, sin mirar atrás.

Imaginé tantos escenarios diferentes … En todos ellos, con una gran sonrisa en mi rostro, sintiéndome victoriosa y reivindicada.

¡Y un día, lo hice!! No fue tan dramático (o crudo) como había sospechado. No hubo palabrotas o golpes en la mesa de la oficina. Sin salida dramática, acabé por decirle al nº 1 que estaba renunciando. Nunca olvidaré la expresión de su rostro.

Imagen: tuvidaencomic.com

Ni siquiera le di el recomendado aviso de dos semanas. No hubo una gran banda sonora estimulante cuando salí de la oficina por última vez. Por un lado, me sentí libre y emancipada. Pero la verdad es que también preocupada. Sabía que era la decisión correcta, pero eso no lo hizo menos incómodo: había dejado mi trabajo y no tenía otro esperándome a la vuelta de la esquina.

¡Lo infeliz que había sido! De golpe y porrazo, decidí que la única manera de validar completamente esta decisión tan pasional, pero completamente necesaria que había tomado, era encontrar un empleo que disfrutara sinceramente y que no agregara ansiedad a mi vida. Y así es como terminé trabajando para mi siguiente jefe, el rematadamente malo. Lo llamaré, creativamente, nº 2.

REFLEXIONES ORDINARIAS DESDE LA HARTURA LABORAL (EN TIEMPOS DE COVID):

Tenía un negocio de pasear perros. Pasé un día entero con él, viendo cómo era el día a día de una paseadora de perros. Era fácil hablar con él, divertido, inteligente, sabía cómo manejar a los canes y ellos claramente lo respetaban, lo cual pensé que era una buena señal.

No podía creer que este fuera un trabajo real. Por supuesto, el sueldo era un bodrio, pero me prometió el mínimo interprofesional. Solo tenía que completar un período de prueba de 3 meses.

Su negocio estaba en auge, tenía muchos clientes. ¡Así que dije sí emocionada! ¿Me iban a pagar por pasear perros? Diablos, sí.

Imagen: bulegoa.org/

Evitó mis llamadas, eludió mis preguntas y resultó no ser nada honesto (y eso es decirlo educadamente y sin inquina). Cuando me enfrenté a él, me despidió. Me sentí molesta o más que eso, estaba triste. Había pasado los últimos 3 meses construyendo relaciones con estos increíbles perros, pasando tiempo con ellos todos los días, y ya no pude volver a verlos. Fue desgarrador.

Entonces, decidí comenzar mi propio negocio de pasear perros. Si alguien me lo hubiera sugerido, habría dicho “de ninguna manera”, aunque no quería volver a un trabajo de oficina.

Si el nº 2 pudo hacerlo, definitivamente yo también podría. Primero aprendí algunas cosas. Ok, muchas cosas. Me gustaría aprovechar este momento para agradecer a Internet y sus bibliotecas por existir.

Entonces lo hice. Empecé un negocio de pasear perros. Y nunca he disfrutado tanto trabajando en mi vida. Inventar el concepto, hacer la planificación, redactar un plan de negocios (bueno, esa parte no fue muy emocionante), diseñar un logotipo y crear un sitio web … Me encantó todo el proceso. Todo ello. Y tuve clientes.

Mis días empezaron a llenarse, aunque caí en la cuenta lo importante que es la climatología. Pasaba el rato con diferentes perros, hacía ejercicio, mi propio horario y mis propias reglas: ¡era el mejor trabajo que había tenido! y, honestamente, paseé perros más feliz que una perdíz.

También me ocupé de algunos gatos (parece ser que en realidad yo era originalmente una persona de gatos, revelación completa). Y gallinas. Y conejillos de indias. Y pájaros. No hubo reptiles ni bichos espeluznantes, mi vida volvió a dar un giro a mejor (os lo cuento en otro capítulo).

Nada de esto hubiera sucedido si no fuera por esos dos jefes horribles (no, no se lo voy a agradecer. Fueron unos cretinos). Pero me hicieron darme cuenta de lo que estoy dispuesta a soportar en mi vida y de lo que no.

Sé que no es un buen consejo financiero (a menos que realmente podáis permitíroslo, pero considerad esto como mi descargo de responsabilidad):si estáis leyendo esto y atrapados en un trabajo de mierda que odiáis, o con un jefe horrible, puedo empatizar con vosotros. Comenzad a investigar qué otros tipos de trabajos pueden mejorar vuestra vida. El mercado de los autónomos está en auge (no soy un experto en mercados laborales, así que no me cite en eso … otra exención de responsabilidad).

Tratad de abrir vuestra mente a otras posibilidades que quizás no hayáis considerado antes. Nunca uno sabe de lo que eres capaz si no está dispuesto a sentirse un poco incómodo. Aprender a aceptar lo incómodo es importante, porque ahí es donde ocurre el cambio. Y el cambio, cuando estás en un lugar no tan feliz, es exactamente lo que necesitas.

 

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