GUARDIANES VIRTUALES

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La decadencia de las redes sociales no es más que el fruto de la propia decadencia social, donde el respeto y la razón brillan por su ausencia, donde la libertad se confunde con libertinaje emborronando o distorsionando el concepto de libertad de expresión, cuyo alcance nos obliga al análisis de la raíz del ejercicio de cualquier derecho, del espacio donde se desenvuelve la libertad individual y la colectiva de los ciudadanos en general y del grupo social en el que se integra.

Así, partiendo del concepto más absoluto de la libertad, que sería la anarquía, por el que me inclino como un ideal de organización social sin dominación y coacción, que nos llevaría al autogobierno, desemboca  necesariamente al estado más elevado del respeto a los derechos de los demás, incluso los contrarios, puesto que, de otra manera, sería imposible coexistir socialmente,  dandio lugar al caos.

De manera que, todos los conceptos  puestos en juego hasta el momento, basculan en un concepto común cual es el de respeto. Lo que permite concluir que sin respeto no puede hablarse de derechos y libertades.

Suele ser habitual otorgar al concepto de libertad una amplitud distorsionada de su propia esencia, hasta el punto de entender ésta equivalente a hacer lo que nos da la gana sin tener en cuenta a los demás. Un ejemplo en referencia a la libertad de expresión en redes sociales es el insulto y la descalificación gratuita, no solo a la idea sino también al autor  por no coincidir con la nuestra, lo cual acompañado del sentido de lo anónimo, bajo el que se esconden quienes utilizan tan viles herramientas  ocultando la verdadera identidad, es una manifestación de la falta de valentía en asumir la responsabilidad sobre lo que manifiestan.

Otra muestra de la decadencia de las redes sociales más allá del insulto y la falta de respeto, es la falacia en las opiniones vertidas, en sus diferentes modalidades, siendo de destacar la  falacia o argumento Ad Numerum,  parecida a la falacia ad Populum que consiste en afirmar que algo es verdadero por el hecho de que exista un número muy alto de personas lo sostenga; o la falacia ad  Hominem que tiende a refutar una afirmación en función del carácter o de algún atributo del emisor de la afirmación, en lugar de analizar el contenido sustancial del argumento en sí mismo.

Falacias que, entre otras, son consecuencia de la falta de tamiz de la información con la consiguiente manipulación ideológica de una derecha e izquierda  correosas y,
populistas, reflejo de la más absoluta falta de tolerancia  con las opiniones contrarias, aparte del extremo dogmatismo en creencias e ideas, con un discurso del odio y de  descalificación, así como de condena social en función de las ideas propias o del grupo a que se pertenece.

FUENTE: freepik.es

En todo caso, no toda la responsabilidad proviene del emisor, sino también de quienes permitimos que nuestros perfiles sean el altavoz o el medio para hacer públicas basuras ideológicas y de opiniones carentes de respeto, que buscan la confrontación, no como una actitud de rebeldía a lo establecido que, no estaría mal, si se hiciese dentro de un respeto y poniendo la razón y la tolerancia a lo contrario por bandera; lo que nos obliga a convertirnos en guardianes virtuales del decoro, la ética y el respeto,o bien en pasotas, porque no hay más opciones, si tenemos en cuenta que la responsabilidad de nuestros actos pueden tener su origen tanto en la acción como en la omisión y, porque este mundo virtual al final no difiere mucho del mundo real al que todos estamos obligados cuidar, al menos con el ejemplo y la limpieza de nuestros espacios dejando fuera a los indeseables ideológicos y a los dogmáticos intolerantes, pero sobre todo a los que utilizan el insulto como única forma expresión. No como censura, sino como elemento constructivo o requisito para permitir la entrada a nuestras casas, en este caso, a nuestros perfiles, incluso a lo grupos en que participamos, sólo a los que utilizan la auténtica libertad de expresión y no a los que tratan de imponer bajo argumentos espurios y carentes de razón su basura mental, atentando contra la dignidad de la persona.

Aunque, debo admitrir, que quizá la maquinaria de este sistema corrupto de una aparente libertad de expresión funciona porque cada uno hace lo que se espera que debe hacer dentro de este sistema decadente de apariencia de derechos y libertades, bien por el miedo a ser tachados de censores, o algo peor, de fascitas, o bien porque la desgana individual que conduce a la inacción social, se justifica en que deben ser otros los que controlen o arbitren los mecanismos para conseguir este espacio de las redes sociales en un espacio dignidad y saludable, metiendo como el avetruz la cabeza bajo el ala.

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2 COMENTARIOS

  1. Gran artículo, que deja de manifiesto la cobardía, la insensatez y el pensamiento obtuso que se esconde tras las redes sociales ( aunque no las uso, sé de ellas ).

    Tal vez, en la edad antigua, en aquellos foros, también se tostaban habas?

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  2. La falacia ad numerum que mencionas en tu artículo, que no deja de ser una falacia cuando es utilizada en un debate, es un torpedo a la linea de flotación de la misma democracia. “Si mil millones de moscas comen mierda … Coma usted mierda”.
    No quiero que se me malinterprete, por lo que haré una aclaración. Cuando la inteligencia social está en decadencia, y la exposición de tu artículo deja ese poso en el ánimo, el círculo vicioso en el que se realimenta acelera la decadencia, no deja otra idea si no es la de que la idiocracia a sustituido a la democracia. ojalá pudiéramos instaurar una autentica aristocracia (en el sentido etimológico de la palabra), pero la pregunta inmediata es ¿Quién elige a los mejores? ¿Quienes son los mejores? ¿Los que me susurran al oído aquellas mieles que quiero saborear? ¿Los que me dicen que no es si no con el esfuerzo personal como se consiguen las cosas? ¿Los que me tratan como a un niño de 5 años, convirtiéndome mentalmente en tal niño? No sé, cada vez tengo más dudas sobre el sistema político que tenemos.

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