Aprieto mi cráneo, cierro los ojos intentando recordar su nombre.
Me acuerdo del lugar, me estiro en el sofá y allí están, todos los libros, que son pocos, que tengo y veo en el lomo negro su nombre en blanco.
Cortázar y su idea del “futuro”.
Tan él.
Tantos todos en apenas dos líneas.
Tantos palos de polos construidos para tocar un micro cielo a mano de todos.
Tantos todos.
Y sólo uno.