El futuro que nos espera

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Igual que nuestro presente, nuestro futuro no será nada halagüeño, y no es que lo digamos por decir, para cargar las tintas contra los políticos o porque lo queramos utilizar como arma arrojadiza contra el gobierno en este momento aprovechando la crisis catalana. No, es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE), la que lo dice  en el informe de bienestar de la OCDE de 2017 bajo el título ‘¿Cómo es la vida?’, en el que se sitúa a España entre los peores países desarrollados en calidad democrática y en desigualdad económica y, lo que es peor y más preocupante, es que la tendencia no mejorará, sino todo lo contrario.

Recordemos que la OCDE es un organismo de cooperación internacional, compuesto por 35 Estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales, del que España forma parte desde el 3 de agosto de 1961.

Pues bien, el citado informe, entre otras cosas, manifiesta que los nacidos en nuestro país a partir de los sesenta tendremos un vejez peor que la de nuestros padres, al comparar la situación de los pensionistas españoles con los de la media de los países ricos, dependiendo prácticamente en su totalidad de los ingresos que obtuvieron durante su vida en activo, en tanto que los segundos este vínculo es inferior; lo que se traduce en una mayor desigualdad en los ingresos de los futuros pensionistas, debido fundamentalmente al aumento del paro que ha provocado una desigualdad de ingresos entre los hogares ricos y pobres, convirtiendo a España en el quinto país de la OCDE  con la peor distribución de renta, y el peor de Europa.

“convirtiendo a España en el quinto país de la OCDE  con la peor distribución de renta, y el peor de Europa.”

Además, el cambio en el cálculo de las pensiones españolas —que entró en vigor en 2014 y que implicaba el abandono del IPC como base para revalorizar las pensiones, y su sustitución por un mínimo del 0,25%— ha contribuido y contribuirá a reducir los pagos a los futuros pensionistas, eso sin contar con el sableado del gobierno de Mariano Rajoy al fondo de pensiones de donde ha sacado 67.337 millones de euros, se dice bien, desde el 2012, 9.500 millones a principios de año, lo que evidencia el fracaso de las reformas impulsadas por el PP y el PSOE.

Estamos ante un panorama especialmente negro para los pensionistas, al que contribuye el rápido envejecimiento de la población española y el abandono de la mujer del mercado laboral para cuidar de sus hijos, lo que se traduce en unos ingresos insuficientes en la hucha que pretendía garantizar el futuro de aquellos.

También, el informe de la OCDE, de la voz de alarma sobre los elevados niveles de pobreza en España, en continuo ascenso desde el inicio de la crisis económica en el año 2007, con especial incidencia en la población infantil, lo que suele acarrear problemas en la vida adulta.

Los riesgos de pobreza y desigualdad de nuestros jóvenes son muy superiores a los de sus padres, no sólo porque su esperanza de vida es superior, sino también porque las condiciones laborales son cada vez más precarias e inestables y porque la distribución de la riqueza es cada vez más desigual con incidencia en los extremos, es decir, unos pocos ganan mucho, mientras que unos muchos ganan poco, de manera que los ricos serán cada vez más ricos y los pobres más pobres, lo que,  en definitiva contribuye a que la desigualdad en edades avanzas continúe y aumente, al igual que las disparidades socio-económicas en la salud, lo que quiere decir que la desigualdad no sólo está en función de la edad sino también con factores como la salud, en cuanto que las personas con problemas sanitarios suelen ganar menos.

Otros factores que contribuye a la desigualdad económica son los bajos niveles formativos, de manera que, los que tienen más bajos niveles suelen dejar de trabajar antes; o el sexo, en cuanto que las pensiones que cobran las mujeres son un 27% menor que la delos hombres.

Un futuro desesperanzador que, como señala el informe de la OCDE no es previsible que mejore, y ello  porque, los gobiernos no han hecho bien sus deberes y siguen sin hacerlos, con políticas de parcheo ante problemas coyunturales o encaminadas a beneficiar a determinados sectores, en vez de con una visión de futuro tomando las medidas necesarias para que el país en general prospere, construyendo pilares sólidos sobre los que sustentar nuestra economía.

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