FELIZ NAVIDAD 2024

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Como todos los años, el seis de enero amaneció con mucho sueño, sueño de noche inquieta, sueño de noche ilusionada, sueño de noche mágica y esperanzada, y muchos sueños, los de cada niño de cualquier edad a la espera de los paquetes que culminan las fiestas, y sacian las ilusiones.

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SS.MM. en plana retirada, ya camino del año siguiente, contemplan el agotador y mágico trabajo con una cierta complacencia, y un puntito de orgullo. Ellos, y todo el séquito real, compuesto de pajes, carteros, empaquetadores, repartidores, adquisidores y cientos de personas que de una, u otra, manera colaboran con la real tarea.

Sin embargo, el seis de enero de 2025, tuvo su punto especial. Especial en los regalos, especial en los colaboradores, especial en que no todos lo regalos que se hicieron fueron a petición, como es lo habitual, de los receptores. El seis de enero del año 2025, todos los damnificados por el desastre de Valencia, y todos los que colaboraron con ellos en su desgracia, encontraron en sus hogares, en los propios, en los provisionales, en los de familiares acogedoras, o cualquier otro lugar en el que se encontraran, un regalo que no habían solicitado, un regalo inesperado. Todos tenían el mismo regalo, niños, mayores, buenos, malos y regulares, todos se encontraron allí donde estuvieren un presente primorosamente envuelto, pequeño, cúbico, un contenedor que tenía un sobre en el exterior rotulado con una caligrafía exquisita, y que contenía, en todos los casos, el mismo mensaje: “Con barro dicen que se creó al hombre, con barro se fabricó el planeta, con barro los artesanos del mundo han fabricado belleza y utilidad. Permitidnos haceros llegar esta muestra del barro de vuestras calles, como recordatorio de la voluntad indomable y creadora del hombre, vuestra, para que veáis en él una llamada a vuestra capacidad para revertir lo peor de vuestras vidas en una esperanza de un futuro mejor. Tal vez este regalo os parezca insignificante, o inadecuado, o cruel, pero recordad que con vuestro esfuerzo, y nuestra magia, el futuro está lleno de oportunidades. Con todo el amor de Melchor, Gaspar y Baltasar, SS. MM. Los Reyes Magos de Valencia”, y un poco más abajo una post data que decía: “Barro de las calles de …” y el nombre del pueblo origen del receptor del regalo.

Y sí, la caja, de bonitos colores, contenía, efectivamente, barro de una calle de la población que se indicaba, que un personal especial, contratado por los Reyes, disfrazados de voluntarios, fueron recogiendo de los distintos pueblos arrasados, y almacenando en secreto en un lugar inaccesible, mágico.

Pero no solo los valencianos, y los voluntarios, recibieron un regalo especial, hubo una cantidad apreciable de otras personas que recibieron, también, un regalo peculiar de SS.MM. Un regalo diferente al que hemos descrito, en el continente y en el mensaje, pero que contenían, casi exactamente, lo mismo que los primeros. En este caso la caja era negro carbón, y el mensaje decía: “En este envase se contiene una cantidad de barro de los pueblos arrasados por vuestra ineficacia, por vuestra desidia, por vuestra incapacidad y por vuestro desprecio hacia las víctimas de vuestra mediocridad, para que al mirarlo podáis contemplar las consecuencias de vuestra ineptitud. Si algún día, al abrirlo, sois capaces de asumir vuestra parte de responsabilidad en lo ocurrido, es porque las gotas de vergüenza con las que hemos perfumado el barro, han conseguido llegar hasta vosotros. Nosotros os regalamos este barro, y esperamos que vosotros nos regaléis vuestras dimisiones, sería lo correcto. Con el amor defraudado, por no correspondido, de SS.MM. los Reyes Magos de todos (incluidos vosotros)”. Y también en este caso,  había una post data que decía: “Barro de de algún lugar arrasado, de la Comunidad Valenciana”

¿Que quienes recibieron este regalo? El presidente del gobierno, el presidente de la Comunidad Valenciana, todos los Ministros de las carteras con responsabilidad en lo sucedido, y en como sucedió, todos los consejeros implicados, todos los Directores Generales, Secretarios, Subsecretarios y demás personajes pagados por los ciudadanos a los que les volvieron la espalda, todos los responsables de organismos y entidades que entendían, que verbo tan inadecuado, del problema, todos los jefes, de cuerpos civiles y militares, que refugiados en una falta de órdenes no se pusieron al servicio de quienes lo necesitaban, y todos aquellos que, de una manera u otra, por acción, o por omisión, colaboraron en que el desastre fuera no solo climático, si no fundamentalmente humanitario.

Y como SS.MM. los Reyes, nunca se olvidan de nadie, aún hubo un tercer grupo de personas que recibieron un regalito especial, más simple, más modesto, pero no menos vergonzoso. El regalo, primorosamente envuelto, era una placa con las siglas políticas a las que se sentía adscrito el regalado, manchadas de barro. No había mensaje, no había post data, solo el cartel, solo el barro.

Este simple regalo, lo recibieron todos aquellos capaces de defender a unos, o acusar a otros, por el simple hecho de una pertenencia; lo recibieron los forofos, los fanáticos, los esclavos de la pertenencia política más allá de la decencia y de la razón.

En todo caso, lo cuento, porque de los segundos y de los terceros, ninguno dirá que ha recibido el presente, porque una cosa es ser sinvergüenza, y otra cosa es airearlo. Y porque sería justo, lógico, adecuado, que se sintieran arropados, los unos, y señalados, los otros.

Felices fiestas a todos, incluso a aquellos que han contribuido a que otros no las tengan. Si los Reyes Magos perdonan, quién soy yo para no felicitarlos.

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