En respuesta al interesante artículo de mi gran amigo Feliciano:
https://plazabierta.com/felicidad-un-estado-de-consciencia/, se me presentan varias matizaciones, aunque coincido con mi gran amigo casi plenamente.
Para comenzar me gustaría delimitar dos conceptos clave: La consciencia y la felicidad, ambos protagonistas indiscutibles en la redacción de mi preclaro amigo.
¿Qué es la consciencia?
Definiciones las hay para todos los gustos y colores, aunque para mi todas son o muy simplistas o muy complejas. Desde mi punto de vista podemos definir la consciencia como el conocimiento inequívoco de la propia existencia. Es decir, que sabes que existes. No sólo lo sabes, sino que lo sientes también y lo percibes (lo construyes). Está definición nos hace únicos en todo el reino animal terrestre y quién sabe si en el resto del universo.
Tener consciencia es una moneda de dos caras una positiva y otra negativa, como todo en la vida. La parte positiva consiste en tener la capacidad de hacernos preguntas cuyas respuestas nos hagan avanzar y crecer, ello tiene una consecuencia muy buena y es que nos impulsa a un mejor conocimiento de nuestro entorno lo cual hace posible una mejor y mayor adaptación. Ya lo dijo Darwin, no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta.
La cara negativa de esa moneda es que hace que nos complicamos la vida de muchas maneras, llegando incluso a desarrollar patologías y trastornos mentales en muchas ocasiones. Lo peor pues que puede provocar esa consciencia que nos ilumina es la obsesión elemento distinto a la perseverancia.
Otra consecuencia de tener consciencia es que descubrimos que la realidad no existe. Entiendo que esta afirmación haga que alguien piense que estoy en pleno brote psicótico, pero de momento no es así. Nuestro cerebro capta dimensiones físicas a través de nuestros cinco sentidos y los traduce en impulsos nerviosos. Así de simple, pero ese cerebro pone en relación esos impulsos nerviosos con nuestros recuerdos, experiencias, conductas pasadas, sistema de valores, creencias, certezas y un largo etc. Así de esta manera, construimos la realidad y ello es también posible gracias a la consciencia.
¿Dónde está la consciencia?
Aún no tenemos una respuesta sobre esa cuestión. Hubo un intento de situar la consciencia en los microtúbulos, es decir, aquellas estructuras que actúan como vigas de soporte de los axones neuronales, según los autores de este estudio Penrose y Hamelof. En este estudio algunos vieron la existencia del alma ineludible, confundiendo la consciencia con este ente espiritual, es decir, confundiendo la velocidad con el tocino.
Aunque fue ampliamente contestada desde la ciencia. En nuestros días pensamos y creemos que la consciencia no está en ningún lugar cerebral en concreto ni en ninguna estructura, sino más bien una función que nace como consecuencia de la actividad conjunta de nuestro cerebro creando lo que denominamos actividad mental.
LA FELICIDAD.
Por tanto, ¿podemos afirmar que la felicidad es un estado de consciencia?. Yo pienso que sí, pero no es el único, hay más: La muerte, la vida, el amor, el sufrimiento, la alegría, la ira, etc.
En este punto solemos confundir el medio con el fin y me explico. La felicidad no es el fin de nuestra vida ni el propósito de vida, ni nada de eso. La felicidad, más bien, es el medio, es decir un estado de consciencia que nos permite alcanzar nuestros objetivos marcados de manera plena. Desde este plano podemos definir la felicidad, al menos para mí, como aquel estado mental centrado en la paz interior de cada persona.
Espero que el presente artículo contribuya a enriquecer el debate sobre este tema.
Referencias bibliográficas:
El artículo “Sobre la teoría cuántica de la consciencia (de Hameroff y Penrose)” de Roger Penrose y Stuart Hameroff fue publicado en el año 1994. La revista en la que se publicó es “Mathematics and Computers in Simulation” (Volumen 40, Número 3-4, páginas 453-480). El lugar de publicación es Amsterdam, Países Bajos.
- “La conciencia explicada”de Daniel Dennett: Fue publicado por primera vez el 1 de octubre de 1991.
- “El cerebro y la conciencia”de Stanislas Dehaene: Se publicó en 2015.
- “La conciencia: cómo el cerebro crea la mente”de Gerald Edelman: La edición en español se publicó en 2004.
- “El hombre en busca de sentido”de Viktor Frankl: La primera edición en alemán se publicó en 1946 en Viena bajo el título de “Ein Psychologe erlebt das Konzentrationslager” (Un psicólogo en un campo de concentración). La edición traducida al español se publicó en 2004. Este libro es un clásico del pensamiento existencialista y ha influido profundamente en la comprensión de la experiencia humana y la búsqueda de significado.