ESTAMPAS PITAGÓRICAS (3)

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LAS DOCTRINAS PITAGÓRICAS (1)

LOS VERSOS DE ORO

► «Pitágoras constituyó en vida un guía didáctico para aquellos que le amaban por su conversación.

— PLATÓN. República (X, 600a)

► «Sé amable con tus palabras y útil con tus obras».

► «Reflexiona sobre cada cosa, tomando como guía del carro de tu alma la recta razón».

— PITÁGORAS. Los Versos de Oro.

 

Con Pitágoras aparece por primera vez una nueva forma de vida, desarrollada en una comunidad religiosa cerrada, aglutinada por unas reglas comunes de conducta y un ideario colectivo fundamentado en todo un cuerpo de doctrina sobre el hombre, el alma, la sociedad, el cosmos, …. Es la fe en este sistema lo que aglutina a los miembros de la cofradía pitagórica y les conduce necesariamente al estudio y a la especulación matemática y cosmológica, pero teniendo en cuenta que la adquisición del conocimiento participaba más del carácter de una iniciación religiosa que de una mera instrucción o investigación, es decir, su actividad científica es una consecuencia de la doctrina y del tipo de vida llamado pitagórico, no el móvil inicial como sería en La Academia platónica, en El Liceo de Aristóteles o en El Museo de Alejandría.

Los Versos de Oro son una síntesis del conjunto de las doctrinas pitagóricas en forma de reglas o aforismos, que permiten hacerse una idea de lo que era la moral pitagórica y conocer los preceptos y máximas que regían la vida de la comunidad. Erróneamente atribuidos a Pitágoras (aunque sus sentencias pueden derivar de los discursos pitagóricos), mas bien parecen ser el resultado de una obra colectiva de los pitagóricos anteriores al siglo III a.C., efecto de la recopilación durante muchas décadas de las enseñanzas del propio Pitágoras. Siempre han gozado de un gran prestigio, no sólo entre los pitagóricos sino entre muchos hombres ilustres (San Jerónimo, Suidas, Proclo, San Clemente, Stobaos, Plutarco, Arriano, etc.) que los tomaron como una especie de catecismo de moral práctica e incluso de religión y algunos les dedicaron auténticos panegíricos, entre los cuales sobresale el del filósofo del siglo V de nuestra era Hierocles quien en su extenso Comentario hace una exégesis de todos y cada uno de los setenta y un versos, escribiendo en la Introducción:

► «Estos versos contienen las normas generales que rigen toda la filosofía pitagórica, tanto la práctica que tiene el poder de engendrar la virtud, como la contemplativa que nos proporciona la verdad. Siguiéndolos se puede, pues, adquirir la verdad y la virtud, conseguir la pureza y llegar finalmente a asemejarse a Dios. … Estos versos son la expresión más perfecta de la filosofía pitagórica. Son un resumen de sus dogmas esenciales y contienen los elementos de perfección que unos hombres que han hallado ya la ruta divina han dejado escritos para instruir a los que habían de sucederles

Hierocles en su Comentario llama a los Versos de Oro «Filosofía sagrada» y habla de su carácter místico y sacerdotal, de donde algunos interpretan que tardíamente pudo haber intervenido un monje cristiano en la forma final en que nos han llegado a nosotros.

LOS VERSOS DE ORO

  1. Honra a los dioses inmortales del modo establecido por la ley.
  2. Venera el juramento y también a los nobles héroes.
  3. Y lo mismo a los genios subterráneos, de acuerdo con los ritos tradicionales.
  4. Honra a tu padre y a tu madre así como a tus parientes.
  5. Haz tu mejor amigo a quien sobresalga por sus virtudes.
  6. Sé amable con tus palabras y útil con tus obras.
  7. No te enojes por las faltas leves que cometan tus amigos.
  8. Actúa según tus facultades, teniendo en cuenta que el poder está muy cerca de la necesidad.
  9. Aprende que, por una parte, las cosas son así; y por otra, acostúmbrate a dominar lo siguiente:
  10. Primero el estómago y después el sueño, el impulso sexual y la ira.
  11. No cometas ninguna acción vergonzosa.
  12. Con otro ni a solas, porque, ante todo, te debes respetar a ti mismo.
  13. Sé justo en palabras y actos.
  14. Y razonable y sensato en todo lo que hagas.
  15. No olvides que la muerte es el destino de todos.
  16. Y que es condición de la fortuna aumentar y disminuir.
  17. Los sufrimientos que la suerte proporciona a los hombres proceden de los dioses.
  18. Soporta tu destino sin indignarte.
  19. Aunque es conveniente que corrijas este destino según tus facultades.
  20. Ten presente que el destino no da más sufrimiento a los buenos.
  21. De las muchas palabras que pronuncian los hombres, unas son buenas y otras malas.
  22. Que ellas no te turben ni ejerzan influencia sobre ti.
  23. Soporta con paciencia y dulzura la mentira.
  24. Procura cumplir siempre lo que te voy a decir ahora:
  25. Que nadie, ni con palabras ni con actos,
  26. Te convenza de que debes hacer o decir lo que no sea mejor.
  27. Reflexiona antes de cometer una acción estulta,
  28. Pues es propio de los hombres decir palabras necias y ejecutar actos malos.
  29. Realiza ahora lo que no pueda perjudicarte después.
  30. Abstente siempre de lo que no conozcas.
  31. Aprende todo lo necesario para que tu vida sea más feliz.
  32. No conviene que descuides la salud de tu cuerpo,
  33. Para lo cual procurarás descubrir la justa medida en comidas, bebidas y ejercicios físicos.
  34. Entiende por justa medida la que no te cause dolor.
  35. Acostúmbrate a llevar una vida pura, limpia y viril.
  36. Procura no hacer nada que pueda traer la envidia sobre ti.
  37. No gastes insensatamente, como los que ignoran la honesta proporción de lo bello;
  38. Pero tampoco seas avaro. Lo mejor en todo es la justa medida.
  39. Haz lo que no te perjudique, pero reflexiona antes de obrar.
  40. No permitas que el dulce sueño cierre tus ojos,
  41. Sin haber repasado contigo mismo lo que hayas hecho durante el día.
  42. ¿En qué he faltado? ¿Qué he hecho? ¿He omitido alguna obligación?
  43. Repasa también todas las acciones que hayas realizado, empezando por la primera y sin olvidar ninguna.
  44. Repréndete si has cometido algún acto malo y regocíjate con los buenos.
  45. He aquí lo que debes hacer. He aquí la tarea que reclama tu cuidado.
  46. He aquí lo que debes amar. He aquí lo que te encaminará por la senda divina.
  47. ¡Lo juro por Aquel que ha dado a nuestra alma la Tetractys, fuente y raíz de la Naturaleza eterna!
  48. Antes de empezar cualquier tarea,
  49. Pide a los dioses que santifiquen tu esfuerzo.
  50. Si pones en prácticas estas normas, conocerás los lazos que une a los dioses inmortales con los hombres mortales
  51. Y aprenderás a conocer los elementos que pasan y los que permanecen.
  52. Y conocerás, como es justo que se conozca, que la Naturaleza es una y semejante en todo.
  53. Y así no esperarás lo que no puede esperarse, ni habrá secreto alguno para ti.
  54. Y sabrás también que los hombres padecen los males que ellos escogen,
  55. Porque son tan desgraciados que no ven los bienes que están a su lado.
  56. Ni los oyen, porque son muy pocos los que saben librarse del mal.
  57. Tal es el destino que ciega su mente. Como cilindros que ruedan,
  58. Van de un sitio para otro padeciendo males infinitos,
  59. Impotentes para reconocer la discordia funesta que les es innata,
  60. A la que no voy a provocar, sino esquivarla huyendo de ella.
  61. Padre Zeus; tú podrías liberar a los hombres de innumerables males,
  62. Mostrando a cada uno el genio que lo guía.
  63. Y en cuanto a ti, hombre, ten confianza, porque la raza de los mortales es de origen divino,
  64. Y su naturaleza sagrada le revela todas las cosas.
  65. Practicando lo que te ordeno, disfrutará de sus beneficios,
  66. Y en cuanto sea curada tu alma quedarás libre de todos los males.
  67. Evita los alimentos indicados en los libros de las Purificaciones y de la Salvación del alma.
  68. Sin embargo, reflexiona sobre cada cosa,
  69. Tomando como guía del carro de tu alma la recta razón.
  70. Y una vez que te hayas liberado de tu envoltura carnal, irás al éter impalpable
  71. Y serás inmortal: un dios incorrupto en vez de mortal.

Los Versos de Oro, síntesis de la enseñanza pitagórica, podemos dividirlos en tres grupos que resumen la doctrina. Los versos del 1 al 46 tratan de la Filosofía práctica con la que se alcanza la virtud moral, antesala del conocimiento de la verdad que enseña la Filosofía contemplativa contenida en los versos del 47 al 57. Con la virtud y la verdad entramos en la vía unitiva de la Filosofía iniciática de los versos 57 al 71 que nos lleva tras el ejercicio de nuestra razón a la unión con la inteligencia divina, recuperación del supremo estado de beatitud del alma primigenia.

Los sabios preceptos que después aparecerían impresos en los Versos de Oro eran leídos por los pitagóricos por la mañana al levantarse como formando parte de la declaración de intenciones para el nuevo día y también por las noches, antes de entrar en el sueño, durante el examen de conciencia diario, como elemento ejemplarizante de conducta canónica. Egregios personajes del mundo romano como Cicerón, Horacio y Séneca hacían lo mismo, varios siglos más tarde, emulando a los pitagóricos.

 

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