Cuando la ignorancia, necedad o estupidez de una persona se impone a la razón y a la prudencia en sus opiniones el resultado ya lo conocemos, además de crear confusión generan un caldo de cultivo para la confrontación violenta a la que suelen unirse más ignorantes, necios y estúpidos, creando incluso corrientes de opinión, no sólo porque entre ellos están quienes son considerados líderes políticos por el hecho de haber sido elegidos por aquellos por el único mérito de ser de la misma calaña, a los que se unen determinados “profesionales” de los medios para los que la libertad de opinión y prensa no son más que una excusa para poder ladrar, en algunos casos a comisión, más que de informar con la objetividad que se les presume por aquello de ser lo propio de esta necesaria profesión para que los ciudadanos puedan formar su propia opinión, claro que, esto último exige un esfuerzo que muchos no están dispuestos a realizar por la costumbre de pensar por lo que otros han pensado.
Lo malo de todo esto es que una gran mayoría de esos ignorantes, necios y estúpidos se creen que ellos no lo son, atribuyendo tales cualidades al resto del mundo mundial, al menos, a los que no piensan igual que ellos.
Cualquier forma de pensar exige un posicionamiento que se puede y debe defender, alejado del buenismo o tibieza que algunos también usan como “bien quedas” con el objeto de obtener los favores o simpatías de unos y otros, o evitar hacer el esfuerzo de pronunciarse o situarse en un bando determinado. Son los pusilánimes, cobardes que no se atreven defender la justicia, por miedo a que les señalen, les etiqueten; etiquetándose finalmente ellos mismos como pobres de espíritu que se posicionan en la asana de saludo al sol sin dejar que sus rayos les penetre.
Para ellos no existen justas causas o al menos no van con ellos, prefieren que sean otros los que se ensucien con el barro del camino, aprovechándose de la lucha y el trabajo de los que hacen los puentes para que pueda haber unión, progreso y justicia. Se aprovechan del esfuerzo de los demás para continuar en su confort.
Confunden la paz con la inactividad, confunden la justicia con la ausencia de luchas, sin darse cuenta que para lograr un mundo mejor hay que implicarse, decir lo que algunos no quieren oír, sobre todo a los que consideran amigos, mirando hacia otro lado cuando el mundo les pide una respuesta.
Son la otra cara de la estupidez, de la insensatez, pues tanto se alcanza el mal por acción de los mezquinos como por la apatía e inactividad de los pusilánimes. Es otra forma de borreguismo. El borreguismo de los pobres de espíritu.
Magnífico. Mi aplauso.