Boca en sabor a cobre,
y en el necio cuadrado
la refriega,
mutismo que el temor ha descartado,
al ver en la venganza
a una doncella.
Se torna el equilibrio
en caída libre,
y el cero de los vasos
se desprecia;
nadie quiere vivir
muriendo a sorbos,
teniendo al devenir
como bandera.
Se clavan los bastones
en la carne,
el pobre mutilado
que bosteza.