Pensaba inaugurar este pequeño espacio comentando la apoteósica carrera rumbo a los Oscar. Sin embargo, la semana pasada el presidente ruso cambio mis planes (y probablemente los de toda la Unión Europea, pero es tema para otra columna). Por lo cual, iniciaremos conversando sobre algo más acorde al contexto geopolítico actual.
La historia de la humanidad nos ha legado épicas batallas que se han librado en nombre de distintos dioses, dogmas y creencias; aunque estas siempre han obedecido a intereses particulares cuyo único Dios era el dinero y único dogma, la soberbia de quienes gobernaban. Sin embargo, los hechos, acontecimientos y contextos han generado narrativas tan extraordinarias como grandilocuentes que ensalzan a héroes y condenan villanos, todo ello desde la perspectiva de quien narra la epopeya (claro está), pues según es bien sabido la “historia oficial” siempre la escriben los vencedores.
Usando parte de esta realidad y con una libertad creativa dotada de hermosura, el mundo del séptimo arte ha tratado de otorgar voz, cuerpo e imagen a la insaciable necedad del hombre de matarnos unos a otros para obtener más bienes y saciar nuestro ego; dando nacimiento al cine bélico.
He de advertir que este servidor no pretende construir un análisis acucioso de la evolución de las guerras en el cine, ni analizar metódicamente lo que supone el proceso creativo de una película plano por plano, pues no estoy a la altura de tamaña tarea. No obstante, lo que si puedo ofrecer es un comentario personalísimo sobre lo que considero las películas bélicas más logradas en la corta historia del cine:
- Full Metal Jacket (1987), empiezo esta reseña con la que (tal vez) sea la mejor película de cine bélico; dividida en dos tiempos Stanley Kubrick nos narra la preparación de las tropas y su posterior posicionamiento en Vietnam, en el marco de uno de los pocos conflictos armados que no terminaron en victoria para los norteamericanos.



Full Metal Jacket nos invita a conocer la podredumbre de la guerra desde la atónita mirada de los combatientes. En un primer arco argumental, seguimos la formación de un grupo de muchachos enlistados en el ejército, que cegados por la formación marcial y haciendo gala de sadismo torturan a un compañero de formación llamado Leonard ‘Gomer Pyle’ Lawrence, el recordado private Pyle (con una soberbia actuación de un nobel Vincent D’Onofrio), se nos muestra el lado más desquiciado de la guerra sin la necesidad de pisar un campo de batalla. En el segundo acto seguimos al sargento James T. “Joker” Davis como corresponsal de guerra en Vietnam donde se observa una vista panorámica (en un formato que roza con la crónica) sobre el desempeño, abusos y excesos de las tropas en la zona de guerra. A modo de colofón, y haciendo uso del humor noir, Kubrick pone a hombres que han perdido su humanidad a marchar al ritmo de Mickey Mouse.
- Inglourious Basterds (2009), el quinto filme del aclamado Quentin Tarantino, nos traslada a la Francia ocupada por los nazis. Dividida en múltiples actos, la trama se bifurca; de un lado observamos el proceso de selección, rescate y misiones de los bastardos (ocho soldados judeo americanos al mando del comandante Aldo “el apache” Raine) cuyo principal objetivo es recolectar cabelleras de soldados nazis; al mismo tiempo, contemplamos la vendetta de Shosanna Dreyfus que vio morir a su familia por orden del Standartenführer Hans Landa (cuya personificación encarnó un lúdico Christoph Waltz, haciéndole poseedor del galardón al mejor actor de reparto en los Premios de la Academia).



Mención aparte merecen los recursos empleados como la banda sonora, edición y guion, los cuales se entremezclan en los tiempos adecuados para que de la mano de un elenco pléyade, nos regale la visión personal de su director sobre el desarrollo y desenlace (donde da rienda suelta a su libertad creativa) respecto a uno de los acontecimientos más aberrantes en la breve historia de la humanidad.
- Saving Private Ryan (1998), empleando como punto de partida la dramática pérdida de una madre sobre tres de sus cuatro hijos, Steven Spielberg, sin renunciar mostrar la crudeza que resalta en un campo de batalla, logra romantizar el Día D más allá de heroica misión de dar la vida por la patria.



Renunciando casi en su totalidad a narrar el desarrollo del conflicto bélico que supuso el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial Saving Private Ryan, hace nuestra la incesante tarea de búsqueda y rescate del soldado James Francis Ryan adentrándonos al corazón de la batalla; no obstante, esta es usada sólo como contexto para generar un mayor grado de dificultad a la misión (casi suicida) del capitán John H. Miller y sus hombres (un escuadrón de ocho soldados como Inglourious Basterds) cuya somera recompensa es tener que lidiar con un soldado intransigente (y por momentos mimado) que abraza y hace suyo un idílico concepto de heroísmo que podría traducirse en soberbia y egoísmo.
En puridad, Saving Private Ryan usa como pretexto la batalla de Normandía para empatizar el dolor de una madre, la frustración de un escuadrón y el orgullo de un joven soldado.
- 1917 (2019), la laureada película del británico Sam Mendes nos narra en un plano secuencia (casi absoluto) la titánica tarea de los soldados William Schofield y Tom Blake, cuya misión radica en entregar un mensaje al Segundo Batallón del Regimiento de Devonshire con la finalidad de evitar una emboscada.



Usando como contexto un conflicto armado y relatada de forma continua, la película traslada al espectador la tensión de los personajes producto de la premura con la que se narran los hechos y la enorme responsabilidad que supone para dos soldados rasos tener en sus manos el mensaje que determinará la suerte de uno de los batallones más importantes de su ejército y por extensión el futuro de la guerra.
Con sutiles referencias a la obra de Alfred Hitchcock, 1917 logra mantener en vilo al espectador, a la par de repasar el primer conflicto bélico a escala mundial dejando un claro mensaje sobre la relatividad de los conflictos armados donde prevalecen las decisiones individuales sobre la capacidad armamentista.
- Apocalypse Now (1979) finalmente resulta menester hacer mención a la hazaña de Francis Ford Coppola hecha película, podríamos decir que Apocalypse Now es el filme más beligerante de esta pequeña lista de reseñas, no solo por la crudeza en su desarrollo sino más bien por los conflictos que supuso llevar a la gran pantalla esta historia.



Basada en la novela corta de Joseph Conrad (Heart of Darkness) este film relata el dantesco recorrido del capitán Benjamin L. Willard hasta localizar (y matar) coronel Walter E. Kurtz que sucumbió a la locura producto de los excesos de la guerra. A lo largo de más de tres horas el director nos hace descender hasta los límites de la cordura con una enrevesada trama que invita a cuestionarnos si realmente existe una diferencia entre Willard y Kurtz.
Ambientada en la jungla y en el contexto de la guerra de Vietnam, con memorables escenas, como el bombardeo en helicóptero a un pueblo vietnamita mientras se oye de fondo la Cabalgata de la Valquirias de Warner, Apocalypse Now es el relato fiel de la decadencia, insania y frenesí que supone la guerra donde no existen vencedores ni vencidos, pues todo esta perdido.
Resta agregar que este pequeño repaso carece de películas de gran renombre como podrían ser: Dunkirk (2017), Pearl Harbor (2001), American Sniper (2014); todas ellas llenas de una trama coherente, un guion estructurado y una brillante dirección.
Guardo la esperanza que esta amigable reseña que pueda servir para ocupar estas noches sombrías llenas de incertidumbre y ansiedad sobre nuestro futuro; pues en tiempos de guerra, el cine es paz.