EL PADRE MERSENNE Y LA DIVULGACIÓN DE LA CIENCIA EN EL SIGLO DE FERMAT Y DESCARTES

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Marin MERSENNE (8 de septiembre de 1588−1 de septiembre de 1648) desempeña, durante la época de Fermat y Descartes, el importante papel de  difusor de la Ciencia, al ser mediador y corresponsal entre buena parte de los científicos coetáneos, y en particular al ser el principal agente de la propagación de los trabajos matemáticos de Fermat.

 

Para Mersenne la Ciencia debe ser una actividad colectiva y la verdad sólo puede surgir de la controversia, que suscitará siempre que pueda, a veces incluso de forma imprudente,  entre los grandes científicos que acuden a su celda, del “Convento de los Mínimos” de París o que se comunican epistolarmente con él.

Mersenne inaugura en la Historia de la Ciencia la divulgación científica. Él mismo, de forma personal difunde en Italia los trabajos de Fermat, Roberval y Descartes, a través de su correspondencia con Galileo.

Puede decirse que la celda del Padre Mersenne fue el embrión de la futura “Academie des Sciences” de París. La mayor parte de los trabajos de Fermat (y otros sabios) son comunicados a la comunidad científica a través de su correspondencia con Mersenne y es por esta vía por donde se alimenta la importante controversia científica que tiene lugar entre Descartes y Fermat en torno a los “máximos y mínimos” (embrión de su Cálculo Diferencial) y las “tangentes de las líneas curvas” (origen de su Geometría Analítica).

El Padre Mersenne, gran amigo de Descartes por haber sido compañeros en el Colegio Jesuita de la Flèche, cataliza casi toda la actividad científica francesa del momento. Mersenne mantenía correspondencia, haciendo de intermediario, con gran parte de los científicos europeos coetáneos, haciendo circular entre los interesados los problemas, resultados, técnicas y métodos matemáticos que llegaban a su mano y convocaba reuniones, donde se discutían y trataban los problemas científicos más candentes, siendo asiduos de su cámara conventual Etienne Pascal (el padre de Blas Pascal, que era el líder del grupo), Roberval, Desargues, Hardy, Mydorgue y otros científicos franceses.

 

Ya en 1615 Mersenne llama la atención del mundo matemático en torno a los problemas vinculados a la cicloide, que se convierte en la curva de moda, objeto de estudio, polémica y controversia entre todos, a propósito de las cuadraturas, cubaturas, tangentes, rectificaciones y otras cuestiones relativas a esta curva. La cicloide se convierte, de ese modo, en «la Helena de las Curvas» o como reseña, en su “Histoire des Mathématiques”, el famoso historiador Jean-Étienne Montucla (1725−1799) en «la Manzana de la Discordia», ya que en la atmósfera matemática se respira un desafío general, de modo que todo matemático que se precie debe ponerse a prueba ante el público especializado, resolviendo todos estos problemas mencionados, vinculados a la famosa curva.

Desde luego, Mersenne era un gran matemático, bien formado, como Descartes en el Colegio Jesuita de “La Flèche”, con especial interés en “La Teoría de Números”, algunos de cuyos capítulos honran su nombre todas las Historias de las Matemáticas, como “Los números de Mersenne” en relación con los “Números Primos” y los “Números Perfectos”. En efecto, Mersenne advirtió la importancia que en la investigación de números perfectos tienen los números de la forma M(n)=2ⁿ–1, llamados “Números de Mersenne”, sobre todo cuando son primos (lo que obliga a que también n sea primo), llamados entonces “Primos de Mersenne”, a cuya búsqueda se reconduce toda indagación sobre “números perfectos de Euclides”.

 

Mersenne recopiló y reeditó muchas obras de matemáticos antiguos en la “Synopsis matemática” (1626), que fue reimpresa en 1644 con el título “Universae Geometriae mixtaeque mathematicae sinopsis”.

Mersenne fue un estudioso de la música, y desarrolló diversos aspectos de la misma en “Les préludes de L’Harmonie universelle” (1634) y “L’Harmonie universelle” (1636-37). Fue el primero en enunciar las leyes de la cuerda vibrante:

► «La frecuencia es proporcional a la raíz cuadrada de la tensión e inversamente proporcional a la longitud del diámetro y a la raíz cuadrada del peso específico de la cuerda».

Mersenne realizó experimentos con tubos sonoros y cuerdas vibratorias que le permitieron descubrir y enunciar leyes precisas que han figurado con su nombre durante cerca de tres siglos. Investigó también diversos instrumentos, diseñó órganos portátiles y estudió numerosas cuestiones en relación con la música antigua y la coetánea.

De los restantes escritos de Mersenne debe citarse la traducción de la mecánica de Galileo (“Les méchaniques de Galilée”, 1634). Gran admirador del científico italiano, mantuvo durante años correspondencia con el sabio y contribuyó a la difusión y aceptación de sus hipótesis en Francia.

La actividad científico-teológica de Mersenne se sitúa en los albores del mecanicismo. Frente al aristotelismo, para Mersenne, la nueva física mecanicista describirá de modo más seguro las leyes naturales que la aristotélica, al construir la explicación de la naturaleza no sobre bases filosóficas, sino sobre principios matemáticos, es decir, al igual que Galileo «leer la naturaleza con la regla matemática». De esta forma, el ilustre filósofo y científico francés contribuyó sobremanera al nacimiento y desarrollo de la física moderna.

 

 

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