EL DESTINO DE LA CRUZ DE LA INFAMIA

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La mayor alegoría al Franquismo ha terminado por desaparecer y, aunque aquella construcción faraónica del dictador hecha con sangre, sudor y muerte del bando republicano en presidio tras la ignominiosa y fraticida Guerra Civil de 1936-1939 sigue en pie, sin embargo, ha desaparecido como mausoleo de quienes fuesen su promotor y sustentador del fascismo durante cuarenta años ta y  de su gran imagen, el fundador de la Falange, mediante el adoctrinamiento de un país destrozado, muerto de hambre y en la miseria y en la ruina, bronco, sumiso y católico servil a esa España, una, grande y libre, como rezaba a la entrada de cada pueblo y cuidad, pero con el yugo y las flechas del sometimiento y de la sangre derramada durante cuarenta años de dictadura y represión.

Por fin, ambos han sido exhumados y traslados a cementerios, como el resto de los mortales, Francisco Franco al del Pardo de Mongorrubio y José Antonio Primo de Rivera al sacramental de San Isidro, en Madrid capital y, aunque todavía persiste la simbología franquista podemos darnos por satisfechos porque  ha triunfado la ley de la memoria histórica, pudiéndose vislumbrar para la reparación de tanto crimen y tortura de los vencedores sobre los vencidos el destino de la cruz como unión de todos los españoles contra el fascismo, si es que realmente somos fieles y respetuosos con nuestra propia Constitución y al recuerdo de una guerra y posguerra de venganza y de odio, pero sobre todo por  la necesidad acabar con las dos España de color azul y rojo que todavía perdura.

Sólo así se cerraría la página de ese macabro libro escrito con sangre por un militar sublevado contra un gobierno legítimamente elegido en las urnas durante la Segunda República, y de su venganza continuada contra ese bando perdedor después del conflicto bélico con el apoyo de una iglesia colaborativa con el régimen, emborrachada de la santa cruzada contra rojos, masones y comunistas, sin que haya pedido perdón por ello.

Ahora bien, para que el valle de los caídos se convierta en el mausoleo de las 34.000 víctimas de la guerra civil, allí enterradas, la mayoría con la nocturnidad y alevosía con la que siempre actuó el régimen franquista, la gran mayoria en contra de la voluntad de sus familiares, así como  recuerdo de los represaliados durante cuatro decadas de sangrienta dictadura,  todavía queda para acabar con el resentimiento que los actuales partidos políticos tanto de una lado y como del otro fomentan con la confrontación y el odio contra el contrario, con ideologías carentes de sentido sólo, tan sólo por pensar diferente, en vez de combatir la ignorancia y sus causas fomentando el libre pensamiento que tanto molestó al  dictador llegando a la tortura y la muerte de quienes no fueron sumisos a su régimen.

Esa es la única manera de terminar con el fascismo, pero también con la forma de obrar de quienes prefieren un pueblo ignorante al que poder manipular convirtiendo en instintos sociales conceptos tan sublimes como la libertad, la justicia y el honor. Esa es la única razón de mantener ese monumento como recuerdo vergonzoso de lo que ha sido,  fruto del totalitarismo, que como manifestación de un pensamiento único el actual populismo político, tanto de izquierdas y de derechas fomentan manteniendo permanentemente el conflicto ideológico, sólo preservarse en la poltrona del poder, olvidándose del interés público o general buscando el equilibrio que debe existir entre el trabajo y el capital para conseguir una sociedad prospera sustentada en cimientos sólidos construidos con la colaboración de todos, gobernantes y gobernados, sin más distinción del color político o ideológico que el trabajar por el bien común, pues nada sirve la política sino se le dota del pragmatismo necesario y colaborativo para llevar a cabo lo que predican, con parámetros de eficiencia y progreso.

1 COMENTARIO

  1. La memoria, como bien dices, se ha repuesto constitucionalmente.
    Todos los que amamos la libertad estamos en contra del fascismo y también de cualquier otro totalitarismo.
    Ahora queda no olvidar sólo para no repetir; pero dejar atrás, en paz de una vez por todas, a las dos Españas.

    Magnífico artículo, de una mente políticamente muy bien amueblada.
    Muchas gracias.

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