EL AMOR, EL DESENCANTO Y EL PERO, PERO, PERO DE LOS PATRONES Y LOS MAPAS MENTALES.

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El desencanto lúcido tiene el lirismo consistente de la indolencia. Es el pero, pero, pero de los remolinos emocionales remontando asociaciones delicadas en un intento de regeneración del amor. Menos mal que los psicólogos nos han explicado que detrás de cada emoción/sentimiento hay una IDEA mental, una información guardada a nivel inconsciente que cristaliza en creencia, algo que damos por real ya que se convierte en “nuestro mundo”.

 

“Lleva mucho tiempo saber que ese famoso yo nunca se pierde, pero tampoco se encuentra realmente”. Gregor von Rezzori
https://www.clereviewofbooks.com/home/2019/7/2/fascism-and-fracture-on-gregor-von-rezzoris-abel-and-cain

Hoy os hago un planteamiento apasionante en el que va salir triunfador el amor, pero no como solución romántico-sentimental, sino como la única salida posible al atolladero en que ha quedado atrapado el ser humano. Al final es el amor el que salva al Don Juan de Zorrilla, a Raskólnikov de Dostoyevski, y a ti y a mí.

La confluencia de almas no es flor para quien no fluye en su propia oscuridad. Las conexiones subterráneas convergen con el encanto escondido bajo diversas actitudes: en la sincronía, en la imaginación activa, en la cultura y siempre, en las maneras (la otra educación).

Tratamos simplemente de no caer por el precipicio del agotamiento. Es la desvinculación de los estados emocionales o de relaciones que podrían originar apegos. Optamos por desaparecer y nos convertimos en lechuga.

Al sacar de nuestras vidas al amor romántico, la mayor parte de las tendencias narcisistas desaparecen de la identidad psicológica y espiritual. Cierras una puerta, se abre una ventana: acabamos con la mente condicionada y aparece la impermanencia.

Así nos bate el desafío de las relaciones: o nos desatascamos o nos quedamos sin alma…

Estatua del padre de los Panero en un fotograma de “El desencanto”, de Jaime Chávarri
https://www.youtube.com/watch?v=QLG2Yv5tO04

El objetivo es liberarnos mientras, la polarización campa a sus anchas: solo somos capaces de manejar ciertas emociones y funciones relacionales. Cuando conocemos a alguien y comenzamos una relación, evaluamos inconscientemente sus cualidades, atributos, tendencias y capacidades emocionales. Gradualmente, insidiosamente e inconscientemente, a medida que la relación avanza, emerge un poderoso proceso psicológico de asignación de roles emocionales.

Por si fuera poco, lo que hemos vivido anteriormente nos condiciona. Y si las circunstancias de vida presente son peleagudas… No es caos, son la desgana y el agotamiento los que nos empujan a pegar la vuelta.

Existe una gran cantidad de teorías psicológicas que intentan conceptualizar por qué ocurre. Se formulan alrededor de una multitud de emociones y funciones de rol en cualquier punto de una relación.

https://sepimex.wordpress.com/2014/12/10/que-funcion-tienen-las-emociones/

Sabemos lo que debemos hacer, ya que no suele ser algo que no entendamos, al revés es algo que sí entendemos muy bien. Pero tendemos a postergar o prevenir, y un mes se convierte en un año, que se convierte en una década. Esta incapacidad no es un defecto de carácter, sino que parece ser uno de los elementos centrales de la condición humana.

Actuar y resolver provocaría un cambio, interrumpir el status quo y la rutina a la que muchas personas se aferran y donde encuentran consuelo. Crearía un límite entre el pasado y el presente, marcando el paso del tiempo, la inevitabilidad de la pérdida y la nostalgia de lo que una vez fue y lo que nunca pudo ser. Paradójicamente, tiene el efecto de hacer que la persona se sienta mal, engendrando autocrítica.

Hacer un cambio, está imbuido de una sensación de fracaso , inicia el miedo a lo desconocido y desencadena ansiedad por no saber si las cosas finalmente saldrán bien. La situación personal en el presente se ha convertido en una parte tan importante de la identidad de las personas que se supone que es personalmente definitoria y permanente cuando, de hecho, todas las cosas en la vida, incluso la vida misma, son impermanentes.

El ser humano está bien arraigado en una narrativa compleja, construida con el tiempo, sobre la prueba o el enigma que le causa angustia, hasta parecer irresoluble.

En “La Vida es Sueño”, Calderón ponía en boca de Segismundo la audaz alternativa ante la aparente inconsistencia de la vida: “Atrevámonos a todo”.

Los psicólogos actuales recomiendan acabar con los “efectos de expectativa“, esas actitudes inconscientes que una persona incita en otros, y que no están vinculadas a ningún factor o característica directa u obvia. Los efectos de la expectativa son, en esencia, los precursores de las indicaciones neurobiológicas. Estas señales no se reconocen conscientemente; en cambio, activan sutilmente una forma estilizada de pensar y sentir acerca de otras personas y, gradualmente organizan y dan forma a las respuestas que están alineadas con las mismas. Más allá de nuestra conciencia e intencionalidad, estamos comunicando neurobiológicamente nuestra historia a otros de manera que, en última instancia, parece perpetuarse esa historia.

 

Nuttin (1985) , declaró que todavía es un reto para la investigación psicológica, la representación de las complejas relaciones que acontecen entre los deseos y afectos humanos, las metas y planes de acción sobre el mundo percibido y pensado’ y la actividad psíquica.

 

Cada uno de nosotros tenemos una plantilla relacional inconsciente que determina a quién amamos, por qué los amamos y cómo nos aman, y muy poco sobre esta plantilla de nuestras propias elecciones o incluso nuestras preferencias están bajo nuestro control consciente.

El auto- conocimiento y auto-control de las emociones se puede asemejar a las nociones de auto-eficacia, auto-determinación y causación personal.

Metacognición y emociones, “aprender a aprender”, para llegar al equilibrio emocional
https://journals.copmadrid.org/psed/art/6ba3af5d7b2790e73f0de32e5c8c1798

Lo que sucede debajo de la superficie, y lo que realmente motiva a dos personas a unirse, es una dinámica inconsciente que llamada “reclutamiento”. Y el reclutamiento es un proceso que generalmente no termina bien, debido a la naturaleza desconcertante del amor, ya que o los amantes románticos no son héroes más grandes que la vida, ni son capaces de detener el tiempo.

La verdadera intimidad no hace promesas, enfrenta “heroicamente” lo que venga, sin más.

Pero: ¿cómo llegar a una combinación de amistad profunda, conexión con el alma, propósito emergente y tierno apoyo empático sin indulgencia?

Tal vez, respetando los límites emocionales y físicos sin invadirlos. Con una pasión emocional y sexual tranquila y profunda. Siendo sinérgicamente algo más que la suma de partes individuales.

 

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