DIRECTO AL PRECIPICIO

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Me lanzo directo al precipicio, literariamente hablando, ya que todo el mundo, creo y siento, que lo está haciendo también; sin embargo, vitalmente hablando. Es martes, diez de agosto de 2021. Son las once y media de la mañana. Nada más levantarme he realizado un ritual típico en mi persona: sentarme en el trono de porcelana, teléfono móvil en mano, y scrollear un rato por Instagram.

Aposentado en mi trono he visto un vídeo de una conferencia, publicado el pasado siete de agosto en la web citizenfreepress.com, titulado “What the Vaccine spike protein does to the body”, del Doctor Ryan Cole, reconocido patólogo anatómico especialista en inmunología y virología, entre otros méritos. En esta charla, el Dr. Cole expone evidencias recogidas a través de los procedimientos científicos que realiza en su laboratorio respecto de las consecuencias derivadas de las famosas inoculaciones experimentales recientemente administradas a nivel global. Permaneciendo en la misma cómoda y básica posición, he intercambiado también una breve y bonita charla, vía digital, con un buen amigo mío, quién se halla actualmente en un proceso vital no tan breve, pero sí verdaderamente bonito.

Desde el inicio de la pandemia mi instinto conspiranoico se activó. Olí a chamusquina y mi curiosidad innata me impulsó a cuestionar, investigar y criticar. El nuevo panorama de la nueva normalidad no me convencía en absoluto; el nuevo paradigma que se cierne sobre la humanidad no me resulta nada esperanzador. Sin prisa, pero sin pausa, desde entonces me dediqué a escuchar y leer cualquier información proveniente de cualquier fuente que tratase cualquier aspecto relacionado con el nuevo virus, la nueva pandemia y las nuevas vacunas. Paréntesis rápido: oficialmente se las llama vacunas, pero opino que sería más apropiado llamar a algunas de ellas de otro modo; inoculaciones experimentales, pseudovacunas o pinchazos serían algunos ejemplos de nuevos bautizos nominales.

En resumen, tras año y medio, mes arriba mes abajo, de cuestionamiento activo de la realidad, de investigación propia, de búsqueda de la verdad, he llegado a la quizá errónea o quizá acertada conclusión de que algunos de los pinchazos que se están tan filantrópicamente distribuyendo por todo el planeta no persiguen la saludable finalidad que nos venden a través de los medios de comunicación. Ya de paso, también podríamos rebautizar a estos últimos como medios de manipulación de masas. La cosa es que la ciencia, como de costumbre y por desgracia, se está viendo atada a agendas políticas y económicas. No me sorprende a estas alturas que las instituciones públicas que deben regular estos pinchazos, entre muchísimas otras sustancias, productos, tratamientos y prácticas, estén directa, enorme y escandalosamente financiadas por las empresas que regulan. Tampoco me sorprende que la OMS, organismo público y supranacional de máxima relevancia, tenga a la privada y, de nuevo, filantropísima fundación Bill & Melinda Gates Foundation como fuente de financiación número uno, por encima de cualquier Estado. Ni tan siquiera me pilla por sorpresa que, de nuevo, Bill Gates haya financiado varios de los nuevos pinchazos. Todo esto, y muchísimo más que no tengo el tiempo ni el espacio suficiente para desarrollar hoy, se llama, en cristiano, conflicto de intereses.

Por cierto, antes de que se me olvide: los memes; es decir, las imágenes, vídeos o textos con fines humorísticos y satíricos y no el neologismo acuñado por Dawkins, son hoy en día, a mi parecer, un formato clave para la expansión eficaz de la información. En una viñeta, en una consecución breve de imágenes, se alcanza a concentrar mucha información y mucha intención. Considero que pueden convertirse en uno de los mejores cauces con los que compartir información e ideas, a nivel educacional incluso. Además, el propio formato, que por definición se centra en satirizar, mostrar el absurdo, simplemente exponer, promover el cuestionamiento y/o hacer reír es verdaderamente adecuado a modo de semillas; a modo de pequeños y concentrados centros de información a partir de los cuáles se puede profundizar cualquier materia de estudio. El uso de los memes para iniciar un hilo de razonamiento lógico que luego sea acompañado con otras fuentes de información más extensas y rigurosas puede ser una divertida herramienta que poder aprovechar para potenciar la formación entra las generaciones que ya se manejan perfectamente en estos ámbitos y con estos formatos.

Volviendo a lo de antes, las actualizaciones de los datos oficiales respecto de las muertes y de los efectos adversos derivados de los nuevos pinchazos están públicamente disponibles en las páginas web de los respectivos centros de control sanitario. También existen blogs, organizaciones e individuos que se dedican a recopilar estas informaciones que se encuentran al alcance de todo el mundo y a divulgarlas. Además, científicos y especialistas como el anteriormente mencionado Dr. Ryan Cole se dedican a llevar a cabo sus propias investigaciones de carácter científico al respecto, de forma independiente y responsable. Por suerte, el afán por el saber, el sentimiento de justicia y la voluntad de conocer la verdad aún permanecen vivos e incorruptibles en ciertos espíritus que cohabitan este mundo. La inconsciencia, la temeridad, la irracionalidad, el egoísmo, aunque abundantes, todavía no son totales. No sé quién, o qué, pero algo, o alguien, me dice que una nueva generación va a resurgir de sus cenizas para cambiar las tornas de esta sociedad emponzoñada, superficial y manipulada; esta una generación atípica, pues se trata de una generación transgeneracional ya que la verdad, y por supuesto la Verdad, atraviesa todo y a todos sin distinción alguna (no como el nuevo virus que parece ser un tanto selectivo).

Así pues, este chaval de veintidós años viene a decir que toca espabilar ya de ya. Desde hace meses, en muchísimas ciudades de todo el planeta, en Europa especialmente, se están sucediendo manifestaciones diarias multitudinarias (en las que los asistentes permanecen muy pero que muy juntitos, como en el metro o en el tranvía) en contra de lo que comúnmente llaman nuevo orden mundial, el cual no es otra cosa que el intento de establecer un régimen totalitario, solidariamente maquillado, basado en el control de la tecnología en todos sus campos, en el control civil y en el control absoluto de la información (es decir, chinificar Occidente). Las pocas cabezas que se encuentran en la cúspide piramidal del poder tratan de cercar de una vez por todas a toda la población mundial, u occidental, para que esta se deba absolutamente a ellas, para que persiga la zanahoria hasta morir, para que mantenga una vida insubstancial y productiva, para que no se rebele frente al amo que la maltrata día tras día, para que solamente saque los dientes horizontalmente; es decir, para que seamos borregos, o ratas de laboratorio, según lo que interese en cada momento. Es por ello por lo que animo a cada lector o lectora, o lectore, de este sincero texto a que empiece a cuestionarse a sí mismo, a que se replantee su estilo de vida, a que escuche activamente a cada persona que tenga algo que decir (sea esta una venerable persona de bien, o bien, sea esta un negacionista conspiranoico hippiorro y piojoso). También a que se pregunte si Papá-Estado y los mandatarios, que son mandados y nos mandan muchas cosas, se preocupan realmente por nuestras vidas, por nuestra salud y por nuestro bienestar. Insto a que cada uno empiece a informarse mejor de qué forma estimular el propio sistema inmunológico y a llevarlo a la práctica; ya puestos, un consejo práctico de entre tantos: dejad de llevar mascarilla al aire libre.

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