Podemos identificar lo moderno en el arte con dos características que, unidas o independientes, confieren una identidad. Lo moderno es una determinada forma de pintar. Lo moderno es el tema que se trasmite.
En este artículo nos vamos a referir al primer punto, es decir, a la técnica utilizada más que el tema tratado. En posteriores artículos comentaremos lo importante del tema tratado.
En relación a la forma de pintar, es decir, a la técnica utilizada, la pintura ha evolucionado hacia la pérdida del realismo perfecto. Ya en otro artículo comenté (Plaza Abierta La expresión artística: ¿Vemos, observamos y percibimos o, simplemente, sentimos?) que el inicio de la fotografía y su ulterior desarrollo hizo que los llamados pintores clásicos que , de alguna manera, intentaban reproducir una realidad que entonces solo era posible mediante la pintura, ya fueran paisajes, retratos o, en fin, reflejos de su tiempo, quedaran desbancados por el nacimiento de una técnica, la fotográfica, que podía reflejar la realidad de una manera exacta y fácil. A partir de ese momento, los pintores desarrollaron técnicas innovadoras que supusieron lo que hoy calificamos como pintura moderna, en lo referente a la técnica usada.
Veamos a continuación como se desarrollaron los acontecimientos a partir de este hecho, que vamos a datar a mediados del siglo XIX.
En la segunda mitad del siglo XIX nació el movimiento impresionista que ya no buscaba el plasmar lo más exactamente posible la realidad, sino que buscaba dar protagonismo a la propia luz. Para ello utilizaban técnicas en las cuales quedaba patente la pincelada, hecho este que anteriormente era impensable. Podemos decir que el término, atribuido al crítico de arte Louis Leroy, nació en 1874 en la Exposición del Salón de Artistas independientes celebrado ese año y si tenemos que colocar un cuadro representativo de este movimiento tenemos que nombrar a Impresión sol naciente de Claude Monet.
La evolución del impresionismo fue hacia el postimpresionismo a finales del siglo XIX y principios del XX (Cézanne, Van Gogh, Gauguin, entre otros) buscando superar las limitaciones que tenía el propio impresionismo. Algunos postimpresionistas utilizaron técnicas totalmente innovadoras, como en el caso del puntillismo de Paul Signal o Geoge Seurat. En realidad, la idea de los postimpresionistas era, no renegar del movimiento inicial, si no, más bien, perfeccionarlo utilizando colores vivos y dando importancia a la bidimensionalidad en las obras, intentando plasmar la fuerza de la propia imagen con libertad del color.
Como podemos apreciar en el cuadro “Los jugadores de cartas” Cézanne realiza una construcción geométrica, pero, además de la luz, definitorio del impresionismo, en esta obra está presente la propia acción y los personajes.
Podemos hablar del impresionismo y el postimpresionismo como los precursores del resto de movimientos pictóricos que se desarrollaron a finales del siglo XIX y principios de XX y que han dado formato y contenido a la llamada Pintura Moderna.
Entre estos movimientos nos encontramos con el Fauvismo, el cual se caracteriza por el uso de forma brusca del color, de ahí su nombre (fauvismo:fiera). Se trata de que el color sea capaz de representar las formas concretas, el carácter plano y bidimensional, los contornos, las superficies, lo real y lo ilusorio.
André Derain y Henri Matisse fueron los representantes más importantes de este movimiento que nació entre 1904 y 1908.
Otro movimiento evolutivo fue el expresionismo, nacido en Alemania, en que se provoca y se exhibe una deformación de la realidad para intentar plasmar un sentimiento, una descripción del propio sentimiento, una subjetividad manifiesta. Se trata de reflejar una angustia esencial de forma plástica utilizando colores violentos con una tematica de soledad, tristeza y miseria. En el fondo esta deformación de la realidad va buscando la esencia más dramática.
De cualquier forma, todos estos movimientos no entran dentro de la vanguardia, entendida esta como un camino de ruptura de todo lo anterior. El verdadero camino de vanguardia lo inicia un movimiento nuevo denominado cubismo y se inicia como una ruptura del último recurso académico-realista que permanecía y que era la propia perspectiva. El cubismo rompe con dicha perspectiva de una forma brusca e incluso, violenta. Se basa en la utilización de figuras geométricas (triángulo, rectángulo y cubo) como base para la representación de una realidad que siempre estará deformada. Lo que intentaba el cubismo con la utilización de estas formas geométricas es representar la tridimensionalidad.
Este movimiento fue creado por Pablo Picasso y George Braque y fue el germen del resto de vanguardias que nacieron y se desarrollaron en el siglo XX. Técnicamente, el cubismo abandona los colores sugerentes para trabajar con tonos neutros (grises, verdes y marrones)
El cubismo, además de ser la primara vanguardia, abrió el campo a la utilización dentro de la pintura, de técnicas no pictóricas, es decir, materiales diversos unidos a la propia obra. (collages).
Como vemos, analizando la evolución de la pintura moderna, vemos que los artistas buscan reflejar en sus obras algo más que la simple exposición de una realidad, aunque esta esté realizada con la técnica más perfecta. Las vanguardias quieran dar un paso más. Reflejar en la pintura algo que pueda parecer aparentemente imposible. Así nació el futurismo como una vanguardia que buscaba representar en el propio lienzo el reflejo del movimiento con un contenido de la obra relacionado directamente con el mundo moderno, esto es, las ciudades, las maquinas, los automóviles, el deporte …etc
El Neoplasticismo nació en Holanda en 1917 y su figura predominante fue Piet Mondrian y está vinculado directamente al nacimiento del arte abstracto. Este movimiento busca la representación de lo esencial eliminando de forma rotunda todo lo accesorio. Lo realiza utilizando formas geométricas, fundamentalmente líneas rectas y cuadrados con utilización de colores simples y primarios. Se trata de un planteamiento puramente racionalista en el que se intenta eliminar al objeto o reducirlo a su forma más simple, buscando el equilibrio en la propia obra pero alejándose de la simetría. En el fondo son pinturas ordenadas, equilibradas y alegres.
El Dadaismo, como movimiento de vanguardia surge como una protesta contra la primera guerra mundial y nació en Zurich en 1916. Es un movimiento totalmente reactivo a todo el desarrollo y evolución del arte hasta ese momento. Defienden el caos frente al orden. La espontaneidad y lo inmediato frente a lo elaborado y racionalizado. Prefieren la imperfección frente a la perfección absoluta. Abarca todas las corrientes artísticas, no solo la pintura, de hecho su fundador fue un poeta rumano Tristan Tzara. En el fondo lo que intenta es propiciar la anarquía en las mundo artístico moderno. En realidad es una pintura antiartística.
En esta misma segunda década del siglo XX nació el denominado Sincronismo como movimiento nacido, esta vez, en Estados Unidos por los artistas Stanton MacDonald-Wright y Morgan Russell. Este movimiento se basa en la idea de tratar al color como se hace habitualmente con el sonido. Intentar pintar con escalas cromáticas para, de alguna manera, evocar un sonido armonioso.
Hasta aquí nos hemos referido a los principales movimientos artísticos que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX. A partir de aquí el desarrollo de la pintura, como expresión artística, ha evolucionado de forma prodigiosa hasta límites que parecían imposibles unos pocos años atrás. Pero veamos cual ha sido el desarrollo de la propia técnica en la pintura, la cual ha ido abandonando las formas clásicas de pincel y paleta en mano a otras formas más resueltas e innovadoras.
En primer lugar, como no, citar a Jackson Pollock con su técnica de Dripping basada en movimientos de su cuerpo salpicando pintura con el lienzo situado en el suelo. Lo que el artista transmite es la carga energética de su propio movimiento en el lienzo.
Otra técnica es la de arrastre o desgastado impulsada por el holandés De Kooning en la cual se raspaba y removía la pintura del lienzo, pintando una y otra vez sobre la misma raspadura. Creaba una pintura representativa y gestual a la vez.
El pouring o pintura fluida consiste en verter la pintura en un estado fluido para crear matices y expresiones distintas a las ocasionadas por la propia pintura aplicada directamente sobre el lienzo en su estado de fluidez habitual. Se trata de lograr que la pintura esté en el estado más liquido posible utilizando para ello diversas substancias fluidificantes.
En fin, existen muchos más ejemplos de técnica de vanguardia en la pintura actual. Podemos asegurar que en el arte contemporáneo cualquier técnica es buena si tiene unos objetivos claros de desarrollo.
En una de mis últimas obras utilizo la técnica de PLASTER o emplastado con importantes variaciones con respecto a la técnica tradicional y que consiste, básicamente, en colocar sobre el lienzo pegotes de pintura suficientemente grandes, para después, ir dando forma a ese pegote, bien con espátula, bien con los dedos, para desarrollar la idea que representa el lienzo. Podemos decir que se trata de esculpir la propia pintura para que represente físicamente un medio tridimensional auténtico.