COTILLEO

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He leido en varios medios de comunicación¹ que existen estudios que demuestran que cotillear es beneficioso para nuestra salud mental, como el de la Universidad de Berkeley en el que se concluye que cotillear produce dos beneficios: primero, nos ayuda a mantener el orden social y segundo, reduce nuestro nivel de estrés.

Foto de Ben White en Unsplash

Otros dos estudios de las Universidades de Texas y de Oklahoma demostraron que las personas que comparten cotilleos, que hablan mal de una tercera persona, refuerzan más su relación que si sus cotilleos hubieran sido positivos

Así mismo, un estudio realizado por investigadores holandeses afirma que los cotilleos nos convierten en mejores personas y nos hace más reflexivos.

En definitiva, todos ellos llevan a la conclusión que cuando menospreciamos el cotilleo, pasamos por alto el hecho de que es una parte esencial del funcionamiento del mundo social, habida cuenta que fortalecen los vínculos emocionales entre las personas que los comparten. Sólo un 4% de ellos son realmente maliciosos, eclipsando sus ventajas y beneficios.

Sin embargo, creo que lo que realmente engrandece a los seres humanos y hace más fuertes las relaciones interpersonales, además de más sanas, son las críticas positivas más que las negativas que hacemos de los demás.

Hace unos días llegó a mis oídos una frase de la que desconozco su autor o autora que, mas o menos decía así: «Para saber cómo es realmente una persona… no escuches lo que dicen los demás de ella… sino lo que dice ella de los demás«, frase que adquiere una especial relevancia cuando hablamos de lealtad y compromiso, pero también cuando en cualquier ámbito se impone el cotilleo ante la verdad de cómo son las cosas realmente sin diferenciar entre una verdad subjetiva fruto de nuestra percepción del mundo que nos rodea, y una verdad objetiva basada en hechos ciertos.

Por otro lado, cuando la ignorancia va acompañada de la osadía, eso sin tener en cuenta el animus o intención de hacer daño, se tiende a convertir lo que tan sólo son verdades relativas en verdades absolutas, estableciendo una equivalencia falsa o falacia lógica describiendo una situación donde hay una equivalencia aparentemente lógica, pero en realidad no hay ninguna; lo que convierte a su autor en un depredador social cuando lo que se cuestiona es la imagen de alguien o su honor.

Sí, el no aceptar que nuestro juicio esta viciado de una verdad relativa nos llevará a convertir en inmutables o en universalmente válidos hechos que dependen de un contexto determinado y que, por lo tanto, fuera de él, carecen de la fuerza probatoria que le pretendemos dar.

Mientras, no seamos capaces de discernir que la verdad absoluta es aquella que no depende de ninguna circunstancia, persona, o cultura, siendo siempre verdadera en cualquier contexto y que, por el contrario, la relativa es aquella que sólo es considerada verdadera dentro de un contexto específico, pudiendo ser falsa en otro distinto, nuestro juicio social no será más que un mero cotilleo falaz o un intercambio de comentarios indiscretos sobre asuntos ajenos, casi siempre, como una estrategia para promover nuestra propia reputación e interés a expensas de los demás.

fotografia del autor del texto

Que insana costumbre la de hablar mal de los demás sin la intención de reconvertir su conducta, bien prestándole nuestra ayuda personal o social, o mediante la denuncia cuando no es reconvertible, y no me refiero antes determinadas instancias, sino también mediante la crítica, siempre que desemboque en un juicio justo y equitativo con la preminencia de la presunción de inocencia y, siempre con la debida magnanimidad y benevolencia, intentando comprender aquellas conductas aparentemente reprobables, sus circunstancias y motivos. En caso contrario, nuestro perjuicioso comportamiento nos condenará al castigo que merecemos por intentar eclipsar a los demás basándonos en meras apariencias, al evidenciar ante quien nos escucha que no somos muy diferentes que aquellos a los que criticamos, incluso, quizá peores.

Por lo tanto, cotilleos maliciosos desprovistos de un juicio lo más objetivo posible, no sólo son perniciosos sino que demuestran nuestra falta de calidad humana, lo que me lleva a discrepar de esos estudios de la personalidad y sociales que afirman que el contilleo une…, sí claro, une a los cotillas, siempre dándolos por válidos, pues aparte de su alusión en algunos medios no he podido localizarlos tras una prolongada búsqueda.

(1):
https://www.cosmopolitan.com/es/consejos-planes/familia-amigos/a41867309/beneficios-salud-mental-cotillear/
https://qpasa.com/actualidad/echar-chismes-hace-que-las-personas-sean-mas-felices-segun-un-estudio/
https://www.diariodesevilla.es/salud/investigacion-tecnologia/Cotillear-aliado-salud-mental_0_1617739908.html

 

 

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