CONDORCET: LA MATEMÁTICA COMO FUNDAMENTO DE LA POLÍTICA Y LA EDUCACIÓN

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►«Esclareced las ciencias morales y políticas con la luz del Álgebra».

Nicolas de CONDORCET (1743-1794)

 

La ciencia fue en el ámbito socio-político de la Revolución Francesa una de las fuerzas inspiradoras de los profundos cambios de una época decisiva para la historia de la humanidad. 

En la exaltación de la razón y la destrucción de los últimos vestigios feudales, la ciencia desempeñó una función directora reconocida por casi todos los gobiernos de la Francia revolucionaria. Así lo señala CONDORCET en su “Proyecto de Decreto sobre la Organización General de la Instrucción Pública:

 

 

►«Todos los desaciertos de un gobierno y de una sociedad se basan en errores filosóficos que, a su vez, provienen de equivocaciones en la ciencia natural».

 

Más allá de una concepción de la historia con protagonismo de los factores económicos, sociales y políticos, para CONDORCET es el progreso del espíritu el responsable del avance de la civilización y, en particular de la ciencia, que se constituye, a través de la INSTRUCCIÓN DEL PUEBLO, en la única forma de liberación del hombre contra la superstición y el despotismo, efectos de la ignorancia; de modo que la Educación, vertebrada por el conocimiento de las ciencias, se convierte en el principal instrumento de la promoción auténtica de los derechos del hombre.

La Revolución Francesa determinó el fenómeno de la politización de la cultura y de la ciencia. Para los revolucionarios progreso histórico y progreso científico viene a ser lo mismo, ambos deben proporcionar liberación y felicidad al hombre. Se hace general en la mente de los científicos la convicción  de CONDORCET de vivir en un «siglo filosófico» en el que la ciencia debe tratar de «recuperar el tiempo perdido» y en el que «para el filósofo, la posteridad representa lo que el otro mundo es para el hombre religioso». «Conocer para transformar», como poco más de medio siglo después apuntaría Marx.

En la época prerrevolucionaria, bien alimentada por la Ilustración, la ciencia vinculada a la técnica, será el factor dinámico por excelencia de la sociedad. La politización de la que se habla hay que entenderla como encuentro entre el entusiasmo científico y la pasión histórico‑social, al incluir en una misma concepción del mundo los problemas de la Ciencia y del Estado, del Conocimiento y de la Libertad, de la Técnica y del Progreso social. Es una politización necesaria y espontánea que transforma a los científicos e intelectuales en políticos, es decir, en hombres que con su ciencia y sus ideas han decidido influir en la historia.

CONDORCET fue, junto con Gaspard Monge una de las figuras más sobresalientes en la reforma de la anticuada maquinaría administrativa del Estado y en particular del establecimiento de una nueva y moderna Educación, pública, libre y basada en principios científicos. CONDORCET fue el verdadero espíritu inspirador del Comité de Instrucción que presentó a la Asamblea Legislativa su esquema en 1792, para fijar los estándares del nuevo sistema educativo francés, en el que, por cierto, la Matemática constituía una parte fundamental del Plan de Estudios. La vieja Academia científica en la que el saber era patrimonio de unos pocos, que consideraba la ciencia como una vocación personal, que prescinde de la utilidad social, es abolida por la Convención Nacional el 8 de agosto de 1793. En su lugar se crea el “Instituto Nacional de Francia”, que se vinculará, poco después, a tres nuevas y prestigiosas instituciones científicas: La Escuela Normal, la Escuela de Medicina y la Escuela Politécnica, que tendrán la misión de formar un equipo de profesores, técnicos y científicos especializados, preparados para resolver los problemas que plantea la nueva sociedad. Siendo nombrados para enseñar en ellas a los hombres más eminentes, la Revolución creó el tipo de profesor científico asalariado y publico, que a lo largo del siglo XIX sustituirá gradualmente al gentilhombre aficionado o al científico en relación de clientela privada de la época anterior.

 

Como experto en ciencia política, CONDORCET defendió la Educación pública para todos los ciudadanos, los derechos constitucionales, la igualdad de derechos para las mujeres y para todos los seres humanos, sin distinguir razas ni creencias religiosas.

 

 

Su gran capacidad intelectual y de reflexión analítica y su alto nivel de conocimientos, le valió la atención de Voltaire (quien le llamaba el “filósofo universal”) y también la admiración de su profesor, el gran matemático D’Alembert, padre de la Enciclopedia, junto con Diderot. Centrado en la ciencia, en 1765, CONDORCET publicó su primera obra sobre las matemáticas, titulada “Essai sur le calcul intégral”.

 

El 25 de febrero de 1769, fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias de Francia y más tarde lo sería también de las de Berlín, Turín, Bolonia, San Petersburgo y Filadelfia. Tuvo contacto habitual con los filósofos y matemáticos (D’Alembert, Condillac, Diderot, Voltaire, Helvétius, Turgot,…) que admiraban sus artículos de matemáticas, brillantes especialmente en el Cálculo Integral, Probabilidades y Matemática Social, en lo que fue un auténtico pionero.

CONDORCET formó parte de la «Comisión de Pesos y Medidas» de la Academia de Ciencias (que incluía un grupo de científicos de gran altura: Laplace, Monge, Lavoisier, Coulomb, Lagrange, Legendre, ..) que propuso a la Asamblea Constituyente adoptar el principio de un sistema unificado de pesos y medidas, UN SISTEMA MÉTRICO DECIMAL, con el espíritu universalista de los visionarios de la Revolución, que tenían la conciencia de trabajar para toda la humanidad y pretendía erradicar el sistema tradicional, considerado como una reliquia del feudalismo, para alumbrar un nuevo sistema que pudiera ser aceptado en todo el mundo. En palabras de CONDORCET a la Asamblea Nacional:

 

►«La Academia trató de excluir todos los elementos arbitrarios, todo lo que pudiera despertar sospechas sobre el interés particular de Francia,… ».

 

CONDORCET fue uno de los primeros en aplicar sistemáticamente las matemáticas en las ciencias sociales. En 1785 publicó el “Ensayo sobre la aplicación del análisis a la probabilidad de las decisiones sometidas a la pluralidad de voces” (es decir, de decisiones por mayoría), donde exploraba la llamada PARADOJA DE CONDORCET o “paradoja de la votación” que es una situación en que las preferencias electorales colectivas son cíclicas (no transitivas), aunque las preferencias individuales no lo sean. Lo cual es paradójico porque implica que la voluntad de las mayorías entran en conflictos entre sí; en otras palabras es posible que en un procedimiento de elección falle el criterio «siempre-un-ganador». Cuando esto ocurre, usualmente se debe a que las mayorías en conflicto están formadas por diferentes grupos de individuos.

 

CONDORCET Tuvo un papel muy relevante en la Revolución Francesa, abogó por un camino racionalista y defendió las causas liberales. Fue elegido miembro de la Asamblea Legislativa y presidente de esta Cámara en 1792. Publicó un importante artículo para el “Journal de la Société” pidiendo “La admisión a los derechos de ciudadanía para las mujeres”.

 

 

Tal vez su mayor contribución legislativa fue el programa para diseñar el sistema educativo francés, aprobado más tarde y que se ha mantenido vigente en líneas generales desde entonces. CONDORCET criticó los excesos revolucionarios que se estaban cometiendo contra los girondinos moderados, a los que apoyó durante el “El Terror” de 1793, lo que le granjeó poderosos enemigos. Tuvo que huir, y mientras estuvo escondido escribió su célebre: “Esquisse d’un tableau historique des progrès de l’esprit humain” (“Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano”, 1795). En esta obra perfiló el progreso de la especie humana a través de nueve etapas, empezando por la primitiva. También esbozó el concepto de una décima etapa donde, en gran medida a través de la Educación, podría alcanzarse la perfección humana. Al sospechar que su refugio ya no era seguro, CONDORCET intentó escapar. Fue descubierto en Clamart, pueblo cercano a París, y encarcelado; al día siguiente fue encontrado muerto. 

El “Esquisse” de CONDORCET es un cuadro histórico del progreso de la mente humana. Quizá nadie haya formulado con tanto énfasis la confianza en el progreso de la humanidad, la preocupación central del pensamiento de la Ilustración. CONDORCET Sostuvo que la expansión del conocimiento en las ciencias exactas, naturales y sociales conduce a un mundo cada vez más justo de libertad individual, de riqueza material, moral y de compasión del ser humano hacia sus semejantes.

CONDORCET tuvo la visión del hombre como en continuo avance hacia una sociedad utópica, y destacó que para que esto sea posible el hombre debe unirse sin distinción de raza, religión, cultura o género. Para él la Nación necesitaba ciudadanos ilustrados para la Democracia, y por eso la Educación debía ser verdaderamente pública. La Democracia implica ciudadanos libres, y la ignorancia es la fuente de la servidumbre. Los ciudadanos tenían que contar con los conocimientos necesarios para ejercer su libertad y comprender los derechos y leyes que garantizan su disfrute y debían de establecer reglas políticas y mecanismos legales que asegurasen el futuro. Aunque la Educación no puede eliminar los contrastes diferenciales en el talento, todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos para tener una formación cívica, libre y responsable.

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