Hay muchas maneras de hacer las cosas en la vida. Ya sea para cantar o tararear, para nadar o navegar, para dibujar o escribir, y siempre hay estilos que se adaptan mejor a nuestros gustos y capacidades. Pero si hablásemos -al modo psicológico- de estilos perceptivos y cognitivos, muchos torcerían la cara. Sin embargo, hay que contar con los peculiares modos de captar y de expresarse para desarrollar lo mejor de cada cual, de acuerdo con sus circunstancias.
Cuando hay que escoger actividades recreativas, artísticas o deportivas de un muchacho, se debe contar con su carácter y con las expectativas de plenitud y complementariedad que le abra. Así se manifiestan los psicólogos Giorgio Nardone y Stefano Bartoli en ‘Más allá de uno mismo’ (Herder). Y destacan con sentido común: “Si obligo a un sujeto rápido-intuitivo a actuaciones lentas y analíticas obtendré unos resultados desastrosos y además provocaré una aguda crisis a un individuo analítico al obligarlo a responder intuitivamente”.
Por otro lado, transmitir que todos podemos ser genios es una falacia, un engaño cruel difícil de perdonar. No se puede jugar con la gente y entontecerla. No todos podemos ser Einstein o Picasso o Leibniz. Creérselo bloquea la capacidad resiliente y obtura una necesaria readaptación a la realidad. Otra cosa es promover en cada uno lo mejor posible, que por sí siempre encierra valor, y fomentar la curiosidad por saber y experimentar. La ciudadanía saldrá así favorecida.
En el horizonte siempre el afán de cada individuo por hacerse un hueco. Importa que su identidad, única e intransferible, no se disuelva en rituales sociales que se repiten por generaciones, sin derecho a réplica. Con diferentes desarrollos, todos tenemos una conciencia inmediata y otra reflexiva. Si las conjugamos de forma adecuada, obtendremos “un actuar espontáneo construido”. Subrayan Nardone y Bartolí que si un deportista logra un resultado excepcional y hace, tras él, un análisis reflexivo y certero, podrá pulir su actuación, afianzarla e incluso mejorarla. Se precisa elasticidad mental, carácter y sentido de la realidad. Esos párrafos los veo aplicables a los políticos, así que he dado en pensar en Inés Arrimadas, la ganadora de las elecciones en Cataluña. ¿Sabrá reencontrar el origen sencillo, sensato y poderoso que Ciutadans abandonó en mala hora, según lo quiso Albert Rivera?