CINCUENTA SOMBRAS, UNA PENUMBRA

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A veces hacen falta cincuenta sombras para poner de manifiesto una penumbra. Cincuenta sombras o más.

Al señor Grey me lo presentó mi amiga Ana hace un par de veranos. Me dejó el libro y me pidió que lo leyera porque había escandalizado, e incluso excitado, a algunas mujeres de sus círculos. Y yo, lector impenitente que no había oído hablar del librito en cuestión, me puse con ahínco a la tarea solicitada. Y sin con ahínco comencé acabé con hastío, o con necesidad urgente de rematar una tarea que se me estaba haciendo cuesta arriba.

Los primeros capítulos me parecieron una típica fotonovela de los años 60 solo que los textos no se escribían en “bocadillos”, ni había fotogramas. Según avanzaba en la lectura aquello se convirtió en una manual de erotismo avanzado para “monja alférez” para devenir finalmente en un panfleto de elogio al maltratador triunfante al que todo le está permitido porque es rico, guapo y tiene helicóptero. El mismo comportamiento por parte de un señor humilde, con coche de segunda mano y deudas acabaría seguramente con una orden de alejamiento o un asesinato, sin contar con el linchamiento público, por mucho contrato de sumisión que hubiera firmado la víctima.

Pero ya al cabo del tiempo y viendo el fenómeno social que la acompaña, inevitablemente uno reflexiona y saca conclusiones, y las conclusiones no son nada positivas, ni para la novela, ni para los individuos que la aclaman, sean del género que sean, ni para la sociedad que acoge el éxito.

De la novela no se puede hacer una crítica literaria ya que la literatura está ausente, como máximo podemos reseñar esa ausencia. Como erótica, no sé, a mí me produce una cierta hilaridad trufada de vergüenza ajena, la misma que me produce la pornografía barata de gestos desmesurados, gritos histéricos y situaciones imposibles, improbables, irreales. Basta comparar con novelas que si son eróticas y que están disponibles en cualquier librería. Y respecto a su supuesto sado-masoquismo, y dado que yo no soy un experto, cogí la ouija, convoqué al Marqués de Sade, y a las primeras de cambio se me murió en un ataque de risa.

Respecto a los individuos la cosa es más delicada, pero tengo la impresión que las 50 sombras de las que el titulo habla son a causa de una sexualidad insatisfecha, de una sexualidad en muchos casos renunciada por inacción y reprimida por falta de comunicación, por convenciones sociales y por una formación sexual inadecuada. La respetabilidad de la mujer madre, la honorabilidad del padre de familia que no pueden permitirse abandonarse a sus instintos y ni a los de su pareja a la hora de encontrarse íntimamente.

Y claro, parte de la culpa de este comportamiento viene de una sociedad pacata, con reminiscencias victorianas, incapaz de asimilar, ni por parte de los hombres ni por parte de las mujeres, una sexualidad que busca ya más el placer que la reproducción, que vira en su objetivo final sin atreverse a afrontar clara, limpia, sinceramente el nuevo rol de la pareja y poner los medios formativos y psicológicos que los individuos requieren para su adaptación.

Habrá quién lea un llamamiento al famoso “libertinaje, a la promiscuidad, al final de la familia. Pues no. El fin primordial de las parejas sigue siendo el reproductivo y en ese rol la estabilidad es fundamental, pero ese fin que en otros tiempos era abundante, es ahora restringido y el sexo se acaba convirtiendo en una necesidad, en una represión y en el negocio de los más listos, y posiblemente inútiles y dañinos.

Yo espero que ninguna mujer de mi familia encuentre un Grey en su camino, ni rico, ni pobre. En realidad deseo que ninguna mujer de ninguna familia encuentre un Grey en su camino, y si lo encuentra, masoquistas aparte, lo ponga en manos de las autoridades, porque eso significará que se respeta tanto como yo pretendo respetarla. Y a la hora de practicar el sexo, el sexo consentido y placentero, que no haya ni una sola sombra en su placer ni en el de su pareja.

1 COMENTARIO

  1. Creo que toda mujer quiere en su vida un Grey , que le haga sentir todas las emociones del amor , no hay que buscarlo porque cada mujer tiene al Grey que ha buscado el que se merece , o no !
    Estoy de acuerdo que la trilogía enfoca a un Grey de dinero e infancia problemática , quizás por eso es cómo es
    Anastasia encontró a su Grey , superó todas las dificultades de una pareja .
    Dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición .

    Pd: Rafael me encanta cómo escribes !!

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