CATALUÑA 1-0

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Aunque el título de este artículo parece el resultado de un partido de fútbol sino fuera porque el que parece ser un cero es una “o” mayúscula, por desgracia no lo es, aunque en lo que se está convirtiendo este deporte por parte de ciertos ultras, sí se parece al tema que se pretende abordar.

Cuando la lucha por un ideal se plantea en términos de lucha está abocada siempre al fracaso, no sólo por la máxima que la violencia genera más violencia salvo que una de las partes ceda en su pretensión, algo difícil, cuando la provocación es continúa; sino también porque cuando no se hace dentro de un orden el caos se instala.

Así, cuando se utiliza como slogan en la conmemoración del referéndum celebrado hace un año en Cataluña de “no olvidamos ni perdonamos”, se está echando un pulso innecesario al Estado Español, o mejor dicho contra su indivisibilidad, olvidándose de la Noma Suprema garante de la convivencia en todo estado democrático, como es la Constitución. Lo que nos lleva a la necesidad de su modificación o reforma para hacer posible lo que en principio está prohibido.

Somos muchos los que venimos exigiendo durante tiempo la necesidad de reforma del Título VIII de la Constitución, dedicado a la  organización territorial del Estado ante el resultado que la solidaridad entres las nacionalidades y regiones que integran la indisoluble unidad del Estado no ha sido posible, habida cuenta que aquellas que más contribuyen al fondo estatal por ser mayor su riqueza, para hacer posible el fondo de compensación interterritorial entre las más pobre y ricas demanda más autogobierno, muestra de la división que siempre ha existido en España, marcada en ciertos casos por razones históricas y en otros por la división ideológica en políticas trasnochadas si se observa desde la tendencia a uniones supranacionales para hacer posible políticas sociales y económicas más estables, frente a gigantes económicos como Estados Unidos, Japón o China que marcan el camino a seguir, debido a su fortaleza en este ámbito por su alto nivel productivo y avance tecnológico.

Resulta evidente que todos los que demandamos esa reforma constitucional no partimos de las mismas premisas, porque mientras algunos nos conformamos con un mayor grado de autonomía como podría ser un Estado federal, otros quieren o pretenden ir más allá, con pretensiones separatistas, a lo cual los que estamos en la primera vía, unos se oponen mientras que otros están a favor.

Todo es posible en democracia cuando las pretensiones se plantan en términos democráticos, por ello la intención en abordar el tema catalán no es manifestar la posición ideología en este tema, cuestión que ya hemos manifestado y abordado en otras ocasiones en diferentes artículos de opinión, pero también desde una perspectiva jurídica, sobre todo teniendo en cuenta el Derecho Internacional, al que tanto apelan los independentistas, no. La cuestión que se pretende poner de relieve es el pulso innecesario que independentistas y constitucionalistas mantienen, sin que la relajación que el gobierno de Pedro Sánchez haya servido para atemperar las posturas, de manera que el resultado sigue siendo el mismo que cuando el gobierno conservador de Rajoy impuso el artículo 155 de la Constitución, ya que la lucha sin tregua porque quienes están a favor o en contra de la independencia de este territorio del Estado español sigue estando presente. Lucha que sería admisible sino se planteara en los términos violentos en que se está planteando, no sólo por el uso del slogan en principio indicado sino por las manifestaciones violentas en la calle.

 

“La cuestión que se pretende poner de relieve es el pulso innecesario que independentistas y constitucionalistas mantienen, sin que la relajación que el gobierno de Pedro Sánchez haya servido para atemperar las posturas, de manera que el resultado sigue siendo el mismo que cuando el gobierno conservador de Rajoy impuso el artículo 155 de la Constitución..”

Tanto los cachorros de la CUP como los ultraderechistas pierdan la razón cuando trasladan lo que debería ser una lucha a nivel político al uso de la violencia y la confrontación, lo que les asemeja ideológicamente a algo que no puede estar más lejos de la democracia como es el totalitarismo, convirtiéndolos a ambos en fascistas por muy rojos que sean unos y muy azules los otros, puesto que el fascismo no es otra cosa que el movimiento político y social de carácter totalitario y nacionalista.

Sí, ambos son unos fascistas con mayúsculas y hay que decirlo de manera clara y contundente, sin miedo a sus reacciones violentas, esperadas, dicho sea de paso, porque desconocen otro lenguaje. Aunque peor que ellos son los políticos responsables de cambiar el sistema si resulta necesario que, desde un lado y los del otro, desde el Estado y desde el nacionalismo catalán, espolean a tales masas de intolerantes.

España siempre ha estado dividida, territorial e ideológicamente, por un lado como ya se ha apuntado por razones histórica e ideológicas, pero sobre todo porque la confrontación parece formar parte de nuestro ADN como país. Siendo el resultado final el que estamos teniendo, una guerra para medir fuerzas cuyo antecedente histórico lo encontramos en aquella que llevo a la lucha entre hermanos del 1936, porque aunque no exista una declaración formal e institucional en tal sentido ni las armas utilizadas sean las mismas, sin embargo el trasfondo si lo es; unos españoles encabronados, y perdón por la expresión, sobre todo porque los políticos ni actúan con la mesura que deberían actuar ante un tema tan sensible y delicado, sino porque se comportan peor que dichos cachorros y ultraderechistas, con sus arengas de charlatanes, en vez de fijar sus pretensiones en el tema en el que debería desembocar todo esto, como analizar  las consecuencias políticas, económicas y sociales, para unos y otros. Pero no es nuevo decir que estamos en país democráticamente inmaduro, incluyendo todos sus territorios, donde preferimos tirarnos piedras en defensas de ideologías trasnochadas de uno y otro lado, alejadas de la tendencia globalizadora de nuestro planeta, basada en uniones supranacionales y no en divisiones internas

 
 

1 COMENTARIO

  1. La Violencia en tiempo de crisis… Es y será la peor arma.
    He visto por noticias españolas, no sé si manipuladas o no, como en una extraordinaria concentración de victimas que reclaman sus derechos comienza de manera arraigada a las normas previstas en la Ley, termina en caos, dejando a personas heridas quizás, por el simple hecho de caer en la ira, en desesperacion y la impotencia por la negativa por parte del gobierno a sus peticiones. Quizás se deba plantear una reunión estratégica con planteamientos concretos de parte de los manifestantes afectados por X razones que les aquejan a través de proyectos ante sus gobernantes y dirimir o dicernir en ella, todos los puntos necesarios para llegar al mejor acuerdo. Sé por medio de información y noticias a diario que la lucha de estas personas lleva años tras años y no se ha podido lograr nada. Pero, si se sigue generando marchas donde el punto final será la violencia no se logrará nada y el gobierno la vera quizás como una simple manipulación y el error tal vez, de verlo desde cualquier punto de vista como signo de odio y intereses personales e individuales por parte de alguno de sus líderes (pensamiento erróneo y malverso y porque no, llamado como supuesta diferencia personal por parte de los representantes de gobierno).
    El gobernante esta puesto en su alto cargo de gobierno por una masa popular para dar respuesta a ese pueblo que lo eligió. Que no sólo lo eligió para un grupo sino para todo un país, región o estado o sitio específico según el caso que sea. Esa es su primordial visión y Misión.

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