CARTAS SIN FRANQUEO (CXVI)- LA POSTVERDAD ELECTORAL

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Me he sentado varias veces a reflexionar en letra alta sobre el resultado de las elecciones, una vez, al menos, cada día, y sistemáticamente he borrado lo escrito porque era perfectamente desmontable, perfectamente rebatible, y no entendía el porqué, no entendía la imposibilidad de hacer una reflexión serena y pausada sobre un hecho que, al fin y a la postre, son números, y al final, desesperanzadamente, me he dado cuenta de que es imposible desmontar una mentira, una cadena de mentiras, que mucha gente compra con el fervor de la verdad, que es imposible razonar ante una reacción al miedo, que es imposible convencer, a  los que, de buena fe, creen estar en una posición ética de eje, de que están siendo manipulados por populistas que se identifican con ese eje en su discurso, solo en su discurso.

Parece ser que, finalmente, hemos llegado al momento en el que la verdad más poderosa es la post verdad, es la verdad de parte que se niega, o afirma, en base a la división de la sociedad en un simplista buenos contra malos, que permite inferir que los buenos siempre dicen la verdad, y si mienten está éticamente justificado, y los malos siempre mienten, y si dicen la verdad es que éticamente están mintiendo; que, finalmente, hemos logrado una sociedad irrespirable en la que no hay valores absolutos, no hay una ética común, no hay una capacidad real de convivencia, no existe la tolerancia y los únicos valores en alza son el frentismo y el populismo (¿son distintos?). Una sociedad de propios contra ajenos en la que no existen, no se permiten, críticas, disensiones, o el librepensamiento.

Mencionaba hace poco, en una carta anterior, el poema de la pelea de gallos de Sánchez-Ferlosio, que glosaba el orgullo ético del gallo rojo; de un gallo rojo incapaz, se desprendía de la descripción del poema, de una añagaza, de una conducta que no fuera intachable, de una integridad ética inquebrantable, paladín de una ejemplaridad que desarmaba al gallo negro, que, presumiblemente, encarnaba todo lo contrario (“cuando canta el gallo negro es que ya se acaba el día”). Pero solo es un poema, un cuento, una narración de un sentimiento interno de un poeta, una idealización de un comportamiento que la realidad nunca permitiría, y que el populismo ha degradado hasta resultar irreconocible.

Y sí, ya sé el porqué no podía asumir nada de lo que escribía, porque, cada vez que lo leía, la amargura de las palabras, de las razones, ponían ante mi cara una crítica descarnada que, desde este mundo polarizado, se confundía perfectamente con las razones del bando contrario. Porque esa posición solo es visible desde ese bando contrario, o desde una posición de pensamiento independiente, de auto crítica, esa posición tan progresista como inexistente en este momento, que ha sido sepultada por una jocosa permisividad con los comportamientos propios, por una retrógrada capacidad de invocar la ética comparativa, que ni es ética, ni es constructiva, por una degradante auto complacencia instalada en la instauración del contrario como enemigo, y en su erradicación, objetivo que valida cualquier comportamiento, por muy anti ético que resulte.

Llegados a este punto, llegados a esta situación de degradación e ignominia de la izquierda, de retorcimiento ético que el social populismo de Zapatero, de Sánchez, de Bolaños, de Montero (ambas), de Iglesias, de esa camarilla de social populistas que no tienen otra referencia ética que la defensa grupal de la última post verdad emanada de su cónclave, aplaudida hasta la nausea por personas que deberían de plantarse y desmontar esos comportamientos que están arrasando un movimiento social, progresista, imprescindible, que ellos no encarnan, que ni siquiera, seguramente, entienden, ha instaurado en esta sociedad como norma de comportamiento, no quedaría otra solución que homologar el totalitarismo subyacente en sus comportamientos, o buscar la refundación de un movimiento progresista ético y realmente popular, no populista.

Pero el entramado, la implicación culpable de las bases en la radicalización del mensaje, la mayor parte de las veces por omisión en la crítica, muchas otras por participación activa en el proceso, por complicidad con él, impide un giro sanatorio en el devenir populista de una conciencia ética que en otro tiempo fue social y progresista, y que ahora es personalista, aristocrática, de camarilla, no de cuna, y reaccionaria.

Dice el social populismo, más conocido como sanchismo, que ha ganado las elecciones, supongo que desde el alivio de haber evitado una debacle más que previsible, supongo que desde esa post verdad que evita mirar el hartazgo general que reflejan los números analizados circunscripción a circunscripción, pero los votos no dicen eso, los votos dicen que ha ganado el liberalismo moderado, y que el sanchismo ha evitado su defenestración gracias al voto del miedo, al triste, y populistamente recurrente voto del miedo a la ultra derecha, imprescindible cómplice en el proceso, para ganar en los territorios, dos, donde el independentismo tiene su versión liberal: Cataluña y el País Vasco. Basta ver un mapa electoral para comprobar el desierto de lugares en los que se han impuesto a la derecha. Y aún así, aún en ese clima general de rechazo fuera de las circunscripciones favorecidas, casi siempre en contra de las convicciones generales, el sanchismo se siente legitimado por un voto mayoritariamente contrario. No le veo la ética democrática, no le veo la necesaria vocación democrática de conciliar, templar y favorecer la convivencia, a una iniciativa que pretende nacer viciada con las mismas posiciones populistas, resilientes, frentistas, de ética variable, que llevaron a la desmoralización popular en la legislatura anterior.

Dice el social populismo, por boca de su líder, pibón y superviviente, que España ha elegido seguir apoyando una política progresista, encabezada por él y respaldada por sus socios de gobierno, una marca blanca de sí mismo, montada para erradicar su oposición por la izquierda, dos partidos nacional, liberal separatistas, Junts y PNV, un partido social-separatista, ERC, y un partido radical-separatista, con una clara connivencia terrorista ¿Dónde se oculta el progresismo que no lo veo? ¿En un gobierno que ha defenestrado a una gran parte de la clase media? ¿En sus políticas fiscales erráticas y nocivas en las que recaudar se concibe como un acto contra, sin contrapartida a favor? ¿En su permanente provocación hacia más de la mitad de la población española? ¿En su permanente retorcimiento de la ética y de la verdad? ¿En su apropiación de unas siglas que preconizaban otro comportamiento, otra esperanza, otra justicia? No se puede llamar progresista al PNV, partido de corte liberal con ínfulas independentistas. No se puede considerar progresista a Junts, el partido demócrata cristiano independentista de la clase empresarial catalana. No se puede aceptar como progresista un partido de corte totalitario y génesis terrorista, como es Bildu. No se puede considerar progresista, ni siquiera de izquierdas, a un partido que preconiza el separatismo en contra de la idea básica de la izquierda de un mundo sin fronteras, como ERC. Insisto ¿Dónde está el progresismo?

Dice el refrán que “dios los cría, y ellos se juntan”, y eso parece aplicable a los populismos, al menos a sus logros. En estas elecciones así ha sucedido, y el social populismo se ha apoyado en su marca blanca, el populismo radical de izquierdas, SUMAR, y en su marca negra, el populismo radical de derechas, VOX, para desviar la atención del hartazgo social de una política fabricada a golpe de decreto ley, de subidas de impuestos, de pactos indeseados, y de pobreza galopante, sobre todo de pobreza galopante, provocada por una inútil política fiscal, y una incapaz política económica, basada en el aumento de la presión fiscal, para atender a una indiscriminada política de subvenciones y ventajas sociales, sin ventaja real, sin paliar los problemas, que dañan al mayor tejido empresarial español, la micro empresa, el negocio familiar, el autónomo.

SUMAR no es más que un títere diseñado en los despachos para desmontar a un socio incómodo como PODEMOS y convertir su política de confrontación en un aliado sometido y obediente a los designios y necesidades del líder. Quien confunda sus consignas radicales con verdaderas reivindicaciones, es que, o no sabe mirar, o no le interesa. Cuando el líder necesite agitar el populismo radical de izquierdas, agitará su marca blanca que ejecutará sus necesidades y obtendrá logros perfectamente medidos y pactados de antemano. Y si algo no sale bien, la culpa es de la marca blanca.

VOX, es la contrapartida perfecta del sanchismo, el lobo del cuento, al que agitar cuando el miedo sea el argumento para evitar que la sociedad pueda elegir algo distinto, el lobo que se alimenta y cuida de forma perfectamente controlada, a la espera de sacarlo a pasear y que lo vean, eso sí, siempre de lejos, los pastores cuando piensen que el paisaje está libre de peligros y pueden pensar en libertad. Y Abascal, y su política suicida de confrontación con el PP, ha llevado, en las elecciones, y en las post municipales y autonómicas, a representar fielmente ese papel, a servir de lastre, de espantapájaros de salón, a la alternativa al populismo imperante. Seguramente se ha quemado en el servicio, reo de sus propias intransigencias, de su falta de auto crítica, de su incapacidad de alineamiento en el eje sin necesidad de protagonismo. El tiempo lo dirá, aunque los números ya lo apuntan.

Podría ahora, el cuerpo me lo pide, empezar a desmontar todas la mentitas, todos los relatos, todas las post verdades, todos los tics profundamente antidemocráticos que el sanchismo ha utilizado como señuelos en estas elecciones, y durante todas sus legislaturas, pero, seguramente, la extensión de un artículo, ya largo, es incapaz de abarcar un contenido tan ingente.

Habitualmente, estas cartas, cualquier artículo, se remata con un desenlace, desenlace que, a día de hoy, ni se atisba, ni se le espera. Hoy la democracia está un poco más lejos que ayer, pero, posiblemente, más cerca que mañana. De nosotros depende.

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