Aquella tarde del 17 de febrero (o mañana, dependiendo de quien narre esta historia) él sintió una calidez muy contraria al frio inverno que estaba viviendo, Salamanca se había llenado de nieve y el frio reinaba sobre la ciudad dorada, sin embargo, para él ese día supuso el inicio de una cálida aventura, que hoy llega a su fin.
“Pero, me gustas, ¿Qué problema hay con que un hombre guste de una mujer?”, le dijo él con la misma soltura e irreverencia que ella había odiado antaño. Le sorprendió su temeridad y respondió contrariada, “es raro que un hombre sea tan directo”. Aunque sería más exacto señalar que no supo que responder, le resultó extraño que aquel muchacho bullicioso haya tenido el atrevimiento de decirle que le gusta sin ceremonias ni delicadeza, como quien le informa del clima o le pide la hora. El recuerdo más cercano que tuvo de él es un nulo intento de callarlo en una clase que se dictó hace poco más de una década; para él, en cambio, el poder confesar ese deseo febril supuso una declaración que había guardado con recelo por casi media vida.
Podía recordar con detalle el primer día que la observó, recién iniciaba la segunda década de los 2000, así como daba inicio su carrera universitaria, cuando de repente apareció de sonrisa sencilla, mirada esquiva y actitud altanera (propia del carácter fuerte que él tanto iba a amar y odiar en igual medida), llevaba unos shorts de jean que mostraban sus piernas infinitas y un top rosa que marcaba con detalle un cuerpo privilegiado por la genética; no solo era fuerte, sino también hermosa, desde ese momento lo supo, estaba perdido, ella lo había prendado.
Pero como en todas las cosas de la vida, lo urgente siempre le quita tiempo a lo importante, y así, como jugando pasaron 13 años, besaron otros labios, amaron otros cuerpos, vivieron otras vidas; pero él nunca la olvido, miraba sus redes sociales y de cuando en vez se permitía soñar con sus mimos y caricias, cada que le llegaba algún pequeño dato de ella, aprovechaba para incluirlo dentro de la personalidad que le estaba construyendo, “es muy lista en Derecho Tributario” le comentó una vez un colega con el que trabajaba, y él pensaba “claro que es muy lista, a mí no me gustan las chicas vacías”; “me gustaría que en algún momento podemos ver alguna película de MCU los tres” le dijo una vez una amiga en común, aduciendo que tanto ella como él manejaban con solvencia la materia, y él pensaba “aparte de linda y lista, friki, ¿Qué más puedo pedir?”, y así con cada pequeño detalle le daba forma a un imaginario de chica que años después intentaría amar.
Junto con la llegada de ella, él había vuelto a ejercitarse, enfocarse en su investigación y en su trabajo, por lo cual se le presentaron importantes oportunidades académicas y laborales que con el tiempo esperaba que le cambiaran la vida, a lo largo de todo este proceso ella estuvo con él, como silenciosa espectadora celebrando sus pequeños triunfos y, a su manera, dándole muestras de afecto. Durante esta etapa, empezaron a contactar y desarrollaron su relación, primero tímidamente, algunos comentarios en algunas publicaciones de sus redes sociales hacían que tengan breves periodos de interacción, con el tiempo estos pequeños intercambios se volvieron más constantes y se tornó recurrente conversar con ella a diario hasta llegar al punto de esperar con ansias que sea media tarde para que ella se despierte, lo salude con escueto “Hola”, y él le pregunte por su descanso y sus planes del día, esa época significo para él el momento más bonito de la relación y solía decirle sin reparos que su día se dividía en “antes que ella despierte” y “luego que despertara”.
Como toda historia de amor, siempre hay avatares y contratiempos que miden el carácter de la pareja y separan los amores eternos de intentos efímeros, ellos se quedaron en lo segundo, nunca pudieron superar su más grande némesis, enfrentarse a ellos mismos.
Los problemas empezaron (cruel ironía) por sus tiempos, nunca les había supuesto un problema contundente las siete horas de diferencias que había entre sus husos horarios, sin embargo, él no pudo soportar que tuvieran tiempos distintos a la hora de amar, mientras él amaba con una pasión desmedida y con el calor de mil soles; ella, cautelosa, se tomada tiempo buscaba conocerlo, descubrir ciertas cosas, indagar en sus miedos y sueños, para finalmente (de ser posible) amarlo; esa falta de contundencia para él significo una falta de compromiso, estrechez de corazón como dictaba la canción de un conocido grupo. Los problemas empezaron por ahí, y las pequeñas grietas de dilataron hasta convertirse en grandes diferencias que generaban más dudas que certezas: “¿De verdad le gusto?”, “¿Qué está esperando?”, “¿Hasta cuándo vamos a estar así?”, y demás cuestionamientos que le comían la cabeza y enfriaban el corazón; por su parte ella, y su extraña forma de querer, no ayudaban a plantear una solución a un problema que era de ambos, hasta que llegaron las vacaciones de verano.
La investigación que él venía desarrollando arrojaba sus primeros frutos, y con la llegada del verano recibió la invitación de un congreso académico para presentar los avances de esta, aprovecho la ocasión para planear un viaje por buena parte de Europa y así llevarla a conocer lugares lindos, seguir enamorándola e intentar cautivarla. Sin embargo, un día antes del viaje llegó el primer golpe.
En la víspera de un viaje que iba a suponer recorrer por cincuenta días, diez países y más de una veintena de ciudades, ella decidió que él que estaba actuando extraño y le comunicó que prefiere dejar la cosas como estaban y continuar esto como una bonita relación de amistad; el sintió el golpe, “Pero, ¿cómo quería ella que actúe?, si ya no hay poemas y canciones es porque ella me trata con frialdad, no es justo que me deshaga en halagados y cambio reciba migajas de cariño” se sentía idiota, sentía que estaban jugando con él, no la quería como amiga, pero decidió respetar su decisión, iban a seguir en contacto manteniendo una relación de amistad, hasta que el segundo golpe llegó.
La noche antes de la presentación de su avance de investigación ante la comunidad científica y los inversores comerciales que esperaban expectantes los primeros resultados de esta, volvieron a discutir por tonterías sin sentido, y ella decidió que deberían dejar de tener contacto, faltaban menos de ocho horas para el inicio del evento; poco más de una década más tarde, había tenido éxito en su intento por callarlo, lo había dejado sin palabras. Por fortuna, supieron controlar la situación, ella le confeso sentimientos que él pensó que no existían y por vez primera, él se atrevió a confesarle que la quería, que estaba rendido, derrotado, que le había fallado el cálculo, el tipo que tiene el control de todo había perdido el control de sus sentimientos, que ahora le pertenecían a ella. Se hicieron promesas y compromisos que buscan evitar volver a llegar al “punto de no retorno”, todo parecía mejorar, pero el espejismo duro poco más de una semana, cuando llegó el tercer, último y definitivo golpe.
Las vacaciones ya habían empezado, la presentación fue un éxito y él la llevo a conocer Portugal, visitaron Braga, Guimarães y Oporto, luego partió a Alemania donde iba a pasar unas semanas en Wurzburg, para luego seguir su recorrido por el resto de Europa; pero de nuevo sus caracteres como sombras al acecho volvieron a jugarles una mala pasada y discutieron por una banalidad que no tenía que ver con ellos directamente, de nuevo hablo el orgullo y todo lo construido se desplomo en tres frases hirientes, ella le informó que no se sentía cómoda y que tomaría distancia; él que seguía sin entender esa forma tan extraña de querer, opto por la inmodestia y decidió respetar su decisión, terminado así este intento de amor.
Tres golpes, tres heridas, lograron derrumbar lo que se había construido en seis meses, esta historia de desamor no es una historia de engaños ni traiciones, ellos nunca necesitaron a nadie más que a sí mismos para construir algo desde cero y también destruirlo hasta sus cimientos, tal vez por eso esta historia pidió nacer, para que cuando la revisen con cuidado se den cuenta que es casi una sátira el cómo no nació su amor, o tal vez sea un intento desesperado por volverse de alguna forma eterno en ella, tal vez, simplemente, él escribe estas palabras para que ella no tenga que extrañarlo nunca y cada vez que lo haga pueda volver a estas páginas y recodar que hubo un momento en que un muchacho bullicioso e irreverente intento conquistarla desde el otro lado del mundo, tal vez con este relato él quiere que ella sepa que de alguna forma siempre la va a querer… tal vez.
Praga, 25 de julio