La pintora mejicana que se creó a sí misma
El accidente sufrido provocó un inesperado y rotundo giro en la vida de Frida. De repente quedó despojada de la abundancia de proyectos de futuro. Inicialmente se apoderó de ella un desesperado sentimiento de aislamiento. -“No estoy enferma, estoy rota”- solía decir. El dolor era desgarrador pero reaccionó con un frenético amor al presente, se volvió impetuosa y empezó a pintar con determinación. Un año después, en 1.926, concluía el cuadro titulado: Autorretrato con traje de terciopelo.
Necesitaba una opinión experta y tomó una decisión. Cogió alguna de sus pinturas y se plantó delante de Diego Rivera, en el Ministerio de Educación, donde estaba pintando un fresco. Le preguntó a bocajarro. -¿Puedo enseñarte mis pinturas?-. Ante la respuesta afirmativa del sorprendido artista, ella le dijo entre otras cosas -Sólo quiero que me digas si merece la pena que me dedique a pintar-. Diego se quedó atónito al contemplar los lienzos. Días después la visitó en Coyoacán para ver el resto de su trabajo. Ya estaba separado de Lupe. Entonces dio comienzo la relación amorosa con el pintor revolucionario, secretario general del Partido Comunista de México, hasta que la pidió en matrimonio y ella aceptó, celebrándose la boda el 21 de agosto de 1.929.
La fama de Diego Rivera era internacional. Recibió ofertas irrechazables de capitalistas como Rockefeller o Ford. Fueron a San Francisco, donde estuvieron viviendo varios meses entre los “gringos” mientras pintaba el mural, después a Detroit. En el Museo de Arte Moderno de Nueva York se expusieron sus obras, el acontecimiento generó gran expectación y obtuvo un rotundo éxito. Frida recibió un telegrama diciendo que su madre estaba grave. Angustiada inició un largo viaje en tren a Coyoacán en compañía de su amiga Lucienne Bloch.
Aunque se resistía a regresar terminó reuniéndose con su marido en Nueva York. En esta ciudad encontró un ambiente más favorable, más abierto. Eran famosos, la alta sociedad neoyorquina se disputaba su presencia invitándoles continuamente a eventos y recepciones. El atractivo de Frida no pasó desapercibido. Llamaban la atención sus ojos profundos, expresivos, los adornos precolombinos, las galas de nativa tehuana de alegres colores e impresionantes estampados, todo ello acrecentaba el interés de célebres fotógrafos. Diego Rivera tenía una pasión, la pintura, y una debilidad, las mujeres. Frida se enfrentaba a sus continuas veleidades. Entretanto regresaron a México y se instalaron en su nueva vivienda.
Sufrió otro aborto, la pelvis montada pieza a pieza tras el trágico accidente no podía albergar ningún embarazo. Su hermana Cristina y sus dos sobrinos se trasladaron a su casa para cuidarla. Un día aciago descubrió con horror la aventura que Diego mantenía con su hermana más querida. El dolor de la traición le resultó tan insoportable que se marchó a un apartamento sola. Después viajó a Nueva York donde recibió ofertas para exponer su obra. En una recepción conoció al escultor japonés Isamu Noguchi, un hombre extremadamente atractivo. Más tarde la acompañó hasta la casa azul de Coyoacán, pero apareció Diego pistola en mano obligándole a marcharse e intentando reconciliarse con su mujer. Los dedos gangrenados de un pie la obligaron a pasar, una vez más, por el quirófano. Durante la convalecencia pintó una de sus obras más emblemáticas, el árbol genealógico titulado, Mis abuelos, mis padres y yo.
Trotsky huyó de Rusia con su esposa amenazado de muerte por Stalin. El presidente Cárdenas les concedió asilo político y los Rivera les ofrecieron alojamiento. El maduro revolucionario cayó rendido ante la belleza apasionada de la mexicana, viviendo un breve romance. Semanas después el matrimonio ruso se trasladó de lugar para evitar ser desprestigiado ante los suyos. Entre 1.938-1.939, Frida pintó más cuadros que nunca, sus temas eran, el amor, el dolor y la muerte, como los de Leonora Carrington, Eileen Agar y otras pintoras surrealistas. El actor Edward G. Robinson visitó el estudio de Rivera, impresionado por las pinturas de Frida compró cuatro cuadros, pagando diez mil dólares por cada uno, ante la perplejidad de su autora.
En Nueva York se celebró una exposición de las obras de Frida. Tuvo un enorme éxito. También en la exposición de París alcanzó un excepcional reconocimiento. Pintores de la talla de Ernst o Miró contemplaron embelesados las pinceladas geniales de sus cuadros. Kandinsky se sintió profundamente conmovido. Picasso la elogió públicamente. En una carta le diría a su amigo Rivera -Ni Derain, ni tú, ni yo somos capaces de pintar una cabeza como lo hace Frida Khalo-. El prestigioso Museo del Louvre compró uno de sus autorretratos, El marco. En aquel escenario, una terrible noticia la dejó impactada. Gran Bretaña y Francia reconocían el régimen fascista de Francisco Franco. -¿Cómo es posible?-se preguntó. Ahora en la vieja Europa gozan de reconocimiento internacional nada menos que tres peligrosos dictadores fascistas, Hitler, Mussolini y Franco-.
Regresó feliz a Nueva York, desde allí retornó definitivamente a Coyoacán. A Trotsky le asesinó Ramón Mercader por la espalda con un piolet. De origen catalán estaba al servicio de Stalin y actuó en solitario. Frida fue detenida unos días por el hecho de haberle conocido en París. Este episodio le provocó una fuerte depresión y a consecuencia de ello padeció intensos dolores de espalda. Pretendían operarla nuevamente. Al enterarse Diego la mandó a buscar para que el doctor Eloesser la tratara, con medicamentos logró mejorar. El 8 de diciembre de 1.940 Diego y Frida se volvieron a casar. Un año después su padre falleció. El alma de Frida se resquebrajó sintiendo el mayor dolor de su vida. Con un inmenso vacío en el corazón le llegó una oferta para dar clases en la Escuela de Pintura y Escultura. No era académica pero enseñó a sus alumnos algo esencial, a despertar sus sentidos percibiendo los colores, la naturaleza, los animales, a seguir su instinto. Un grupo reducido de alumnos llamados “Los Fridos” se convirtieron en famosos pintores.
“No era académica pero enseñó a sus alumnos algo esencial, a despertar sus sentidos percibiendo los colores, la naturaleza, los animales, a seguir su instinto. Un grupo reducido de alumnos llamados “Los Fridos” se convirtieron en famosos pintores.”
En los últimos años de su vida estuvo sometida a infinidad de operaciones, en 1.950 le practicaron varias en la columna vertebral. Probó corsés de acero, de yeso y padeció la amputación de la pierna enferma que la condenó permanentemente a una silla de ruedas. En 1.951 pintó un retrato en recuerdo de su padre. Debido a una bronconeumonía Frida Khalo murió en 1.954, después de asistir días antes a una manifestación por Guatemala. En 1.984 su obra se declaró Patrimonio Nacional.
Una de sus habituales frases era, “Nunca he pintado sueños, he pintado siempre mi realidad”
Fuentes consultas. Biografía de Hayden Herrera. Lectura de Linde Salber. La película dirigida por Julie Taymor inspirada en su vida obtuvo seis nominaciones a los Oscar del año 2.002.
Una vida excepcional la de esta pintora mexicana y un magnífico resumen de la autora de este reportaje.