AND THE OSCAR GOES TO…? – PARTE II

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Continuación inmediata de And the Oscar goes to…? – Parte I

 

King Richard, el biopic del patriarca de la familia Williams es una película de empeño y esfuerzo; con la notable de actuación de Will Smith que nos adentra a la antesala del éxito de las hermanas Williams. En el contexto de una época donde el tenis se consagraba como un deporte elitista, el drama familiar de los padres que luchan por el progreso de sus hijas lanza un claro mensaje de superación mediante la disciplina y la perseverancia.

Licorice Pizza, Paul Thomas Anderson desarrolla un amor de verano que nadie ha vivido pero que todos añoramos, contada a partir de segmentos que narran el desarrollo de los personajes. La historia relata la ilusión, el desencanto y la aceptación de ese amor adolescente que esperamos dure para siempre, llena de frases contundentes solo reivindicables desde la febril pubescencia, nos recuerda finalmente que lo mejor que nos ha dado la vida, es la juventud.

The power of the dog, tan llena de sorpresas como de nominaciones este Wéstern/Drama/Thriller separado en distintos actos cuenta la historia de una madre viuda que es desposada por un próspero empresario ganadero cuyo hermano no acepta tal unión utilizando al hijo de la misma a modo alfil en su retorcido ajedrez por la pugna sobre hogar familiar. Con un final sorpresivo la película hace ver al espectador que tras una apariencia endeble se pueden esconder las más perversas intenciones.

West Side Story, el remake del musical del 1961 con una narrativa shakespeareana cuenta la historia del imposible amor entre una pareja de bandos rivales, cargado de un contexto racial acorde a la época de la película original y con un desenlace fatal.  La puesta en escena invita al espectador a reflexionar sobre la única verdad inalienable de las guerras, que no existen vencedores ni vencidos pues todos terminan perdiendo.

Nightmare Alley, el fantasioso Guillermo del Toro recuerda al espectador que no todos los personajes infames tienen que ser monstruos. Con una escenografía quimérica la historia se divide en dos tiempos claramente delimitados; en primero de ellos, se observa el auge de Stanton Carlisle (personaje principal) como mentalista en la feria ambulante; y, en el segundo, somos testigos del efímero éxito y la estrepitosa caída del mismo cegado por la ambición y los delirios de grandeza.

Termino este breve comentario, invitándolos a saciar su curiosidad viendo (al menos) todas las nominadas a mejor película de la presente edición, escogiendo su favorita y emocionándose ante la incertidumbre de la frase “And the Oscar goes to…”.

 

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