LA ESPERA
Se remueven sentimientos, ¿No es momento?
Te pregunto, me pregunto
No lo sabes
Me pregunto, te pregunto
No hay respuesta
Sin palabras nos movemos con torpeza
No sabemos lo que el tiempo nos depara
No sabemos ni siquiera si habrá tiempo
Todo queda en la bruma de una espera
Todo queda en decirnos con miradas
En callar lo que no puedo decirte
En buscar lo que callan tus palabras.
Miro en mi interior y hay movimiento
Miro en tu exterior, miro tu cara.
Tus manos parece que me buscan
En tus sonrisas adivino una llamada
Pero apenas llego a verme en tus miradas
Tan escasas, escondidas, tal vez cautas.
Se remueven sentimientos, ilusiones
Se agitan vocaciones, esperanzas
Me pregunto cada vez que tú me hablas
Y apenas callas mi pregunta sigue intacta
Tengo el tiempo que tengo en mi espera
Aun sabiendo que la espera se hará larga.
Se hará larga aunque sea de un momento
Se hará larga aunque fuera hasta mañana
Es difícil vivir la incertidumbre
Es difícil calmarse en la esperanza
Es difícil decirte sin palabras
Es difícil saber que no se nada.
EL JARDÍN DE LAS CARICIAS
Un jardín que para el tiempo, una mano que lo calma, te pregunto ¿estás contenta? No hay palabras en tu cara, no hay sonrisas en mi alma, ni hay tormentos en el viento que reclamen mi mirada, todo transcurre y no pasa, todo se mueve y no anda. Te miro con el ansia que tu cuerpo me reclama, las caricias se me escapan del pensamiento a tu cama. No hay tiempo mientras te beso, no hay tiempo mientras me abrazas. Una jardín que para el tiempo, un jardín que entre sus ramas, acoge a los amantes, que en su cobijo se aguardan. El jardín de las caricias, de las caricias pensadas, de las caricias pausadas, de las caricias logradas.
AMAR EN SILENCIO
Te miro en silencio y guardo en un lugar secreto las palabras que han de brotar en algún momento en que estés dispuesta a escucharlas.
Te miro en el silencio que me impone tu mirada, buscando un resquicio que tus ojos me concedan, en tanto la voz se me hace interna y recito para mí mis sentimientos que reverberan en la oquedad de mis entrañas.
Mis manos inquietas, sabedoras como son de que el silencio no es más que una voz sin habla, una voz a la que ellas hurtan su capacidad de estar callada, vibran con los ecos que les llegan de mi alma, y esperan una mínima voluntad, un cómplice descuido, para hacerse audibles sin que mi boca llegue a decir nada.
Puede ser este silencio un tributo, puede ser mi mirada la mirada, puede ser la tuya mi tormento, puede ser tu silencio mi balada, puede ser que las palabras digan nada y sin embargo en los silencios esté el sonido que se calla.
Puede ser, pudiera. Puede ser que el callar te enamorara. Puede ser que mis ojos escriban en tu piel, usando el pliego de tu espalda, usando como oídos a tus ojos, usando como letras mis miradas, lo que sin sonido grito, lo que tu mirada aguarda.
Es complicado decir sin decir nada, es difícil escuchar si no te hablan, es extraño sentir sin sentimientos, y hacer del tiempo una esperanza.
Y sin embargo, espero, callo, escucho y por todo premio anhelo el momento en que guardo el silencio que me impone tu mirada.