►«Las verdades teológicas son oscuras, las filosóficas son discutibles, las históricas dependen del poder e influencia de los gobiernos contemporáneos y las políticas están basadas en principios harto dudosos. Las verdades de la biología, incluyendo la medicina, son casi meramente empíricas y las de las ciencias sociales, económicas y psicológicas están basadas en la estadística y en el mejor de los casos representan una más o menos válida probabilidad. Incluso las verdades fisicoquímicas dejan mucho que desear: carecen de rigor y no pueden dar más que una buena aproximación, aunque si no somos demasiado exigentes ofrecen a menudo una aproximación que satisface completamente nuestros deseos.
Parece, pues, que sólo las ciencias matemáticas ofrecen verdades que por un lado no son nada triviales y por otro alcanzan el ideal de verdad absoluta (en el orden de la necesidad y universalidad) que el más exigente científico puede apetecer».
— ALBERTO DOU. “Fundamentos de la matemática”. Editorial Labor, Barcelona, 1970, pág.7.
►«Después de vivir un tiempo en una especie de esquizofrenia entre los valores religiosos y los matemáticos, pronto llegué a la conclusión de que convergían en un único humanismo. A veces lo he resumido en una frase: “Del púlpito a la tarima no hay solución de continuidad”».
— JESÚS ILDEFONSO DÍAZ. Alberto Dou: su obra matemática y su papel en el progreso de la matemática española. La Gaceta de la Real Sociedad Matemática Española. Vol. 12 (2009), Núm. 2, Págs. 227–256
ALBERTO DOU (21.12.1915−18.04.2009). Ingeniero, matemático, filósofo y teólogo español. Natural de Olot (Gerona−ESPAÑA), estudió en la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, donde se tituló. Ingresó en la Compañía de Jesús, obteniendo la licenciatura pontificia en Filosofía (1949). Además se licenció en Teología, siendo ordenado sacerdote (1954). Obtuvo la licenciatura de Matemáticas en la Universidad de Barcelona (1950). Estudió también en la Universidad de Hamburgo y obtuvo el doctorado en Matemáticas en la Universidad Central de Madrid (1952). Fue catedrático de Análisis Matemático (Ecuaciones Diferenciales) en la Universidad Complutense de Madrid (1955) y mantuvo una fructífera actividad investigadora con periódicas estancias en centros de matemática superior de Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y USA.
ALBERTO DOU fue miembro de la Real Academia de Ciencias, presidente de la Real Sociedad Matemática Española de 1960 a 1963 (en sustitución de Rey Pastor), Decano de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense en Madrid, Rector de la Universidad de Deusto y del ICAI−ICADE de Madrid. También Colaboró en los cálculos del Programa Apolo de la NASA.
Una de las características principales de ALBERTO DOU es su sello multidisciplinar, ya que casi hasta los 80 años publicó de forma simultánea en Ecuaciones Diferenciales, Elasticidad, Lógica Matemática, Filosofía de la Ciencia, Teología….
Entre sus numerosas publicaciones cabe destacar: “Fundamentos de la matemática”, “Fundamentos de física”, “Las teorías del movimiento de proyectiles”, “La mutua influencia entre matemáticas y física”, “Método de máximos y mínimos”, “La verdad en la matemática axiomática”, “Ciencia y poder”, “Sobre la estimación de la energía potencial elástica de un cilindro”, “Notas lógicas e históricas sobre la geometría de Saccheri”, “Las derivadas segundas del potencial del volumen”, “De la verdad a la validez en Geometría (1733-1871)”, “Las Matemáticas en la España de los Austrias”, “Los primeros testimonios del Nuevo Testamento”, “Els científics i la fe cristiana“, ”Europa: raíces y horizontes”, “Después de las utopías”, “Pensamiento científico y trascendencia”, “Experiencia religiosa, …
ALBERTO DOU recibió numerosos reconocimientos, entre ellos la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la medalla de oro del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y los doctorados Honoris Causa por las universidades Pontificia de Comillas y de Málaga.
ALBERTO DOU ha sido fundamental punto de referencia de una gran escuela de alumnos, en especial los de licenciatura y doctorado, que recordarán la pasión, el entusiasmo y la humildad que mostraba en sus pedagógicas clases.
Una mente privilegiada y extraordinariamente abierta, que ha dejado una ubicua huella en numerosos campos, y que se manifestaba con una gran sencillez y humanidad, perdurará en la memoria de muchos de los que pudimos gozar de su excelente magisterio, su talento y su amistad.