Eva, su nombre se citada cuatro veces en las Sagradas Escrituras, dos en el Antiguo Testamento (Génesis 3:20; 4:1) y dos más en el Nuevo (2 Corintios 11:3;1 – Timoteo 2:13). La mujer que hizo pecar a Adán, tetándole a comer la manzana del árbol prohibido después de darle ella el primer mordisco.
Mujer que se nos presenta como la madre de todos los seres humanos “Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes” (Génesis 3:20).
Fue el sexto día de la creación cuando Dios creo la humanidad, primero a Adán del polvo de la tierra y después a Eva. Dios, al verlo solo, decidió que necesitaba una compañera que fue creada partiendo de una costilla de aquel, y tuvieron tres hijos, primero Caín, Abel, y posteriormente Set.
Dios dijo a Adán después de su creación: “Puedes comer de todos los árboles del jardín, menos del que está en medio: el árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, morirás”.
El pecado original, el primero de todos los pecados fue comer una manzana de aquel árbol sucumbiendo Adán a la tentación de hacerlo por parte de Eva, a quien una serpiente le habló previamente diciéndole: “¿Os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?” La mujer le contestó: “Podemos tomar y comer los frutos de todos los árboles del jardín. Sólo del árbol que está en medio nos ha dicho Dios: ¡No toquéis ni comáis sus frutos pues de lo contrario moriréis!”. Entonces la serpiente dijo a la mujer: “De ningún modo; ciertamente no moriréis si coméis de él. Dios sabe perfectamente que apenas comáis, se os abrirán los ojos y seréis inteligentes. Seréis como dioses capaces de distinguir entre el bien y el mal”.
A partir de este momento en el que el hombre y la mujer sucumbieron al pecado, dicen las Escrituras que el Señor les hizo vestidos de pieles, pues antes andaban desnudos, y los vistió, diciéndoles: : “¿No es ya el hombre como Dios? Él sabe ahora lo que es el bien y el mal.¡Que no vuelva a hacer el mal, ni alargue su mano al árbol de la Vida para comer de sus frutos!”.
Finalmente, por tal pecado Dios los arrojó del jardín de Edén y mandó a ángeles con espadas de fuego a la parte oriental del jardín, para que lo custodiasen y cerrasen el paso hacia el árbol de la vida.
Como puede observarse la mujer es presentada en las Sagradas Escrituras como la inductora al pecado, la cual ha trascendido hasta nuestros días dentro de la religión católica, pero también en otras como la musulmana, pues su bello cuerpo es el que seduce al hombre a los más bajos instintos, pero, convirtiéndola también su esclava, hacendosa de su hogar, llamada para dar hijos al mundo, aunque San Pablo intento romper todos los moldes de la época,valorarando el esfuerzo y la responsabilidad de muchas mujeres, necesarias para una efectiva evangelización a favor de la comunidad cristiana.
Pero, lo cierto es que la mujer siempre ha estado en un segundo plano, no tenemos que dar marcha atrás a nuestra memoria más que cuarenta y cuatro años, para comprobar que durante el franquismo la mujer necesitaba el permiso del marido para poder trabajar, abrir una cuenta corriente, además de no tener derecho al vo
Ha sido después de la muerte del dictador, tras la instauración de la democracia en nuestro país cuando las mujeres hemos empezado a ocupar nuestro lugar en cuanto a derechos civiles y políticos se refiere, igualándola al hombre en derecho y obligaciones, aunque todavía no ha alcanzado de facto la plenitud de sus derechos, pues si nos trasladamos al mundo laboral todavía la mujer no es valorada en su justa medida y de acuerdo con sus capacidades, al menos igual que las del hombre, percibiendo salarios por debajo de éste, siendo menos, además, las mujeres que ostentan cargos directivos en las empresas.
Es lamentable en nuestros días la influencia del sistema patriarcal dentro del ámbito familiar que nos atribuye el peso del hogar, no sólo como criadoras de nuestros hijos, sino también en la llevanza de las labores domésticas que, unido a la incorporación al mundo laboral, nos convierte en “superwomans”, por lo que de nosotras la sociedad demanda. Basta con poner como ejemplo muchos anuncios de TV sexistas por los que todavía se vincula a la mujer al trabajo dentro de la casa.
Resulta pues, evidente, que la mujer hoy día no se puede relajar en cuanto a la demanda de la posición que nos merecemos dentro y fuera del ámbito familiar. Dentro porque todavía existen hombres o mejor dicho “machos” que siguen haciendo de la mujer su posesión y, fuera, porque seguimos siendo, salvo excepciones, las más machacadas y peor tratadas en el ámbito laboral.
Desgraciadamente, todavía siguen existiendo concepciones políticas, ligadas a la derecha, en las que a la mujer se las arrastra a un segundo plano, incluso tratadas con una anormalidad no propia de nuestros días, sobre todo si tenemos en cuenta otros países de nuestro entorno político y social, por las que se intenta negar derechos, dejando al libre arbitrio de una sociedad machista que ocupemos el puesto y lugar que nos merecemos dentro de la sociedad, intentando incluso recular en derechos como el decidir sobre nuestra maternidad.
En definitiva, las mujeres seguimos siendo aquella Eva del origen de la humanidad, un simbolismo que desgraciadamente sigue perdurando hasta nuestros días, no solo por la influencia religiosa del catolicismo en nuestra sociedad que ha fraguado a determinadas mujeres incluso más machistas que algunos hombres, que siguen pensando que la mejor posición para nosotras es con la pata quebrada y atada a la cama, así dejaremos de ser la tentación que permitan a bestias humanas hacer de nosotras lo que quieren.
Así que, para aquellos, que con una mentalidad obtusa y una perniciosa concepción de la mujer, dedicamos un día como el de mañana en el que llenaremos las calles la mujeres y hombres sin perjuicios, porque seguiremos luchando por nuestros derechos hasta la erradicación de esos animales de dos patas y con cabezas sesudas de épocas pasadas que dentro, incluso, del ámbito institucional, como ha resultado el poder judicial con algunas sentencias machistas, pero también en el legislativo por no derogar o modificar leyes obsoletas que arranquen de raíz el trato violento hacia las mujeres; así como, contra determinados políticos que dentro de una “derechona” rancia nos quieren o darnos lecciones de feminismo y moralidad. Límpiense primero ustedes su bragueta con olor a club de alterne a escondidas de sus esposas, antes de decirnos cómo debemos llevar nuestras vidas y gestionar nuestros derechos. He dicho.