La Justicia Social ha alimentado el terrible ego de los políticos durante varias décadas, queriendo echar por tierra, bajo argumentos de diversas índoles, un Franquismo que poco o nada había hecho por los más desfavorecidos. Lejos de entrar en polémicas vanas donde la conclusión puede herir más de una sensibilidad y sin pretender ironizar sobre una realidad que me parece imprescindible, diré que el término en sí es un sin sentido.
La Justicia Social ni es justa ni es social, y nunca ha pretendido serlo desde que se acuñó el término. Igualar clases sociales, sueldos, condiciones laborales y demás prebendas, aparte de sonar como una música armónica en los oídos, es una ilusión risoria que jamás podrá realizarse. Lo más interesante es que los grupos políticos en su inmensa ignorancia, creen que a día de hoy pueden engañar a alguien con esto. Justicia Social con sueldos de miseria, contratos aún más míseros, paro abrumador y juventud huyendo de España, dibujan un panorama social donde realmente lo que se necesita es justicia.
Mientras nos sigan gobernado zotes de todas las razas, con o sin pedigree, disfrazando su maldad y codicia en forma de buenismo, jamás podrá lograrse una ligera igualdad de clases, de género o de oportunidades. La ciudadanía y no los políticos, debemos luchar sin descanso por nuestros derechos; los suyos están blindados y de nada sirve quejarse, tenemos lo que nos merecemos.
“Mientras nos sigan gobernado zotes de todas las razas, con o sin pedigree, disfrazando su maldad y codicia en forma de buenismo, jamás podrá lograrse una ligera igualdad de clases, de género o de oportunidades”.
Mientras sigamos votando a los partidos que nos ofrece el panorama actual en España, la justicia social seguirá siendo un término para buscar en el diccionario con poca enjundia, pero con fundamento.