La diferencia más destacada con Venezuela es que el presidente de este país se elige por el voto directo de los ciudadanos, mientras que en EE.UU. el vencedor en cada Estado (menos uno) los llamados “votos electorales” se los queda todos el candidato con más votos directos, aunque no lleguen al 50%. Este sistema le permitió a Donald Trump ser presidente de EE.UU. con casi tres millones de votos menos que Hillary Clinton. (304 votos electorales para Trump y 227 para Clinton)
Si obviamos el tema Clinton, para centrarnos en la comparativa con Venezuela, podemos decir que Trump tuvo el respaldo del 45,96% de los votantes pero solo el 27,20% del censo. Yendo a Maduro los datos son 66,52% de los votos emitidos (votantes) y 30,43% del censo. Y conviene recordar que Maduro, digan lo que se diga en algunos medios de comunicación, competía con otros candidatos. Se puede criticar que tenía los medios de comunicación a su lado… pues como en cualquier democracia formal de estas que habitamos, aunque le demos la apariencia de competencia leal…
Ciertamente, el abstencionismo fue alto, cosa que sucede cuando hay una fuerte oposición que pretende deslegitimar el proceso. Pero si, en las legislativas de 2015, la abstención fue del 26% se puede especular que la oposición leal a Guaidó pudo movilizar a un 20% del electorado para que no fuera a votar. No es desdeñable pero sigue siendo menor que el apoyo que recibió Maduro (30%).
Nota llamativa. Rajoy gobernaba con un 22,85% del censo y Sánchez lo hace ahora con el 15,68%, independientemente de los pactos concretos para acceder al poder en ambos casos. Importante recordar que aquí no hay elecciones directas a presidente de gobierno.
En el sistema norteamericano y el venezolano, como en el francés –Macron obtuvo en primera vuelta tan solo el 23,4% de votos emitidos (18,2% sobre censo) y, gracias a la segunda vuelta, subió al 57% de votos que representan un 42,61% del censo–, existe separación de poderes, por lo que el legislativo y el ejecutivo se eligen por separado; es decir, cada poder responde directamente ante el pueblo y el sistema para deponer democráticamente a un presidente es complejo. En España y otros países, el depositario de la voluntad popular es el legislativo (Congreso y Senado), de donde emanan los otros poderes del Estado –existe división de poderes– por lo que el ejecutivo y el judicial son nombrados desde el Congreso y es quien puede deponerlos.
Si Sánchez acepta que un diputado de la oposición se autonombre presidente de Venezuela ¿Por qué no acepta la secesión de Cataluña? Evidentemente, porque no es democrático… aunque porcentualmente el secesionismo llega al 37% del censo. Parecen tener una doble vara de medir; lo mismo puede decirse del PP y C’s… Bueno, no demos ideas…
¿Todos los países donde su población pasa miserias deben derrocar a sus gobernantes?
Parece que existen índices de miseria y de pobreza por separado y que cerca de 2.800 millones de seres humanos viven con menos de 2 dólares por día. También parece que, en el índice de miseria, Venezuela tiene un lugar destacado junto a Brasil, Argentina, Sudáfrica, España o Arabia Saudí. No se cuáles son los criterios para entrar en dicho índice, pero parece que no son los mismos que para pertenecer al club de los países pobres, donde el ranking lo encabezan, prácticamente, países africanos. También es llamativo comprobar que en los países pobres suelen existir grandes riquezas nacionales. Es difícil sacar conclusiones pero las causas de la miseria y de la pobreza no siempre son internas de los países que las sufren.
En el caso venezolano, es evidente que la continua hostigación desde EE.UU. y sus satélites ha sido determinante para colapsar su economía. Sin por ello quitar responsabilidades a sus gobiernos. Pero de ahí a derrocar a todo gobernante y desde los criterios marcados por Mister Trump hay mucho trecho.
¿Comparar a Arabia Saudita con Venezuela es correcto?
Hay comparaciones que son odiosas. Ambos países tienen mucho petróleo; el venezolano tiene más costes de refinado, pero es más cercano a la metrópoli, a EE.UU..
No me consta que en Arabia Saudita haya un sistema electoral y derechos de ciudadanía, ni nada que se le aproxime ¡Es una monarquía absoluta! Los derechos humanos no están reconocidos. No existen derechos laborales (dicen que hay una pequeña apertura…???) Es un país que ha financiado terrorismo y guerras. Actualmente, sus bombardeos sobre civiles en Yemen son noticia a diario. Pero tiene una gran “virtud”: es fiel aliada de EE.UU.
El “pecado” de Venezuela es su falta de servilismo a los “dueños del mundo”. Con mayor o menor acierto, el chavismo ha pretendido poner la economía al servicio de las clases más desfavorecidas.
Como decía antes, los resultados de la política interna de un país no siempre dependen de sus gobernantes y de eso sabemos mucho en el sur de Europa (Grecia, Portugal, España,..) Lo que en Europa son los controles de la Troika, en Hispanoamérica se convierten en agresión económica y desestabilización política pura y dura.
A Trump, a Sánchez… a la UE, ¿solo les motiva la democracia?
Hablar de democracia es tan solo un subterfugio para ciudadanos ingenuos que se emocionan cuando repiten hasta la saciedad la maldad de Maduro, cual diablo con cuernos y rabo. Convertir a Maduro en un héroe tampoco es la solución.
El sistema político venezolano es presidencialista, como el yanqui. Trump tiene cerrada la administración porque el Congreso americano no le aprueba los presupuestos, con miles de empleados públicos en casa y sin cobrar. ¿Puede el Congreso de EE.UU. cesarlo y sustituirlo por alguien más capaz? Puede, pero no es fácil y, sobre todo, no puede hacerlo por autoproclamación nadie. Y, en todo caso, se han de demostrar delitos, como se intentó con Clinton.
El sometimiento de la UE a los intereses de EE.UU. es evidente. Europa está en decadencia y su proyecto es subsidiario del yanqui. Pedro Sánchez tiene poca entidad como político; eso sí, mucha ambición. Que hoy sea el adalid en Europa contra el régimen chavista tiene orígenes en la época de Felipe González y su amistad con el corrupto Carlos Andrés Pérez, y su particular interés de mantenerse en la poltrona; ¿Cómo atreverse a ser un verso suelto en la neoliberal Europa?
¿Dónde queda el principio de la no injerencia? Es la ONU el lugar donde se han de dirimir y solventar los conflictos de derechos humanos, de pobreza y de migraciones. Siempre con criterios colaborativos, no agresivos. Sr. Sánchez ¿Le parece más demócrata Puigdemont y Torra? ¡Preocupante!
¿Que expectativas tiene la sociedad venezolana si triunfa Guaidó?
Venezuela no tiene buenas expectativas ni con Maduro, porque la presión externa es muy fuerte y el apoyo de Rusia y China no se ha materializado, y menos aún si EE.UU. consiguiera colocar al monigote de Guaidó en la presidencia. La represión que se desataría y la conflictividad social serian enormes. Eso si, mediáticamente nos lo endulzarían.
Las multinacionales estadounidenses están salivando ante el negocio que pueda suponer entrar a saco en Venezuela, como lo hicieron en Irak y en Libia.
La amenaza de un Vietnam hispanoamericano es real si EE.UU. persiste en su política de considerar a toda América Central y del Sur como su patio trasero.
Esto es un problema geopolítico, geoestratégico… y detrás está la lucha de clases en su concepto más mundialista
Las tensiones geopolíticas actuales no tienen tanto que ver con ideologías como con intereses. Rusia y China son actores principales en el concierto internacional y con muchos intereses en todo el mundo, incluidas Centroamérica y Sudamérica. Rusia no puede considerarse hoy un sistema comunista, más bien capitalista. China, en tanto que participa en el mercado mundial con criterios de mercado, no puede tampoco entrar en la categoría de conflicto ideológico. La decadente Europa se mantiene en la órbita norteamericana lo que le impide y limita su propio desarrollo al aceptar esa subsidiariedad.
Las técnicas utilizadas en Siria, financiando incluso al DAESH de forma encubierta, provocó la emigración forzosa de millones de ciudadanos de Siria y países limítrofes. La intención siempre fue invadir Siria con la justificación de que Bashar al-Ásad era un sátrapa, un dictador odiado por su pueblo. Hoy, la verdad, tras la derrota del DAESH y de los grupos terroristas financiados directa o indirectamente por EE.UU., se impone y es deseable que Siria se recupere de esa guerra invasiva.
La realidad es que la lucha de clases sigue siendo el motor del mundo. La acumulación de la riqueza en pocas manos es una realidad ofensiva en un mundo que se considera a sí mismo evolucionado. Los países juegan un papel en esa contienda, incluso más allá de la voluntad de sus gobernantes. Si Venezuela cae en las garras del Tío Sam tendrá razón Warren Buffett cuando afirmó que “la lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando“.
¡No al golpe de estado en Venezuela!