YO POLÍTICO. TÚ IDIOTA

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Manipulación Plítica
Un gran problema que tiene la clase política, o tal vez sería más correcto decir la casta política, como la bautizó el mismísimo Pablo Iglesias, el de las camisas de leñador, a la que ahora pertenece él; es que se creen superiores a ese pueblo que dicen representar, de manera que, no les duele en prenda de reírse de esos mismos que les mantienen en el poder con sus votos.

 

Sí, se ríen de nosotros porque nos tratan como a auténticos idiotas, tal vez porque realmente lo somos, al menos esa mayoría que los empodera, sin merecerlo y sin pajolera idea de desempeñar su trabajo, ascendidos en un escalafón interno de mando por el único mérito de saber pasar la mano por le hombro de quienes depende su encumbramiento en la escala de mando.

Sólo basta tomar como ejemplo dos hechos que han acaecido recientemente en dos partidos radicalmente opuestos, Partido Popular y Podemos, respecto a la solución política dada a las crisis surgidas en su seno, originadas por dos mujeres, también muy diferentes entre ellas, y por cuestiones que, aunque nada tienen que ver la una con la otra, son ejemplos válidos para analizar la repercusión mediática que han tenido en los ciudadanos.

Empecemos por el más grave debido a los daños colaterales que han causado, como los ha denominado mi compañero Rafael Villar en este mismo medio, no deja la menor duda que la actuación de su protagonista y la del partido que la ampara son un ejemplo clarísimo de que, sus egolatradas señorías, además de no tener ni pizca de vergüenza, faltan el respeto a la inteligencia de los sufridores ciudadanos. Aunque, visto lo visto, quizá no seamos tan inteligentes como nos pensamos, pues todavía hay quien, antes las evidencias de ciertos políticos de no actuar con arreglo a una mínima decencia que exige su cargo, los defienden. Son los adoctrinados, los borregos, quizás tan indecentes como aquellos, los que enarbolando la bandera de su partido se creen que son los únicos salvadores de la patria, cuando no dejan de ser unos patriotas de pacotilla que anteponen los intereses del partido a los generales, desoyendo ese mandato constitucional que marca como guía de la actuación de los poderes públicos, la satisfacción de interés general con arreglo a la propia Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.

“Son los adoctrinados, los borregos, quizás tan indecentes como aquellos, los que enarbolando la bandera de su partido se creen que son los únicos salvadores de la patria, cuando no dejan de ser unos patriotas de pacotilla  “

Pero, bajando de las ramas para no convertir esto en un razonamiento de un simio político, como hacen ellos, siempre huyendo de la respuesta a esa pregunta certera de algún periodista avezado en estas lides o de otro político con más decencia y honradez política; a muchos, no nos duele en prenda decir que Cristina Cifuentes se ha convertido en uno más de los muchos inmorales que cobija su partido bajo las alas, no de una gaviota, sino de un buitre, y no por metamorfosis, sino más bien porque en este partido tienen más cabida los buitres carroñeros que cualquier otro ave con imagen de grácil vuelo, bonito aspecto y dulces movimientos, como pretendió la Cifuentes dando una imagen de niña buena e inmaculada, y de tolerancia política. Venga ya.

Ya le vale a la a actual presidenta de la Comunidad de Madrid, porque su estupidez e innecesario comportamiento de aparentar más, atribuyéndose una titulación académica que no posee, esperemos sea la única, no sólo ha puesto en duda su credibilidad política, por aquello de que, los que gobiernan, deben dar ejemplo con su conducta al resto de ciudadanos, sino que, además, también ha contribuido a cuestionar la actuación de determinados estamentos oficiales cuya actuación debe ser objetiva e igual para todos.

Ninguna respuesta que ha dado Cifuentes satisface a la mayoría de la opinión pública, ni siquiera a su propio partido que, a pesar del esfuerzo de limpiar su imagen utilizando la técnica habitual del ventilador para que la mierda salpique también a otros, con el mismo complejo de “titulitis”; pero, lo peor de todo, ha sido su actitud arrogante y soberbia que, indudablemente la va a pasar factura en cuanto a su carrera política por una moción de censura que esperemos prospere para  limpiar la imagen que, tanto ella como sus predecesores, han dejado en la administración de la Comunidad Autonómica madrileña, aunque sabiendo que todo depende del partido de Albert Rivera, cualquier cosa es posible, debido a su actitud continuada de apoyo al Partido Popular, disfrazadas de algunas críticas que al final no se materializan en una censura efectiva contra tanta podredumbre, convirtiéndose en cómplices o cooperadores necesarios para que la mafia del gobierno de los populares llegue a su fin. Otros también que toma a los ciudadanos por tonto útiles.

Pero, si todas las respuestas dadas por Cifuentes carecen de rigor, la última, es poner la guinda en el pastel de mierda en que se ha convertido su presunto master, mierda que no le importa remover a pesar del pestilente olor que desprende, porque renunciar a un título que no existe para taparnos la boca a los que en vez de borregos preferimos ser la oveja negra y criticar a los gobernantes si se lo merecen, no por simple afición, sino por necesidad de descubrir la verdad y limpiar la política de tanto listo cuya única meta es conservarse en el poder a cualquier precio.  Como si la renuncia sirviera para hacer borrón y cuenta nueva. Otra actitud que demuestra su falta de respeto a la ciudadanía, tomándonos por memos superlativos.

Otro caso, protagonizado también por una mujer, aunque su actitud no tiene que ver absolutamente nada con la de la anterior, sino todo lo contrario, por defender la democracia interna y transparencia del partido al que pertenece;  merece especial atención, sobre todo por las consecuencia debido al revuelo causado en su seno, provocando una crisis cuya solución exprés sólo convence a los suyos.

Es el caso de Carolina Bescansa, y del documento filtrado desde su entorno en relación con las elecciones autonómicas y locales a celebrar en mayo del próximo año, en el que se crítica la falta de democracia interna, como finalmente ha evidenciado la respuesta dada por su Secretario General, al poner a la cabeza como candidato a la Alcaldía de Madrid a un Errejón temeroso de sacar la cabeza por si se la cortan, sin ni siquiera unas primarias que legitimen democráticamente tal propuesta. Para que luego digan que no les gusta los protagonismos.

Esta elección a dedo para cerrar esta crisis interna causada por la autocrítica de Bescansa hace que vuelvan las listas plancha que hicieron que, en su momento, Pablo Iglesias  tomase las riendas de su partido. Esta es la democracia interna de la que presumen,  la de ser diferentes a los demás, cuando sus luchas por el poder evidencian lo mismo que en el resto de partidos políticos, es decir, una tomadura de pelo a los ciudadanos vendiéndonos una realidad ficticia. Pero lo que es peor, también se ríen de sus propios votantes y de sus inscritos, como llaman a sus afiliados implicados, sabiendo que por su borreguismo nadie les hará frente y si lo hacen, ya se encargarán de cortarles la cabeza o lo que haga falta como pretenden ahora con Bescansa, cuya cuya honradez ha demostrado haciendo una autocrítica, que muy pocos han tenido los arrestos de hacer.

Yo político, y tú tonto de capirote. De esto va la historia, de un pueblo sumiso que todavía sigue votando a los indecentes creyéndose todas sus paparruchadas y tragándose todas sus indecencias; pero, sobre todo un pueblo con falta de criterio, madurez política y adoctrinado. Unos a la derecha y otros a la izquierda, pero con muy poca diferencia entre ellos cuando se trata de defender a los suyos aunque no se lo merezcan, olvidando que lo que realmente engrandece la política es la honradez y el buen trabajo de quienes se dedican a ella.

Seguramente, no tengamos que esperar mucho para descubrir otra sinvergüencería de nuestros dirigentes, y otra vez volver a empezar, los de un lado metiéndose con los del otro, dentro de una guerra sucia que a nadie beneficia, y menos a un país como el nuestro cuya turbulencia política hace que estamos dando una imagen internacional lamentable.

A todos esos tontos y listos hay que recordarse que, como dijo Lysander Spooner: “Un hombre no es menos esclavo porque se le permite elegir un nuevo amo tras un periodo de tiempo”. De manera que, quienes quieran  ser libres, no sólo se deben limitar a introducir un voto en la urna cada cuatro años, sino ser lo suficientemente valiente como para criticar a quien se lo merece, porque la identidad ideológica con un determinado partido, si es que por su comportamiento podemos hablar de ideologías, no debe nublar nuestros sentidos, sino todo lo contrario, abrir nuestra mente y manifestar nuestra libertad de pensamiento a sabiendas de que a algunos o a muchos no les pueda gustar.

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